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De Van Gaal a Guede, distintas formas de defender un resultado
El fin de semana, el fútbol inglés ofreció un par de herramientas más que interesantes para el análisis. Una de ellas fue la que se observó entre la final de la Copa de la Liga entre Manchester City y Liverpool. El equipo de Manuel Pellegrini, que terminó siendo el campeón en la definición por penales, había hecho un partido más que correcto y merecía irse vencedor incluso antes del alargue, teniendo en cuenta las ocho situaciones de riesgo generadas contra las tres de los conducidos por Jurgen Klopp. Pero el detalle a marcar tiene que ver en la forma que se defendió el City: se agrupó cerca de su área, desde el esquema 4-4-1-1 utilizado esta vez por el Ingeniero, y presionó siempre sobre el poseedor del balón. Lo mejor vino cuando recuperaba la pelota. Allí, y aunque esto se haya dado en la medialuna de su área, en una zona de peligro, nadie reventó la pelota. Se tomaron casi como obligación que cada recupero sea un primer pase al compañero y no un balón a dividir a campo rival. No parece algo novedoso, pero esto no es tan común de ver en el fútbol argentino, dominado por las urgencias, las fricciones y los campos de juego traicioneros. Así, en Wembley, cada vez que Kompany, Otamendi, Yaya Touré o Fernando recuperaban en la zona medular, la premisa era levantar la cabeza y salir con un pase corto o filtrado, pero sin saltear líneas. Luego, el que jugaba largo (pero ya en campo rival) era David Silva para los piques de Sergio Agüero .
Liverpool era mucho más rápido para ejecutar las transiciones, pero el City era más pensante, aunque también demostraba que podía llegar al área rival en pocos toques. Pero, por lo general, los dirigidos por Pellegrini nunca reventaban la pelota, siempre salían con un pase para transformar la posesión en un contraataque elaborado. ¿Cuál fue la paradoja? Que el gol de Coutinho, para el 1-1 a ocho del final para Liverpool, llegó de un intento de rechazo de un cansado Sterling en la puerta del área; de ese rebote, el remate de Lallana en el palo y la arremetida de Coutinho. La moraleja: el desgaste también juega, y la claridad para pensar (y la energía para jugar) no es la misma a los cinco minutos que a los 83.
A 336 kilómetros de allí, un cuestionado Louis Van Gaal había aportado otro granito de arena al análisis defensivo. Su equipo, Manchester United, le ganaba 3-2 a Arsenal, que lucha por el título. Más allá de defender por momentos con línea de 5 y apostar a jugar de contra (así hizo el primer y el tercer gol), el United tuvo un plan para jugar los últimos diez minutos: apostar a generar un loco de 3 vs. 2 o 4 vs. 3 sobre los cajones laterales del campo adversario, aún teniendo tiros libres a favor, ya sea por faltas o córners.
Desde un lateral también lo intentaron. ¿El objetivo? Defenderse con la posesión triangulando en corto, jugando con el barullo rival. Y también sacándole rédito a los movimientos de cuerpos de sus futbolistas, que (desde la tenencia) generaron infracciones que ponían más nervioso todavía al elenco de Arsene Wenger . Así eligió defenderse en el final. No fue casual: fue algo que vi de Van Gaal en varias prácticas de Holanda, en el último Mundial de Brasil. Después, le puede salir o no, pero es algo que está pensado para un momento y contexto determinado.
Huracán le empató con la última pelota a San Lorenzo, a los 48m30s. Al Ciclón le faltó, en parte, cosas que sí tuvieron el City y el United. Porque Pablo Guede, más allá de los cambios ofensivos, quiso más sobre el final defender el 1-0 antes que buscar el segundo gol tranquilizador. Y ni siquiera lo movió de la idea la expulsión de Risso. El Ciclón había arrancado 4-3-3, luego pasó al 4-1-3-2 y, tras la expulsión del central del Globo, finalizó 4-4-2. El problema no fue de esquema, sino de postura. Porque a San Lorenzo le había quedado un bloque ofensivo de características (justamente) no para tener la pelota, sino para atacar y ser explosivo, como demostró en varios partidos: Cerutti, Belluschi, Mussis y Blanco; Cauteruccio y Matos. Más allá de juntarse, no se dieron ese tiempo para defenderse desde la posesión, la perdieron fácil. Hubo infracciones a Cerutti, pero no por aguantar el balón, sino por intentar encarar entre tres rivales. Tampoco utilizaron como recurso jugar en corto ante una falta. A los 47m31s, Blanco ejecutó un tiro libre frontal/lateral al punto penal, donde sólo estaba... el arquero Díaz. Después, hubo más errores individuales que tácticos en el gol de Abila. Cuando tira el centro Romero Gamarra, había seis jugadores de San Lorenzo para defender dentro del área contra tres que atacaban, pero ganaron los de Domínguez.
Muchos amantes del fútbol (incluso varios entrenadores) se preguntan: "¿Para qué sirve tener la posesión de la pelota en rondos o círculos?" Y agregan: "Los únicos pases que tienen sentido son los que se dan hacia adelante". Son gustos, también son circunstancias adaptables a los momentos y los partidos. Un rondo puede no tener sentido si se mide como algo aislado, pero puede significar mucho: por ejemplo, el movimiento del balón para generar los espacios del equipo por un lado para terminar definiendo por sorpresa por el otro, o... la posesión para defenderse jugando con el reloj y los nervios del rival.
cl/jt
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