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Diablito Echeverri: la joya de River que no debutó en primera y camina en puntas de pie, pero ya es famosa
Hace años que en el club de Núñez hablan del delantero, pero a los 17 años cuida el bajo perfil: una historia increíble
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De las canchas de tierra de los torneos en Resistencia, Chaco, con el Club Deportivo Luján, al perfecto césped del Venice Champions Trophy en Venecia, Italia. La explosión de Claudio Echeverri pudo tranquilamente ser un guión de película hollywoodense. En 2017 pasó de jugar con sus amigos en su suelo natal a ser fichado por River tras una prueba en la que deslumbró a los ojeadores. Y la primera vez que se subió a un avión para salir del país, con tan solo 11 años, fue para hacerle cuatro goles a Juventus en un 6-1 que se volvió viral y acaparó la atención del fútbol argentino. Con la camiseta número 8 en la espalda y una remera negra que le bailaba por su pequeña contextura física, el nombre del Diablito se instaló tras ese torneo infantil de siete jugadores y la ola no paró de crecer. Hasta llegar al ansiado 2023: tras un buen arranque en reserva y su gran tarea con la selección en el Sudamericano Sub 17, el técnico Martín Demichelis decidió subirlo a primera la semana pasada. Su sueño está cada vez más cerca de cumplirse.
Enganche, mediapunta o delantero, hace seis años que el apellido Echeverri retumba en medios y redes sociales. Su nombre es replicado una y otra vez en las tribunas del estadio Monumental por los hinchas. Las cámaras de televisión iban a hacerle un seguimiento exclusivo en inferiores. Los técnicos le ponían marca personal hasta en fútbol infantil y los rivales se dedicaban a frenarlo con patadas.
En Instagram tiene casi 400 mil seguidores sin haber debutado en primera. Y sus goles con la camiseta de River y de la selección argentina son furor en redes sociales. A comienzos de 2023 firmó su primer contrato profesional hasta diciembre de 2025 con una cláusula de rescisión de 25 millones de euros y la expectativa por su debut oficial es altísima, pero Claudio desde muy chico convive con la exposición y la presión que tuvo su figura desde aquel campeonato en Italia. Y todas las personas que lo rodean lo definen como un joven humilde, leal y centrado que nunca se dejó llevar por todo lo que se dice sobre él.
“Yo estoy tranquilo. Hablo mucho con familia sobre este tema, me están pasando muchas cosas y siendo tan chico la verdad que a veces siento mucha presión de la gente. Pero es lo que me toca y tengo que convivir con eso. A veces me estresa o me cansa. Tengo que tratar de convivir con esto que es un montón, pero también estoy bien acompañado por mi familia y los que me rodean. Hay mucha expectativa y estaba un poco bajón por ese tema porque uno se pone a pensar y dice ‘tengo que dar lo mejor para que la gente piense todo lo que se habla de mí’. Pero una vez que entro a la cancha trato de olvidarme y darle lo mejor al equipo”, explicó el joven de 17 años en TyC Sports durante el reciente Sudamericano Sub 17. Y en eso se trabaja en River día a día: contener, amparar y respetar.
En 2016, con solo 10 años, Claudio Otermín y Daniel Brizuela fueron a verlo a Chaco y le ofrecieron viajar a Buenos Aires para tener una prueba en el club de Núñez. No solo la descosió durante esa semana de entrenamientos, sino que tomó una decisión: si su mamá no se quedaba con él, se volvía. No quería vivir en la pensión. Así, la institución optó por alquilarle un departamento a la familia para que pudiera estar con sus padres Domingo y Rosa y su hermana Mariela. Y hasta tenían pasajes para poder viajar a Chaco y visitar a sus otros cinco hermanos mayores que seguían en Resistencia.
Perfil bajo al 100 por ciento, sus cualidades futbolísticas se potencian con un grado de inconsciencia que le permite abstraerse de su estrellato para jugar con naturalidad. Oscar Castellanos, entrenador de aquel viaje a Italia con la categoría 2006, le explica a LA NACION: “Es un jugador realmente diferente. Nosotros, que estábamos en el día a día del club, ya lo conocíamos, pero después de los goles a Juventus cambió todo. Es difícil manejar todo lo que le pasó. Llegó de Chaco y tuvo que afrontar un montón de cosas. Por suerte, vive con su familia desde el primer día y los padres lo cuidaron mucho. Está muy contenido familiarmente y por los psicólogos del club. River ampara muy bien a sus chicos”.
En ese famoso 2017, además de aquel campeonato en Venecia con otros 11 clubes gigantes del mundo en el que el equipo llegó a semifinales, fue campeón invicto en infantiles en AFA. “En aquel momento, cuando era más chico, marcaba mucho más sus diferencias. Es encarador, gambeteador… con parecidos al Burrito Ortega en algunas cosas. Después tuvo un estancamiento lógico en un momento propio de su crecimiento. Pero hoy está mostrando lo mejor de su nivel, por eso desde al año pasado ya juega en Reserva. Yo le veo un futuro inmediato en primera”, agrega Castellanos.
Gabriel Rodríguez, actual coordinador de las infantiles que hace más de 24 años trabaja en distintos puestos como formador en River, sigue los pasos del Diablito desde su primera prueba. Y explica: “River tiene un departamento de captación muy extenso y el primero que lo observó en Chaco fue Luis Pereira, quien pasó su informe. Luego viajaron Otermín y Brizuela para verlo. Cuando vino, me gustó su rendimiento, fue muy positivo. Le vi cosas realmente distintas, con destellos de habilidad, calidad y creatividad con solo 10 años”.
Y amplió: “Fue difícil en aquel momento porque no quería separarse de los padres. Así que lo trajimos dos semanas y se quedó en la casa de Sergio Spataro, hasta que hablamos con el presidente Rodolfo D’Onofrio y planteamos su situación. Llegamos a un acuerdo, el club se hizo cargo del alquiler de una casa en Buenos Aires para que pudiera quedarse a entrenar y hasta le consiguió un trabajo a su padre. Es muy difícil el desarraigo de un chico de pueblo que se aleja de sus amigos. Los chicos extrañan mucho, por eso fue un gran gesto de River”.
Histórico cazatalentos del baby de Parque Chas y formador de figuras como Marcelo Gallardo, Hernán Crespo, Javier Saviola, Andrés D’Alessandro, Erik Lamela, Manuel Lanzini, Sebastián Driussi, Julián Álvarez y Enzo Fernández, el propio Rodríguez lo llevó a jugar a su club para potenciarlo. Y la rompió hasta de arquero: “Claudio estuvo con nosotros en el baby de Parque Chas. Y terminaba jugando de arquero porque salía con la pelota dominada desde abajo y apilaba gente de arco a arco. Las condiciones de él siempre fueron diferentes, marcó grandes diferencias. No me gustan mucho las comparaciones, pero tiene cosas de Ortega por su forma de jugar. Puede ser mediapunta o jugador de definición porque se mueve por todo el frente de ataque, no es el típico enganche”.
A la hora de definir al Diablito por fuera de su talento futbolístico, Rodríguez repite lo mismo que sale de la boca de todas las personas que lo conocen o forman parte de su entorno: “Yo viví muchísimas cosas con él. En infantil, baby y hasta octava división. Sé que él está en el camino correcto, es un chico sencillo y ubicado. Lo escuchás declarar y hasta pide disculpas al pueblo argentino cuando no le salen las cosas. Es un pibe sanito y los padres son humildes y correctos. Ojalá que lo acompañen siempre. Muchas veces los chicos cuando llegan a primera se encuentran con vicisitudes que tienen pros y contras. Pero no hay que apresurar los tiempos de maduración. Él se tiene que fortalecer físicamente y eso se da con el paso del tiempo. Ya está jugando en Reserva, marcando goles y es positivo. Pero en primera se achican los espacios y se reciben muchos golpes. Mi sueño es verlo jugar, pero la prioridad de mi trabajo es esa: que lleguen formados a primera”.
Hasta 2019, los pasos de Echeverri se dieron en las categorías infantiles del club. El propio jugador siempre recuerda que los entrenadores que tuvo hacían foco en controlar su enojo al perder la pelota y en su rol de presionar y recuperar la pelota en campo rival, más allá de mirar siempre el arco rival. Uno de los que más nombra en sus entrevistas por el cariño y el aprecio que le tiene es Hernán Palermo, quien estuvo en pre-novena. Y el técnico le cuenta a LA NACION: “Apenas lo vi me hizo acordar a Messi. Con esa edad y tan chiquito de físico, pero con una gambeta endiablada. Ya era muy veloz. Tuve siempre una relación muy fluida con él. A la categoría 2006 venían a filmarla por él, y el Diablito respondía con goles. En algún punto se tornó un poco tormentoso para todos, pero gracias a Gabriel Rodríguez y Juanjo Borrelli, que en ese momento eran los coordinadores, se llevó bien. Ellos estuvieron siempre cerca de Claudio y su familia para que el chico no la pasara mal”.
En aquel momento, su reconocimiento era tal que, en un torneo nacional de infantiles que se jugó en Ayacucho, el Diablito tuvo que sacarse fotos con infinidad de chicos y adultos que ya lo conocían. “Fue impresionante, se sacó como 500 fotos. Es que desde que llegó al club no paró de crecer su nivel, a la par de su fama. Y en esa pre-novena su juego no fue tan destacado debido a su tardío desarrollo. Tuvo otro rol, con un juego más inteligente. Se adaptó porque ya no se sacaba tan fácil dos o tres jugadores de encima. Su cuerpo estaba creciendo, pero la calidad siempre siguió intacta. Tiene pegada y pases gol exquisitos, técnica, gambeta en velocidad hacia adelante y entiende el juego a la perfección. En el corto plazo está claro que va a quedarse en el plantel profesional”, cuenta Palermo.
Dentro del mundo River, su figura siempre tuvo un foco de atención particular. No solo por su juego y el retumbe que produce hace años su apellido en las vidrieras del fútbol europeo que ya lo empiezan a seguir de cerca, sino por la contención que se le brindó para que pudiera transitar su desarrollo sin desviar el camino.
Fernando Guarini, expresidente del fútbol amateur del club y actual presidente del área de la Reserva, desarrolla: “Cada vez que aparece un jugador como Claudio es imposible no ilusionarse. Pero si desde el club no bajamos las ansiedades, estaríamos equivocando el camino. Él es un chico muy sencillo y humilde. Nunca se vio afectado por lo que fue pasando. Tiene una familia que lo acompaña siempre. Lo que cambió es que se fue haciendo más conocido y quizás los hinchas quieren verlo ya en primera. Pero nosotros siempre intentamos cuidarlo y exponerlo lo menos posible. Tenemos un grupo grande de profesionales que acompañan el crecimiento de los chicos y eso favorece su desarrollo”.
En 2020 pasó por novena casi sin competencia por la pandemia y en 2021 estuvo en octava sin poder ser campeón: River cayó en una dolorosa final con Vélez en la que debió ser reemplazado en el segundo tiempo por una durísima patada que lo sacó del juego. Se retiró llorando del campo con dolor y debió procesar un golpazo inesperado. Hasta que llegó un esperado 2022 y nuevamente aparecieron los sinsabores. Tras el segundo partido del año, sufrió la fractura de una vértebra lumbar que lo marginó unos cuatro meses. Pero volvió, fue campeón con una goleada 7-1 a Independiente en la última fecha y hasta se dio el lujo de debutar en Reserva y dar sus primeros pasos en el Sub 17.
Javier Alonso fue el técnico de aquel equipo campeón y narra su experiencia con el Diablito: “Lo vi jugar por primera vez en infantiles en el sintético. Le ganaron 2-1 a Lanús e hizo un lindo gol. Fue muy lindo ver a un jugador de esas características. En River siempre se habló de Claudio, pero ahora saltó para todos lados su calidad y esa explosión se la merece. Es un gran jugador y un gran chico. Yo trabajé con él en séptima, pero en la segunda fecha se lastimó y estuvo cuatro meses sin jugar. Pero fue un placer verlo entrenarse, es un jugador con mucha calidad, hace todo muy sencillo, entiende rápidamente las indicaciones. Tiene condiciones naturales muy buenas”.
Aquel año, la séptima sacó 65 puntos, con 21 victorias, dos empates y cuatro derrotas, metió 75 goles y recibió solo 28. ¿La figura? El 10, Echeverri, acompañado por Ulises Giménez y Agustín Ruberto, otras dos grandes promesas del Sub 17 argentino. “Claudio es un referente para todos sus compañeros. Los rivales lo respetan mucho. A veces lo muelen a patadas y él no se queja. Se levanta, juega y hace jugar a los compañeros, que lo quieren mucho. Es muy completo para su edad: tiene uno contra uno, panorama, juego asociado, le pega bien, es rápido y valiente”, cierra Alonso.
A día de hoy, Echeverri tiene diez partidos oficiales en Reserva con cuatro goles en un River que es escolta de Vélez con tres puntos de distancia. El último sábado, después de una lejana posibilidad de ser convocado para la primera que fue descartada, jugó el superclásico en Boca Predio y sumó 60′ en un apagado 0-0. Pero su gran torneo en el Sudamericano con el Sub 17 con cinco goles y dos asistencias en nueve partidos para clasificar a la selección al Mundial fue otro punto de ebullición: en Europa ya hablan de intereses de Real Madrid, Milan, PSG, Feyenoord y Genk, entre otros.
Demichelis ya lo subió a la primera, quedó muy conforme con sus primeros entrenamientos y en Núñez mantienen constantes contactos con su representación para analizar una posible extensión y mejora de contrato para duplicar su cláusula de rescisión de 25 a 50 millones de euros. Mientras tanto, Echeverri sigue su camino. Como lo hizo siempre: tras el Sudamericano, tuvo una semana de descanso y se fue a Chaco a estar con su familia. Su cable para mantener los pies sobre la tierra.
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