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De la mercería al Mundial: la historia de Aldana Cometti, abanderada de la defensa y de la lucha por la igualdad
En la mercería de Avenida Corrientes y Salguero muchas señoras preguntan dónde está Aldana. Hace tiempo que no ven a la chica futbolista que antes las atendía. No saben que la encuentran en Francia: la número 6 de la selección dejó hace un tiempo de resolver problemas de cierres rotos, seleccionar botones o elegir los mejores hilos para las clientas del negocio familiar. Pasó a dedicarse al fútbol. Hoy, con 23 años, es una de los pilares del equipo que logró volver a jugar un Mundial después de 12 años y palpita el debut de este lunes, ante Japón.
El entrenador Carlos Borrello dice, un poco en broma, otro poco en serio, que Aldi es La Mariscala de la defensa. Aldana Cometti , que de Perfumo sólo vio algunos videos, se ríe y afirma que su entrenador es un exagerado.
"La verdad es que yo no nací central; me hice, me tuve que convertir. Luis Nicosia, un ex entrenador de la selección, me ubicó abajo en una Sub 20. Hasta ahí jugaba de 8 o de 5, me gustaba el medio, tener la pelota. Pero bueno, lo acepté y hoy disfruto", aclara Aldana.
La chica nacida en Caballito tiene motivos para pasarla bien en la cueva: en poco tiempo pasó por Independiente, River y Boca y comenzó un viaje al fútbol profesional. Jugó en el Granada, de España; después en el Atlético Huila, de Colombia, en el que se consagró campeona de la Copa Libertadores, y de ahí fue al Sevilla.
El sueño del fútbol había empezado antes, en su barrio, cuando estudiaba en el Instituto Sudamericano Modelo, en el Parque Centenario, y aprovechaba las noches para patear una pelota. Era el momento en el que con su papá y su hermano sacaban a pasear a su perra. Ahí Aldi jugaba con ellos.
A los 9 años, la mediocampista que se metió a jugar en Excursionistas: fue la primera vez que lo hizo con mujeres, aunque no duró mucho. Sus compañeras tenían entre 20 y 35 años: esa diferencia generacional la alejó. Hasta que la convocaron a la selección: la habían visto en unos Torneos Juveniles Bonaerenses y la llamaron. Fue el click: Cometti, que jugaba al hockey en GEBA, optó por el deporte que más le gustaba. El inicio del trampolín de su carrera fue el equipo que hoy representa en el Mundial Francia 2019 : la selección.
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–¿Qué hiciste cuando te cambiaron el puesto?
–Si no conocés la posición, tenés que empezar a mirar referentes, estilos de juego. Yo lo observaba a Carles Puyol. Me gustaba su estilo, su ímpetu, su liderazgo, su garra. Trato de mirar videos, sus partidos e imitar algunas cosas.
–A él le dicen Tarzán. Borrello dijo que sos La Mariscala. A vos, ¿qué apodo te gusta?
-Acá las pibas me dicen la Chueca, aunque es un apodo que más que miedo mete risa.
La lucha contra el poder
La Chueca Cometti escribió el cuento "Lo bailado" en Pelota de Papel 3, un libro que reúne historias de mujeres futbolistas. La ilustración, una obra de Brenda Grossolano, es una jugadora rubia, como Aldi, que a pura potencia intenta liberarse de la opresión de hombres poderosos vestidos de traje. Son quienes la tironean para que no avance: varones de negro, gigantes que pretenden detenerla.
Es una imagen reveladora de su realidad. Cuando fue campeona de la Copa Libertadores, su club, el Huila, decidió que los 55 mil dólares de premio por haber logrado el trofeo se destinaban al fútbol masculino. Para ellas, nada. Además, los viajes que dispuso la Conmebol fueron agotadores: escalas de horas eternas, descanso en camas armadas con lo que había y sobre el piso de los aeropuertos.
No era la primera vez que Cometti chocaba contra hombres así. Fue parte del equipo argentino que le hizo un paro a la AFA en 2017 para reclamar mejores condiciones deportivas y económicas. Además fue víctima de la desorganización institucional que generó que esta misma selección estuviera dos años sin competir.
En su cuento se pregunta qué hicieron mal las mujeres futbolistas para padecer destratos como éste. Y tipeó, como una profecía: "Cumple sus sueños quien lucha".
"La lucha es parte de lo que tenemos que tener como futbolistas -dice ahora-. Nuestra pelea constante es por la igualdad. Entonces, si estamos representando el mismo escudo, ¿qué hicimos mal? ¿Por qué tanta diferencia entre unos y otras? Eso lo arrastramos desde chiquitas. Crecés escuchando que si sos mujer, no jugás. Y vos pensás: ‘Pero pará: si es fútbol, es deporte. No tiene género’. Siempre tenemos que exigir, pedir. Esas luchas tienen frutos. El objetivo era llevar a Argentina al Mundial: lo conseguimos".
La mamá fan
Rosa, su mamá, es su compañera incansable: va a todos lados y se declara la hincha número 1 de esta selección. Rosa sigue la actualidad de todas las chicas, les manda mensajes por WhatsApp, les contesta las historias de Instagram y, además, va a verlas a a todos los partidos, donde sea.
"Mi mamá es mi guía y siempre me dijo que sí al fútbol. Trata de acompañarnos como una mamá más de todas. A veces me da vergüenza porque les comenta las fotos, las llama por teléfono. Pero bueno, todas la quieren. Y ella dice que todas son sus ídolas. Ahora está como loca con el álbum de figuritas (NdR: Panini sacó el álbum del Mundial de Francia), va a cambiar las que le toquen repetidas con amigas y con las clientas de la mercería", apunta Cometti.
El impulso de una mamá fan fue también lo que llevó a Aldana a transformar la bronca que genera la desigualdad. "Hay que transformarla en deseo, es así, no queda otra. Hay que proponerse objetivos personales y grupales. Y cuando te dan más fuerte, tenés que convertir eso en poder. Lo que nos tiran, lo agarramos y nos hacemos más fuertes", dice la defensora.
–¿Cómo es jugar un Mundial cuando existe esta desigualdad para las futbolistas?
–Es el sueño de todas. Están cambiando las cosas. Por ejemplo, hoy tener mi propia figurita. ¡Pufff, no termino de caer! Me pregunto: ‘¿De verdad estoy en el álbum con selecciones como Estados Unidos, tres veces campeona?’ Hay que sentirse de esa manera, estamos al mismo nivel de todas las que van a participar. Motiva muchísimo, nos sentimos parte de esta revolución del fútbol.
–¿Son la generación que marcará un antes y un después en este deporte?
–Nosotras luchamos por las que vienen detrás. Ellas son el futuro del fútbol argentino. Si pudimos conseguirles que puedan disfrutar y no sufrir, que puedan jugar sin prejuicios y ser consideradas de la misma manera que cualquier varón, ése va a ser nuestro mayor logro. Que se entrenen en el predio de AFA, que nadie les diga nada, que lleguen a los clubes y les den la bienvenida. Que en vez de un equipo por club haya diez y que de ahí se nutra la selección. Que sea un deporte sin género. Eso queremos. Y esa también va a ser nuestra batalla en este Mundial.
–¿Cuál es el principal deseo?
–Vamos a buscar el campeonato del mundo. Yo voy con esa cabeza. Después caeremos en la realidad. No somos la potencia. El deseo es generar una buena imagen para el país, para todas las mujeres que quieran jugar. Y dar un mensaje: nosotras llegamos hasta acá, pero queremos jugar, necesitamos su apoyo.
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