Dicen que encendió un cigarrillo, y en la penumbra del banco de suplentes se entregó a observar el partido en el viejo estadio de la Doble Visera. Ajax ya ganaba con un gol suyo, mientras el tobillo se le hinchaba minuto a minuto. Johan Cruyff jugó en la Argentina. Fue el 6 de septiembre de 1972, pero sólo jugó un rato. Antes de la media hora, lo sacaron renqueando. "El golpe del ‘Tano’ Mírcoli fue casual, nada premeditado. Cruyff estaba en ataque, en tres cuartos, sobre la izquierda. Yo estaba muy cerca. Mírcoli era como un cuarto volante, ventilaba, bajaba a dar una mano, y le entró fuerte, sí. Pero para mí no fue para tanto..., claro, la patada no la ligué yo. Creo que sintió que la tarea ya estaba cumplida, ¿para qué arriesgarse más...?" El recuerdo es de ‘Pancho’ Sá, zaguero de Independiente aquella noche en la final de ida por la Copa Intercontinental. Casi medio siglo después, ‘Pancho’ recuerda todo. Incluso, algo que todavía le llama la atención: "Estaba perfumado, Cruyff corría y desprendía un aroma riquísimo".
"Era 9..., pero muy mentiroso. Inteligente, con mucha visión y movilidad. Saltaba y cabeceaba muy bien. Era rapidísimo, tenía marca de atleta, se comentaba que corría los 100 metros en 11 segundos y moneditas. Era pícaro, en el inicio de su gol lo saca, lo faulea al ‘Zurdo’ López, y se le va. Después, se la tocó por arriba a Santoro. Mucho más no demostró...". Pero no lo dice de manera peyorativa ‘Pancho’..., es que no tendría más tiempo el holandés. El duelo terminó 1-1 porque Sá lo empató a poco del final. La única vez de Cruyff en el país quedó como un pantallazo. Tenía 25 años, estaba en su plenitud. En la temporada siguiente pasaría a Barcelona. Ya había ganado el Balón de Oro 1971, y también se lo entregarían en 1973 y 74. Tres semanas después, en la revancha en Amsterdan, Cruyff condujo al Ajax de Stefan Kovács al título con una goleada por 3 a 0. Sá cambió la camiseta con Johnny Rep, autor de dos tantos.
"Claro que sabíamos de quién se trataba –continúa ‘Pancho’–. Antes de la final, la revista El Gráfico ya le había dedicado varias páginas. Nosotros habíamos visto un video de la final de Europa que Ajax le ganó al Inter de Milán, con dos goles de él, de Cruyff. Sí, sabíamos que se trataba de un equipo moderno, que presionaba muy bien en toda la cancha, y tenía a un jugador estelar", destaca.
Y avanza: "En el reconocimiento del día anterior, cuando nos cruzamos los planteles en la cancha, al único que reconocimos fue a él. Después los miramos desde la tribuna; eran muy diferentes en todo, desde la pilcha hasta los métodos para entrar en calor. No hubo diálogo ni saludos. Se notaba que él era el caudillo, el que mandaba, aunque con un bajo esfuerzo, sin ningún gesto llamativo". Sigiloso, casi en puntas de pie. Así pasó Cruyff por la Argentina. No vendría al Mundial ’78 para avivar un reguero de versiones.
Si la ‘mesa chica’ la integran Diego Maradona, Lionel Messi, Alfredo Di Stéfano, Cruyff y Pelé, el único país de América en el que los cinco jugaron oficialmente es la Argentina. Sólo amistosos disputó Cruyff en Brasil: en 1976, en San Pablo y en Río de Janeiro, en un combinado de extranjeros contra brasileños. Entonces el holandés tuvo como ocasionales compañeros a Héctor Baley, Jorge Carrascosa, Roberto Perfumo, Miguel Ángel Brindisi, Osvaldo Ardiles y Norberto Alonso. Sí, Cruyff y el ‘Beto’ Alonso un día compartieron el equipo. Pero esa es otra historia, vale volver sobre los crack en suelo criollo.
Pelé estuvo varias veces en la Argentina. Su vínculo, intenso por cierto, comenzó en el Sudamericano de 1959. No fue una fecha cualquiera: un año antes, en Suecia, Brasil había conquistado su primer título mundial y el planeta había descubierto a esa joya que, con 18 años, por primera vez jugaba en Buenos Aires. Cinco partidos en la cancha de River. En el último, ante la Argentina, convirtió un gol para un empate que consagraría al conjunto albiceleste. La leyenda cuenta que en el minuto final, Garrincha gambeteó al arquero Jorge Negri, y frente al arco libre, ante la victoria inminente y el título para los brasileños..., el árbitro chileno Carlos Robles dio por terminado el clásico para garantizar la coronación criolla.
Si el bautismo amargó a Pelé, enseguida tendría revancha. Sus dos títulos con Santos en la Copa Libertadores los festejó en Buenos Aires: en 1962, convirtió dos goles en el 3-0 sobre Peñarol en el tercer partido, el desempate, que se disputó en el Monumental. Y al año siguiente, en el 63, en el 2 a 1 sobre Boca, anotó uno en la Bombonera. Y el otro lo marcó un tal... Coutinho.
La última vez de Pelé en la Argentina fue el 5 de diciembre de 1973, tenía 33 años y le quedaban cuatro temporadas a su carrera. Estuvo en el Palacio Ducó, que inauguraba un sistema lumínico y festeja el título en el Metropolitano de la mano de César Luis Menotti como entrenador. Ante Miguel Brindisi, Carlos Babington y compañía, el Santos de Pelé goleó 4-0. Pelé marcó el segundo, una exquisita vaselina, pero en la memoria del pueblo quemero quedó el caño que René Houseman le tiró a O’Rei.
En total, entre 1959 y 1973, Pelé jugó 39 partidos en el país. Y su recorrido resultó bien federal, porque además de pisar la Bombonera, el Monumental, el Cilindro y la Doble Visera en Avellaneda, el Amalfitani y el Ducó, también desplegó su encanto en los dos estadios de La Plata y de Rosario, en la Boutique cordobesa, la Bodega de Godoy Cruz, el Cementerio de Colón, el estadio marplatense San Martín y las canchas de Atlético Tucumán y Sarmiento de Chaco.
Los brasileños escribieron muchos capítulos, naturalmente. Mané Garrincha jugó en la Argentina. Y Didí. Ambos, con Pelé, en el Sudamericano del ‘59. Y Roberto Rivelino, que casualmente se despidió del Scratch en su partido N°120, en la victoria ante Italia, por el tercer puesto de Argentina ’78. Y Zico, por supuesto también, otro protagonista de aquella Copa del Mundo que paseó a Brasil por Mar del Plata, Mendoza, Rosario y Buenos Aires. Antes, en el ’76, había marcado con la selección, y en el ’82 volvería a convertir, pero con Flamengo, ambos en el Monumental. Y vino una vez más con Fla, la última, con 36 años: en 1989, estuvo en la cancha de Atlanta, por la Supercopa, ante Argentinos Juniors, y como compañero lo tuvo al ‘Bichi’ Borghi.
¿Y Romario? Presente. Estuvo en la Copa América de 1987 y, con 21 años, cerró la goleada 5-0 ante Venezuela, en Córdoba. Y en 1995, con los colores de Flamengo, estuvo en el Amalfitani contra Vélez, por la Supercopa, y en la definición de ese torneo perdió contra Independiente. Volvió con Fla a Avellaneda en 1999, para medirse con el Rojo por la Mercosur, y al año siguiente, también por la Mercosur que ganaría, pero ahora con Vasco da Gama, visitó a San Lorenzo, a Rosario Central y a River. ¿Y Bebeto? Presente. Dos amistosos con Brasil, en 1991 en la cancha de Vélez, y en 1993, en Núñez, en la vuelta de Maradona a la selección tras su doping; y por la Libertadores ‘88, con Flamengo, le marcó a Estudiantes, en el estadio de Vélez.
Y Neymar, que vino cuatro veces: en 2011, en un duelo de selecciones que empataron sin goles en el estadio Kempes, de Córdoba; en 2012 estuvo en mayo en el Amalfitani, contra Vélez, por los cuartos de final de la Libertadores, y en noviembre en la Bombonera por otro clásico. Y regresó a finales de 2015, ahora al Monumental, por las eliminatorias. No ganó nunca ni convirtió. Todavía.
Si el Balón de Oro es una medida de prestigio y jerarquía, la mayoría de los ganadores entre los años '50 y 1985 jugaron en la Argentina. Únicamente faltaron el checo Josef Masopust (1962), el húngaro Flórián Albert (1967), el ruso Oleg Blokhin (1975) y el danés Allan Simonsen (1977), apellidos, por cierto, de los menos rutilantes. Después, encandiló el desfile de luminarias.
En 1953, Ladislao Kubala se presentaba en la selección de España contra la Argentina, en River. En agosto de 1958, el legendario Raymond Kopa jugó en Buenos Aires. Contra River. Real Madrid, ya tricampeón de Europa –ganaría los dos siguientes ‘Orejonas’, también– vino de gira a las costas rioplatenses, y Di Stéfano trajo al francés y a otro crack, que precisamente debutó en la Casa Blanca en ese amistoso: el húngaro Ferenc Puskás. Aquella temporada, Kopa recibiría el Balón de Oro.
Franz Beckenbauer, Balón de Oro 1972 y 1976, anduvo por el país en varias ocasiones. Como jugador de Bayern Munich, en 1970 contra la selección, en la Bombonera, y como integrante del Cosmos norteamericano, dos veces, en 1978 ante el juvenil de Maradona, en ‘La Ciudadela’ de San Martín de Tucumán, y en 1980 ante Argentinos Juniors..., de Maradona, en la cancha de Vélez. Increíble coincidencia. Maradona marcó en cada amistoso. Y las dos veces intercambiaron la camiseta.
Y Michel Platini también fue un viajero frecuente a la Argentina. Si el francés fue el primer futbolista en llevarse tres veces seguidas el Balón de Oro, 1983, 84 y 85, también tres años seguidos, en 1977, 78, 79 llegó al país. Primero, en las series internacionales que la selección de Menotti disputaba en la Bombonera: 0-0; luego, en la primera rueda del Mundial, un ajustado 2-1 para la Argentina que destrabó Luque..., porque Platini había empatado para les Blues. Y finalmente en el 79, como integrante de ‘Resto del Mundo’, cuando se celebró un año del título, ya con Maradona en la cancha.
El ruso Lev Yashin, la ‘Araña Negra’, para muchos el mejor arquero del siglo XX, estuvo en la cancha de River en 1961. El Balón de Oro lo iba a recibir en 1963, y es hasta hoy el único guardavalla que lo acredita. En junio habían empatado sin goles en Moscú, y en noviembre llegó la Unión Soviética al país. Yashin resultó invulnerable mientras estuvo en la cancha, porque no completó el partido: chocó en un centro, se lastimó y debió ser sustituido. Las crónicas de la época marcan la ovación de casi 80 mil personas. Ni Sanfilippo ni Artime ni Corbata habían podido con él. Ganaron los visitantes 2-1, y el descuento albiceleste lo marcó Raúl Belén, a tres minutos del final ante un tal… Vladimir Maslachenko. El mito ya no estaba en el arco.
Gerd Müller, el ‘Bombardero de la Nación’, el implacable goleador alemán, Balón de Oro en 1970, jugó en la Argentina para cerrar, probablemente, el mejor año de su carrera. Es que el 30 de diciembre de ’70 estuvo en la Bombonera, en un amistoso entre Bayern Munich y la selección argentina que, entre otros, contó con Santoro, Perfumo, ‘Chirola’ Yazalde y la ‘Bruja’ Verón, y los pibes Carrascosa y Brindisi. Ganó la Argentina, 4-3, una anécdota..., pero desde ya, Müller marcó dos veces. Ese año, en el Mundial de México 70, Müller fue el goleador del certamen. Entre los alemanes, dirigidos por Udo Lattek, además de Maier en el arco y un Beckenbauer con bigotes finitos, actuó el delantero Uli Hoeness, que en 2014 renunció al cargo de presidente de Bayern Munich al ser declarado culpable de evasión fiscal. Cumplió casi dos años de presión y... volvió a la presidencia del gigante bávaro.
En agosto de 1968, entre el 11 y el 25, Boca organizó un torneo amistoso internacional. Durante todos esos días estuvo el portugués Eusebio en Buenos Aires, junto con su equipo, Benfica. También participaron Nacional (U), River y Santos..., que trajo a Pelé, claro. Eusebio y Pelé en la Bombonera. Eusebio, la ‘Pantera Negra’, Balón de Oro ’65 y goleador de la Copa del Mundo del 66, marcó solo un tanto en aquel certamen. ¿A quién? A River, de penal, al gran Amadeo Carrizo.
Las Copas Intercontinentales también fueron un imán. Un paseo de los mejores en esa década del ’60. Sin perder de vista que el Balón de Oro 1961 lo alzó un argentino, Enrique Omar Sívori -en su condición de nacionalizado italiano-, que entonces brillaba en Juventus. En los campeones de Europa, lógicamente, habitaban varias figuras. En 1965 vino el Inter de Helenio Herrera, que defendió los tres goles de ventaja que había sacado en San Siro y se coronó en Avellaneda ante Independiente. Por el conjunto nerazurro jugaron el mediocampista español Luis Suárez (Balón de Oro 1960), y tres emblemas italianos como Giacinto Facchetti, Alessandro Mazzola y Mario Corso.
La Intercontinental 68 encierra un capítulo trascendente de la historia del fútbol argentino: se trata del único título en suelo inglés. Pero la historia comenzó en la Bombonera, donde Estudiantes recibió en la ida al Manchester United dirigido por Matt Busby, que aquella noche alistó a Bobby Charlton, campeón del mundo y Balón de Oro en el ’66, y en ataque al delantero escocés Denis Law –Balón de Oro 1964-, junto con el talentoso y polémico George Best, que a finales de ese año sería distinguido como el mejor de todos.
El Pincha ganó 1-0 en la Boca, y con gol de la ‘Bruja’ Verón empató en Old Trafforf para conocer la gloria.
Y la Intercontinental del ’69 también sería inolvidable. De nuevo Estudiantes, pero ante el Milan. Golearon los italianos en San Siro y la revancha, en la Bombonera, terminó en un escándalo, con expulsados, los visitantes agredidos y varios futbolistas pincharratas detenidos. El arquero Poletti, por ejemplo, golpeó al crack italiano, Gianni Rivera –Balón de Oro ese año-, el ‘Bambino d’Oro’, un número 10 exquisito, que esa noche de terror abrió el marcador. Aquello resultó una vergüenza, de una ferocidad criminal. Desde entonces, los europeos pondrían sus reparos antes de viajar a Sudamérica. Un quiebre.
Las series internacionales que la selección de Menotti jugó entre 1976 y 1977 en la Bombonera, también colaboraron para ver a las figuras del momento. Como vino Platini, también aterrizó el delantero inglés Kevin Keegan. ‘Mighty Mouse’, el Súper ratón como lo apodaban, entonces jugaba para Liverpool y en el ’78 y ’79 se llevaría el Balón de Oro. Con el legendario Ray Clemence en el arco, empataron 1-1. El técnico de Inglaterra –que no se clasificó para el Mundial de Argentina- era Ron Devie, la leyenda que había revolucionado a Leeds.
Y el Mundial ‘78, naturalmente, completaría el álbum. Aparecían dos jóvenes delanteros: el alemán Karl-Heinz Rummenige, de 22 años, y el italiano Paolo Rossi, de 21. Rummenige, Balón de Oro ’80 y ’81, y Rossi, en 1982, precisamente se verían en la final del Mundial de España que se llevaría la Azurra. Tanto Rossi como Rummenige marcaron tres goles en Argentina ’78.
En los tiempos modernos, en las últimas décadas, las visitas desaparecieron. La realidad económica de la Argentina y los cachets de las mejores selecciones imposibilitaron que llegaran grandes nombres. Salvo Brasil. Sus últimos Balones de Oro, Ronaldo (1997 y 2002), Rivaldo (1999), Ronaldinho (2005) y Kaká (2007), brillaron.
En septiembre de 1999, en un amistoso en el Monumental, el entrenador Vanderlei Luxemburgo alistó a Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho. Rivaldo volvió en 2001. Kaká, Ronaldinho y Robinho se juntaron en Núñez, en 2005. Y Kaká y Robinho jugaron en Rosario, en 2009.
Un detalle con Ronaldo: en 1994, con 17 años, vino a jugar la Libertadores, para Cruzeiro. Perdió con el Vélez de Carlos Bianchi y le ganó a Boca, con Menotti en el banco. Un detalle con Ronaldinho: con Flamengo, jugó en Lanús, en 2012, y con Atlético Mineiro, camino al título de la Copa Libertadores 2013, estuvo en Sarandi ante Arsenal y en Rosario, frente a Newell´s.
Después, hay que retroceder hasta 1987 para encontrar a una potencia en el país: la Alemania de Beckenbauer DT, que un año antes había caído en la final del Azteca, estuvo en Liniers con Lothar Matthäus y Jürgen Klinsmann. Matthäus ya había estado en un amistoso en 1982, y volvería en 2001 para la despedida de Maradona.
Y el recuerdo más fresco es el desembarco de España, apenas un par de meses después de coronarse en Sudáfrica 2010, que trajo a casi todos sus campeones, con Xavi e Iniesta al frente.
Y la otra decisión que alejo a las estrellas fue cuando, en 1980, la Copa Intercontinental pasó a definirse en un duelo único en Tokio. Imaginemos lo que hubiese significado la llegada del Milan de Franco Baresi, Paolo Maldini y Boban en 1994 para chocar con Vélez, o la Juventus de Zidane y Alessandro Del Piero para jugar con River en 1996, o el Real Madrid de Luis Figo y Raúl en 2000, en la Bombonera. Ni hablar de Lionel Messi contra Estudiantes (2009) y River (2015), o Cristiano Ronaldo frente a San Lorenzo (2014). De sólo pensarlo se escapan los ojos de sus órbitas y se cae la mandíbula.
De otra categoría, pero también magnéticos
Pertenecen a otra categoría, es cierto. Nunca se sentaron en la ‘mesa chica’ ni ganaron el Balón de Oro. Pero entre ellos hay varios campeones del mundo y nadie podría discutir su jerarquía. Ellos también jugarán en la Argentina, como los italianos Dino Zoff, Antonio Cabrini y Gaetano Scirea, y los alemanes Sepp Maier y Berti Vogts, y los polacos Zmuda, Lato y Boniek. Como el braileño Toninho Cerezo, estrellas que llegaron para participar de la Copa del 78. Sin olvidarse de los holandeses, varios que habían deslumbrado al planeta cuatro años antes con la ‘Naranja mecánica’, como el magistral Johan Neeskens, los hermanos Rene y Willy Van de Kerkhof, Johnny Reep, Ruud Krol, Rob Rensenbrink y Wim Jansen.
Pertenecen a otra categoría, es cierto. Nunca se sentaron en la ‘mesa chica’ ni ganaron el Balón de Oro. Pero entre ellos hay varios campeones del mundo y nadie podría discutir su jerarquía. Ellos también jugarán en la Argentina, como los italianos Dino Zoff, Antonio Cabrini y Gaetano Scirea, y los alemanes Sepp Maier y Berti Vogts, y los polacos Zmuda, Lato y Boniek. Como el brasileño Toninho Cerezo, estrellas que llegaron para participar de la Copa del ’78. Sin olvidarse de los holandeses, varios que habían deslumbrado al planeta cuatro años antes con la ‘Naranja mecánica’, como el magistral Johan Neeskens, los hermanos Rene y Willy Van de Kerkhof, Jhonny Reep, Ruud Krol, Rob Rensenbrink, Wim Jansen y Wim Rijsbergen.
Por razones de cercanía geográfica, los astros sudamericanos de todos los tiempos vinieron al país. Desde los uruguayos Juan Schiaffino y Ghiggia, al chileno Elías Figueroa, los paraguayo Arsenio Erico y Julio César Romero, los peruanos Teófilo Cubillas y Chumpitaz, el ‘Diablo’ Echeverry, el ecuatoriano Alex Aguinaga... Y Sócrates, Junior, Valderrama, Falcao, Salas, Higuita, Zamorano, Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Claudio Pizarro, Paolo Guerrero, Rubén Paz, Chilavert, Forlán, Luis Suárez, Fonseca, Recoba, Francescoli, Cafú, Roberto Carlos... Y las disculpas por tantas otras omisiones.
Entre finales del 70 y principios de los 80, aquí jugaron los franceses Trésor, Bossis y Henri Michel, y los alemanas Toni Schumacher, Paul Breitner y Hans-Peter Briegel. Si la búsqueda se vuelve más minuciosa, aparecen perlitas, como el día que el arquero de Atlético de Madrid, el esloveno Jan Oblak estuvo en junio de 2014 en La Plata en el amistoso despedida de la selección de Sabella antes de partir al Mundial de Brasil. O el arquero danés Peter Schmeichel –símbolo del Manchester United– y el delantero Brian Laudrup, que en 1993 estuvieron en Mar del Plata en la definición de la Copa Artemio Franchi. O en 1994, cuando el croata Siniša Mihajlovic –campeón de Europa 1991 con Estrella Roja– jugó para Roma un amistoso contra River, en el Monumental. Y Prosinecki y Fernando Hierro, que en 1994 aterrizaron con Real Madrid, con la excusa de la Copa Interamericana.
Cuando en 1991 la selección de Basile recibió a ‘Resto del Mundo’ en el Monumental, entre los extranjeros estuvo el volante yugoslavo Dejan Savicevic, que meses después sería una de las piezas del Milan de Capello. Las últimas celebridades fueron españolas: septiembre de 2010, el DT Vicente del Bosque trajo a los flamantes campeones en Sudáfrica, y además de Xavi e Iniesta, jugaron ‘Pepe’ Reina, Víctor Valdés, Busquet, Gerard Piqué, Xabi Alonso, Cesc, el ‘Guaje’ Villa y Pedrito.
La visita de Roby Baggio, Stoichkov y Zidane...
¿Ausentes? ¿Quiénes no jugaron nunca en la Argentina? Muchos, desde ya. De la actualidad hacia atrás, grandes nombres como Cristiano Ronaldo, Zidane, Figo, Gullit, Van Basten o Giuseppe Meazza. De los últimos Balones de Oro, Modric y Cannavaro. Tampoco vinieron Maldini, Weah, Neuer, Buffon o Antoine Griezmann. Y una rareza alrededor de tres Balones de Oro, que estuvieron pero no jugaron. El italiano Roberto Baggio tiene campos en el país y ha venido varias veces; el búlgaro Hristo Stoichkov, ya retirado, estuvo en la despedida de Maradona, y el francés Zinedine Zidane trajo a su familia a pasar el Año Nuevo de 2008.
Estrellas de todos los tiempos
Campeones del mundo, ganadores del Balón de Oro, leyendas o simplemente cracks, estos son algunos de los grandes futbolistas que jugaron en la Argentina:
- Alfredo Di Stéfano (Argentina)
- Omar Sívori (Argentina)
- Diego Maradona (Argentina)
- Lionel Messi (Argentina)
- Pelé (Brasil)
- Johan Cruyff (Holanda)
- Raymond Kopa (Francia)
- Ferenc Puskas (Hungría)
- Paco Gento (España)
- Ronaldo (Brasil)
- Lothar Matthäus (Alemania)
- Michel Platini (Francia)
- Franz Beckenbauer (Alemania)
- Garrincha (Brasil)
- Bobby Charlton (Inglaterra)
- Ronaldinho (Brasil)
- Eusebio (Portugal)
- Lev Yashin (Unión Soviética)
- Luis Suárez (España)
- Neymar (Brasil)
- Kevin Keegan (Inglaterra)
- Gerd Müller (Alemania)
- Zico (Brasil)
- Denis Law (Escocia)
- Didí (Brasil)
- Gianni Rivera (Italia)
- George Best (Irlanda del Norte)
- Coutinho (Brasil)
- Paolo Rossi (Italia)
- Karl-Heinz Rummenige (Alemania)
- Dino Zoff (Italia)
- Kaka (Brasil)
- Rivaldo (Brasil)
- Iniesta (España)
- Xavi (España)
- Romario (Brasil)
- Rivelino (Brasil)
- Sepp Maier (Alemania)
- Zbigniew Boniek (Polonia)
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