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Diego Martínez, el director técnico del ascenso que llegó a Godoy Cruz con ADN de Barcelona
Godoy Cruz es un club innovador en la búsqueda de directores técnicos. Suele salirse de la rueda de apellidos repetidos que van de un club al otro y apuesta por entrenadores sin tanto currículum, deseosos de tener una oportunidad en la primera categoría para hacer carrera en la profesión. Diego Cocca, Omar Asad, Martín Palermo, Jorge Almirón, Carlos Mayor, Gabriel Heinze, Sebastián Méndez, Lucas Bernardi, Diego Dabove y Marcelo Gómez pasaron por ese laboratorio de la dirección técnica que es el Tomba.
Tras el breve paso del despedido Mario Sciacqua, el presidente José Mansur, a cuyos oídos llegó una recomendación de Dabove, le hizo una propuesta a alguien que nunca tuvo un equipo a cargo en la categoría superior y venía con un reconocimiento creciente en el ascenso. Diego Hernán Martínez (41 años) dirigía a Estudiantes, de Caseros, al que en 2019 subió de primera B a la primera Nacional, en la que ocupa el tercer puesto de la Zona A que da acceso al Reducido por otro ascenso.
Con una trayectoria de cuatro años en la dirección técnica, Martínez fue dando todos los pasos: primera D (Ituzaingó), C (Midland y Cañuelas), B (Comunicaciones y Estudiantes) y Nacional (Estudiantes). Como futbolista también trajinó varias canchas del ascenso. A todo ese fútbol áspero, con estructuras básicas, Martínez lo procesó y reformuló con los métodos y la visión futbolística que se le abrió desde que tuvo contacto con los procesos de formación de Barcelona.
Martínez se relacionó con varios de los cerebros de la escuela de Barça. Su discurso tiene connotaciones académicas, es un tanto sofisticado para el hincha del tablón, y está despojado de todo individualismo. Siempre habla de "nosotros", en referencia al cuerpo técnico cuyos demás integrantes lo acompañan desde el primer momento y lo seguirán en esta aventura al pie de la Cordillera de los Andes.
La foto de su perfil de Whatsapp es una imagen de sus hijos Juan Cruz y Valentín, sonrientes por un abrazo de Lionel Messi. "La sacamos en 2014, cuando estuve una semana en La Masía. Juan Cruz tenía 9 años y Valentín, 6. Lo recuerdan como si fuera ayer. Fue una de las mayores alegrías que tuvieron. Tenemos absoluta admiración y devoción por Messi. Para mí es un líder. Se supera y se reinventa para mantenerse en la elite del fútbol durante tantos años. Los valores que transmite me sirven para educar a mis hijos. Es un ejemplo para todos los argentinos", expresó Martínez, en diálogo con LA NACION.
–A principios de año quizá te imaginabas dirigiendo en el futuro en primera con un ascenso de Estudiantes. La posibilidad te llegó antes y por otra vía.
–Totalmente. Era nuestro sueño/objetivo en Estudiantes. Al principio muchos no creían como nosotros. Cumplimos las etapas y dejamos al club en un momento muy bueno. Irme fue una decisión muy complicada por un montón de factores que me unen al club. Estudiantes hizo un esfuerzo por retenernos, pero ante esta incertidumbre [pandemia de coronavirus] y el llamado de un club como Godoy Cruz, no tuvimos dudas de que era la mejor opción para seguir creciendo. Más allá de los sentimientos encontrados, en Estudiantes entendieron la situación y me apoyaron desde el primer momento. El club se portó de manera excelente.
–Para aquellos que no te conocen como entrenador, ¿cómo te presentarías? ¿Qué clase de técnico sos?
–Somos un grupo de trabajo joven, muy inquieto, con ganas de progresar. Nos autoexigimos para después exigirles a los futbolistas. Procuramos una relación de cercanía al jugador. Creemos que esa es la manera de construir los procesos de trabajo. Los futbolistas, sin dudas, son lo más importante que tiene el fútbol. Como entrenador me gusta armar un equipo protagonista, que a partir de la posesión trate de llegar la mayor cantidad posible de veces al arco rival y que esos ataques se traduzcan en situaciones de gol. Y ser equilibrados a la hora de defender.
–¿Por qué Godoy Cruz se fijó en vos?
–Godoy Cruz les brinda la oportunidad a técnicos jóvenes. Tiene un montón de ejemplos con los que nos sentimos identificados. Uno de los últimos es Diego Dabove, con quien tengo una amistad muy grande porque jugamos juntos. Diego Cocca, Jorge Almirón, Gabriel Heinze, Sebastián Méndez son otros casos, cada uno con su impronta. Tenemos [por el cuerpo técnico] puntos en común con ellos.
–Dirigiste en las cuatro categorías del ascenso. ¿Qué aprendizaje podés aplicar en primera?
–Muchísimo. Cada categoría tiene su dinámica y su realidad, a las que debimos adaptarnos, pero la esencia es la misma, en lo referente a la constancia, el esfuerzo y la dedicación. Esa es una forma de mostrar nuestro perfil. También es lo que queremos de nuestros equipos: que el trabajo colectivo no se negocie; todos somos importantes para conseguir un objetivo. No hay nada ni nadie más importante que el equipo. Nada se logra de manera casual. Atrás hay muchas horas de trabajo y dedicación. El futbolista debe entender eso. La gente a lo mejor piensa que la realidad del futbolista es la de las dos horas que va a entrenarse y nada más. En el alto rendimiento hay un cuidado personal, un sobreentrenamiento fuera de turno para optimizar virtudes y corregir deficiencias, para ser un jugador de elite. Eso es innegociable para nosotros. Creo que será bueno transmitirlo.
–Mantenés el mismo cuerpo técnico desde que empezaste a dirigir, en primera D. ¿Van juntos a Godoy Cruz?
–Sí. Se sumó Omar Mateo, el editor de imágenes. Estamos evaluando la posibilidad de agregar otro entrenador. Los demás somos los mismos. Juan Sara [ayudante de campo] había trabajado en River. El preparador físico Juan Manuel Conte tenía experiencias en Atlanta y en Mitre, de Santiago del Estero. Patricio Ciavarella, el entrenador de arqueros, también es psicólogo social. Y yo, que venía del fútbol formativo de Boca.
–¿Cómo ingresaste al fútbol formativo de Boca?
–Por medio de Jorge "Coqui" Raffo, con el proyecto de Barcelona en la Argentina. Yo había sido dirigido por Raffo, me formé con él.
–De ahí te fuiste a dirigir a primera D, a Ituzaingó. A primera vista parece una apuesta arriesgada.
–Sí, me decían que estaba loco, que era un inconsciente por la decisión que estaba tomando. Pero bueno, mi vida tiene que ver un poco con eso, y tratamos de que también nuestros equipos tomen riesgos, en busca de lo que nos apasiona, de los sueños que perseguimos. Si miro cuatro años hacia atrás, creo que está yéndonos bastante bien.
–¿Cómo fue que llegaste a la Masía, de Barcelona?
–Por mi función en Boca tuve la posibilidad de estar una semana. Me reuní con Joan Vila y Albert Puig, que estaban a cargo de la metodología de la cantera. Vi de cerca cómo se entrenaban los chicos. Era la época en que estaba el Tata Martino [2013/14], que me permitió presenciar algunos entrenamientos.
La semifinal ante River en la última Copa Argentina
–¿Y cómo fue esa experiencia?
–El proyecto Barcelona me cambió la cabeza en cuanto al proceso metodológico. Descubrí el microciclo estructurado y el entrenamiento integrado del entrenador Paco Seirulo. Empecé a prepararme con la periodización táctica de Víctor Frade. Entendí que ese era el camino que quería transitar, con mi experiencia como futbolista y mi formación como docente y profesor de educación física. Y a partir de eso, crear una identidad de trabajo. En eso estamos.
–¿Es muy pretencioso decir que sos un alumno de la escuela de Barcelona?
–No lo sé. Sí, que me formé a partir de eso, de su modelo de juego y sus principios, el ataque, la defensa, las transiciones. Buscamos ejercicios para que aparezcan conductas que queremos trabajar. El principio de la alternancia horizontal, de la progresión compleja. No entendemos el entrenamiento dividido en partes, sino en el trabajo conjunto de todas las áreas: la técnica, la táctica, la coordinativa, la psicológica. Nosotros le agregamos algo que creemos importante: la pelota parada.
–¿Cómo bajarías al idioma de la tribuna lo de "periodización táctica"?
–Es un método de trabajo que desarrolló el portugués Víctor Frade. Privilegia el modelo de juego a partir de la idea del entrenador. Consiste en desarrollar grandes principios, en generar ejercicios, conductas y pautas que querés ver en tu equipo para que aparezcan el día del partido. Todas situaciones de juego que tengan que ver con la pelota. Antes hacíamos pasadas de 200 metros, era sólo correr; ahora se tiene que hacer eso con la forma de juego que uno pretende. El técnico tiene que entender algo de preparación física y el profe tiene que entender el modelo de juego que el entrenador quiere.
–¿Pudiste acá llevar a la práctica ese sistema?
–Uno no puede copiar y pegar, porque las sociedades son distintas. Los argentinos tenemos una idiosincrasia distinta a la catalana, sin creerme un experto en cómo son los catalanes. Uno tomó las formas y el cómo, que son lo que a mí me identificó; el entrenar situaciones de juego. No nos costó porque lo que el futbolista quiere es trabajar en todo momento con el elemento, con la pelota. Si a eso le presentás ejercicios atractivos, que los jugadores sientan que les sirven el día del partido, la recepción es buena, a los jugadores les ha gustado siempre.
–¿Qué técnicos argentinos te gustan?
–Me identifico con entrenadores como Dabove, Gallardo, Heinze. Con el "Huevo" Rondina tengo una amistad; es como un espejo para muchos de los que estábamos en el ascenso. Me encanta Almeyda, con su propuesta de tomar riesgos. Los equipos del "Chacho" Coudet también me gustan. Hay grandes técnicos en la Argentina, por eso nos buscan en otras partes del mundo.
–En la Copa Argentina pasada, tu Estudiantes eliminó a Colón, Arsenal y Tigre y llegó a la semifinal contra River. ¿Eso fue una gran vidriera para tu trabajo?
–Para los que trabajamos en el ascenso, la exposición que da la Copa Argentina es muy importante. Es la posibilidad de demostrar que nuestro trabajo puede estar cerca del fútbol de elite.
–Asumís en un equipo que terminó último en la Superliga y con un plantel que se desarmó mucho. ¿Qué te pidieron? ¿En qué vas a enfocarte?
–Estamos viendo la conformación del plantel. El club quiere la estabilidad y los resultados positivos que tuvo hasta hace poco con Diego Dabove. Con nuestra identidad, buscaremos eso.
–¿Vas a contar con el "Morro" Santiago García?
–Sí, es parte del plantel. Un delantero de su jerarquía será también un desafío para nosotros.
–Godoy Cruz se caracteriza por buscar directores técnicos que no están en la primera línea de la agenda mediática, pero últimamente tuvo poca paciencia con algunos. ¿Sentís mucha presión para que te vaya bien de arranque?
–No, la presión normal. Uno sabe cómo son las reglas de juego. La presión es la que nos ponemos nosotros para hacer las cosas cada día un poco mejor.
–Mario Sciacqua, el técnico anterior de Godoy Cruz, cree que lo despidieron porque al presidente José Mansur no le gustaba su estilo de juego defensivo. ¿Con vos fueron a buscar otro estilo?
–Mario hizo un gran trabajo, sacó una buena cantidad de puntos. Soy respetuoso de la gente que está trabajando en el fútbol desde hace tanto tiempo, como Mario.
–¿La eliminación de los descensos hasta diciembre de 2021 supone un alivio?
–La verdad es que no. No es algo que nos haga cambiar nuestra forma de sentir el trabajo ni nuestra propuesta. Somos muy resultadistas, queremos ganar, y creo que para eso debemos mantener las formas que nos permitieron llegar hasta acá. Cuando llegué a Cañuelas [primera C] estábamos a un punto del descenso directo e hicimos la mejor campaña en la historia del club en porcentaje de puntos.
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