LA NACION

Desamparados, la historia del humilde rival de River

Después de siete años en el Argentino A, llegó casi de casualidad a la B Nacional y nunca imaginó a los millonarios como rivales

Actualizado el 12 de julio de 2020

Por Ariel Ruya

Era mayo de 2011. Los jugadores de Sportivo Desamparados, "el orgullo de San Juan", como reza su sitio oficial, armaban las valijas para irse de vacaciones: el deber había sido cumplido. La clasificación al torneo reducido del Argentino A había representando algo más que un premio: era un sueño. Los tropiezos deportivos y los compromisos laborales (algunos trabajan por las tardes, requisito indispensable para llegar a fin de mes), habían tocado el punto límite: hasta aquí llegaron. "Gracias muchachos por el esfuerzo. Dejen la vida y, si no se puede, bien igual. ¡A pensar en las vacaciones!", dijo el presidente en aquella emotiva reunión. Pero los futbolistas se ampararon en sus corazones: le ganaron por 3 a 2 al ascendente Unión, de Mar del Plata, y, acto seguido, un trabajoso 1-1 lo dejó en carrera. Lo que siguió fue tocar el cielo con las manos? y los pies. Vencer en la Promoción a San Martín, de Tucumán, provocó un estallido en la provincia de la humildad que cambió los palos de hockey sobre patines por el maravilloso juego de la pelota. San Martín, en primera. Desamparados, el dueño de esta historia, por primera vez en su reseña, en la primera B Nacional. Con River, el gran campeón doméstico, en su camino. Será el sábado, en Buenos Aires. Será una fiesta en la provincia que también tiene sol y buen vino.

La aventura millonaria en el ascenso tiene estas licencias: historias detrás de equipos humildes, salidas de un cuento de Roberto Arlt. Una ironía convertida en realidad. Desamparados tuvo su etapa gloriosa en los Nacionales de 1969, 1972, 1973 y 1974. En ese primer año, se encontró con Pinino Mas y una soberbia banda roja: el 5 de octubre, por la 5» jornada. El resultado, una catástrofe en Núñez: 0-7. El otro resultado, una fiesta en San Juan: hubo gente que salió a festejar por haber participado.

Siete años militó en el Argentino A, desde 2004. Dio el gran salto justo cuando River cayó al gran vacío. Siempre a la sombra de San Martín y de Atlético de la Juventud Alianza (hoy, en el Argentino B), suele costarle un triunfo llenar las gradas para 8000 personas de su pintoresco escenario, hoy en reparaciones. Con el aporte provincial, con el respaldo de José Luis Gioja, El Serpentario está maquillándose: césped, vestuarios, accesos, todo a nuevo. Ahora, se siente como en casa en el estadio del Bicentenario, la obra moderna de 25.000 personas lanzada a la fama durante la Copa América. Allí le ganó a Patronato, aunque hizo demasiado frío: sólo hubo 8000 entusiastas.

Es un club futbolero por excelencia. Vive con lo puesto desde siempre: no le sobra ni para abonar premios. Aunque tiene un dolor que no se olvida, una mancha en su blanca bandera con tiras verdes. El escándalo de 2007, cuando arregló un partido con San Martín de Mendoza, un 0-0 bochornoso jugado el 1° de junio. Desamparados precisaba un punto para jugar por el ascenso y San Martín, una unidad para evitar el descenso: fue condenado deportivamente. Peor castigo resultó el social.

Se levantó. Desde abajo, como lo hizo siempre. Siguió en ese viaje interminable conocido como el Argentino A, hasta que se descubrió entre grandes. Ahora, presidido por Ricardo Salvá, un empresario del transporte, de relación directa con el gobierno provincial, logró un ingreso, según se dice, de un millón de pesos para sustentarse en la destacada categoría. Lo aporta la cámara minera, un brazo del estado provincial. Una inscripción sugerente se ve en la parte de adelante de las camisetas de San Martín y de Desamparados: "San Juan Minero". Idéntica publicidad oficial.

Tal vez esta sea la mejor etapa de su historia. No es para menos: River lo espera en algunas horas nomás. Es tiempo de redescubrir las viejas batallas, las viejas glorias, como Leonardo Recupero, campeón con Chacarita años después. Deben estar orgullosos los militantes que crearon la entidad el 10 de septiembre de 1919, sensibles con su apellido, Desamparados, en honor a la Basílica y la plaza que circunda la zona vegetal.

Es River. Y es real. Desamparados no está soñando. "Me imaginaba el partido contra River desde la pretemporada. Lo jugaba en la cabeza: cómo íbamos a detenerlos, como íbamos a atacarlos. Y ahí estamos, a punto de enfrentarlos", cuenta Marcelo Bonetto, el entrenador, un conocido cordobés del ascenso, en campañas en Instituto y Racing. River se metió en la cabeza de Desamparados. Le recorre su pequeño cuerpo, humilde y orgulloso.

  • 3000

    es la cantidad de nuevos socios que logró Sportivo Desamparados en apenas un puñado de semanas; lo curioso de toda esta historia es que antes apenas tenía 2000.

LAS FRASES

"La verdad es que jugar contra River te cambia todo. No es cierto que son once contra once. Es River.."

Hernán Lamberti (Capitán)

"Puede haber un gol de diferencia entre los dos equipos, la categoría esta equiparada"

Matías Giordano (Arquero)

"Tenemos que plantear el partido pensando que River está enfrente, sin importar la cancha en la que juguemos"

Marcelo Bonetto (Entrenador)

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