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De ayer a hoy: los momentos inolvidables de Lanús en la espera de la gran final
Jugadores históricos opinan de aquellos y estos tiempos granates: Enrique, Villagrán, Morales, Schurrer, Graieb y Armando González
Este presente de Lanús no es casualidad. No fue por arte de magia que el Granate consiguió una perfecta armonía que le permite disfrutar de esta actualidad e ilusiona a todos con un futuro de nuevos logros. Primero supo sufrir, primero tuvo que tocar fondo. Porque Lanús entendió que los modelos de trabajo también pueden atesorarse como trofeos es que mañana tendrá la oportunidad de consagrarse campeón de América.
El crecimiento que Lanús ha tenido en las últimas décadas ya dejó atrás las épocas de patrimonios comprometidos, años de deambular en las diferentes categorías del ascenso y crisis recurrentes. “Les mentiría si les digo que en la época en que Lanús ascendía y descendía muy seguido imaginaba que mañana tendría la chance de ganar la Copa Libertadores contra Gremio. Yo me inicié en el club en la octava división. Lo conozco de punta a punta y pasó por todas. Pero tuvo muy buenos dirigentes y entrenadores que respetaron a sus inferiores: Juan Manuel Guerra y Ramón Cabrero por ejemplo. Ellos fueron puntales en ese progreso y nada de esto es casualidad”, asegura Héctor Enrique en un repaso de viejas glorias de la institución con La Nación.
La etapa más traumática Lanús la vivió en 1978 cuando descendió a Primera C y acumuló deudas y más de 200 juicios en su contra. El padrón de socios allí contabilizaba apenas 1000 personas (hoy tiene 40 mil) y un futuro promisorio parecía tan lejano como irrealizable. “Yo llegué en 1984, todavía con tribunas de madera en el estadio. En la concentración teníamos una cama marinera por habitación y apenas un televisor para todos. Ni el más optimista podía soñar con este presente de Lanús”, cuenta desde Uruguay Gilmar Villagrán, uno de los grandes emblemas del Granate.
Con el transcurrir de los años la economía del club quedó saneada y llegaron los sucesos deportivos, también enmarcados en una misma línea de coherencia: los entrenadores Héctor Cúper,Oscar Garré y Roberto Gómez, que transitaron sus pasillos en aquellos años, pertenecen a una misma escuela. Todos bajo el aura del gran Cabrero.
Con Miguel Angel Russo al mando de la dirección técnica el Granate vivió un nuevo ascenso en 1989-90 y un descenso en la siguiente temporada pero el mismo entrenador continuó al frente del equipo para devolverlo a primera en 1992. Desde aquel año, Lanús nunca más descendió y empezó a gestar su mayor crecimiento futbolístico e institucional. “Como hijo del club me tocó salir campeón de la C en 1981 y de ese certamen de 1992 que nos puso en un lugar del cual nunca más bajamos”, añade Enrique.
Ese regreso fue parte de un crecimiento sostenido que marcó el inicio del mejor Lanús de todos los tiempos en cuanto al plano institucional. Nunca exageró en sus incorporaciones, fortaleció los cimientos de sus proyectos y jamás se apartó del camino trazado. Con la Conmebol 1996 llegó el primer grito internacional. “Apenas pisé Lanús en 1995 me di cuenta de que era un club serio. Ganamos esa copa y fue espectacular. Por la forma de manejarse, en ese momento empecé a percibir que al Granate le llegarían más títulos: al jugador lo trababan de maravillas. Desde el primer día jamás me faltó nada. Esto lleva años de trabajo, pero Lanús se hizo grande y todos lo respetan”, remarca Hugo Morales, el talentoso ex volante a quienes miles de hinchas no dudan en mencionar como uno de los mejores jugadores de la historia granate.
Desde su fundación en 1915 Lanús se caracterizó como una entidad representativa de la comunidad. Pudo observarse recientemente tras el fallecimiento de un símbolo de la entidad como Ramón Cabrero: a la puerta de la Fortaleza se acercaron a despedirlo decenas de adolescentes de las inferiores y los colegios cercanos, además de una gran cantidad de vecinos. “Es gratificante lo que le pasa a Lanús, me lleva a los recuerdos de chico y cómo se fue transformando todo. Yo soñaba con que alguna vez llegarían los títulos. Primero fueron los locales y luego las participaciones internacionales. El trabajo fue enorme”, resalta Gabriel Schurrer, quien debutó en primera con apenas 18 años y disputó 193 encuentros.
El segundo festejo llegó en 2007 de la mano de una camada de futbolistas que también dio el presente en los éxitos recientes cuando celebraron tres torneos en ocho meses: Maximiliano Velázquez,Lautaro Acosta y José Sand. No hay imposibles para los soñadores que se gestan en Arias y Guidi. Ese plantel, como tantos otros de Lanús, estuvo plagado de jóvenes de las inferiores. “Éramos pocos los que llegamos de afuera en ese equipazo que se consagró en la Bombonera. Tuve un romance hermoso de seis años en el club. Lanús jamás dejó de crecer y la llegada más adelante de los Barros Schelotto y Jorge Almirón también le aportó un valor agregado”, sostiene el ex lateral Rodolfo Graieb.
En 2011, cuando se consagró campeón como DT de la reserva granate, Graieb tuvo bajo su tutela a una pieza vital en esta Libertadores: Esteban Andrada, a quien también dirigió en la sexta. “Ya pintaba como un buen arquero, claro. En ese momento lo miró el Barcelona pero todavía le faltaba experiencia. Se fue a Arsenal y le vino bien. Hoy disfruta de un gran presente”, dice Graieb.
"Siempre pensé que mi club podía llegar bien lejos, lo soñé. Más allá de esta final Lanús ha crecido mucho en varios aspectos: la cancha es uno de ellos, siempre le suman algo nuevo y está hermosa", remarca Armando Urraca González, ex lateral y octavo jugador con más presencias en la historia del club: 289. "Almirón formó un equipazo. Y constantemente salen muchos chicos de inferiores como Laucha Acosta. Lanús siempre hizo hincapié en esa faceta: yo pasé por ahí y me genera orgullo", agrega el ídolo que mañana estará presente en el estadio con toda su familia.
La gran mayoría de los emblemas de la historia de Lanús valoran el desarrollo social propuesto por distintas comisiones directivas en los últimos 30 años. A su despegue futbolístico sostenido lo respalda con números económicos positivos: hace algunos días aprobó su balance con un superávit de más de 54 millones de pesos y un crecimiento del activo de un 12,5 por ciento. Según su presidente Nicolás Russo la deuda con la AFA ya fue saldada casi en un 50 por ciento y planean sanearla por completo en los próximos meses. “Una vez, en 2007, Russo me dijo que lo único que le faltaba era ganar una Libertadores. Hoy el sueño está cerca y ojalá que se concrete”, dice Villagrán, segundo goleador del club (112) detrás de Luis Arrieta.
Después de la derrota frente a San Lorenzo por 2-0 en la ida de los cuartos de final, Russo le envió un mensaje de WhatsApp al Negro Enrique mostrándole su preocupación. “Van a salir adelante, tranquilo. Tienen un gran técnico como Almirón. Están ahí porque nunca renunciaron al buen juego”, fue la respuesta. Por eso, las viejas glorias de Lanús se agarran de la convicción del equipo para remontar series adversas a la hora del análisis de la definición de mañana. “Sé del esfuerzo que hicieron y ojalá que se concrete con la copa”, dice Schurrer, hoy DT del Deportivo Cuenca de Ecuador. “Esto es una locura para los que somos hinchas y lo vimos bien abajo. Y si no salimos campeones igualmente vamos a aplaudir bien fuerte a los jugadores y al cuerpo técnico”, cierra Enrique.
Recientemente, por sus filas pasaron San Lorenzo, Racing y River en diversas finales. Mañana llegará Gremio. A Lanús no hay nada que lo amedrente. Bien vale un repaso de sus últimos 40 años de historia para entenderlo.
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