Datos que revelan por qué un fútbol sin gente es un mal negocio

El regreso del público a los estadios, con la sensación de “pandemia terminada” flotando en la atmósfera del fútbol, tuvo en la cancha de River Plate su expresión mayúscula a partir de la presencia masiva de hinchas que superó el 50 por ciento del aforo permitido. La idea es una contradicción en sí misma: de haber dejado atrás al Covid-19, las restricciones no serían necesarias. La pandemia también trajo otra cosa: el uso del término aforo, que siempre estuvo vinculado a las descripciones populares del fútbol español. Curiosidad al margen, una investigación por contravenciones ya está en marcha para determinar cómo y de qué manera en lugar de haber 36 mil hinchas se contabilizaron 54 mil.

El fútbol argentino tiene un problema con los números exactos. 20 mil hinchas de diferencia entre lo permitido y lo registrado forma parte de ese “más/menos” que en el fondo deja a todos cómodos porque tal vez, en las próximas fechas, otros clubes argumentarán el caso “River-Boca” para alejarse del 50 por ciento permitido por las autoridades sanitarias y del fútbol. De la transgresión se sale con una nueva, no con la corrección del error.

El desborde de euforia que los hinchas aportaron en los estadios luego de tanta abstinencia es un buen recordatorio sobre la obvia diferencia que existe entre un espectáculo con audiencia y otro que no lo tiene. Cambia el sonido del acontecimiento deportivo que impacta en la emoción del que observa y también del que juega: ser un futbolista que “hasta ahora nunca jugó con gente” fue otra categoría fundacional que trajo la pandemia.

Otra diferencia también se aprecia en las cifras, allí donde los datos más o menos exactos tienen relevancia. Según un informe hecho por la consultora KPMG en agosto pasado, las cinco principales ligas de Europa perdieron un acumulado de 500 millones de euros por la ausencia de público en los estadios en la temporada 2019/2020. La más afectada fue Bundesliga que tiene el promedio más alto de asistencia a las canchas en el fútbol europeo y dejó de ingresar 157 millones de euros en el primer año de la pandemia.

Un aforo del 50 por ciento es una de las categorías de admisión de público más frecuentes que adoptaron las ligas europeas en la evidente decisión de que las restricciones siguen siendo necesarias. Serie A en Italia, Rusia y Turquía son ligas que actualmente permiten el 50 por ciento de su capacidad; Portugal admite un 33 por ciento y Países Bajos dos tercios según cada estadio. Solamente Premier League en Inglaterra y Ligue 1 en Francia tienen fútbol con capacidad completa.

Camino a los dos años de desatada la pandemia, con la vuelta del público a las canchas en la Argentina por primera vez desde marzo 2020 y con competición reanudada en octubre 2020, el exceso de hinchas en River Plate también contrasta con cierta pasividad de los clubes que no parecían muy apurados por el regreso de la gente a los estadios. Un socio que a pesar de todo y a cambio de nada pagaba igual la cuota social (en clubes como River y Boca eso representa el 20 por ciento de sus ingresos), le imprimió morosidad a una toma de decisión más cercana a los escritorios políticos que a una lectura adecuada en la relación del público del fútbol con la pandemia.

En el camino no hay datos sobre cuánto dinero dejó de ingresar el fútbol argentino por esos meses de canchas sin gente, aunque según reveló Rodolfo D´Onofrio en ESPN, el presidente de River Plate tiene su propia estimación: dos temporadas sin público en la Copa Libertadores representaron 2 millones de dólares por partido que dejaron de ingresar al ser local. Los tickets representan el 11 por ciento de los ingresos anuales para River. Un fútbol sin gente desde ya que es un mal negocio.

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