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Daniel Osvaldo, íntimo: "Nunca me despegué de mi barrio"
El delantero llegado a Boca desde Italia habla de sus raíces, su juego y su carácter impulsivo
No luce como un jugador de fútbol. No por talento, eso le sobra. Tiene que ver con su postura. No tiene gestos de futbolista; lo suyo parece estar en otro lado. Escribe, toca la guitarra, inunda su cuenta de Twitter con apellidos como los de Page, Plant, Richards, Gilmour, Springsteen, Jagger… Se dispersa, porque su atención está en conseguir una casa, ya que desde hace nueve años vive en Europa. Muestra un look que nada tiene que ver con al universo de la pelota tradicional. Luce glamoroso; sin embargo, detrás de sus manos llenas de anillos y de una buena cantidad de tatuajes, aparece el pibe del barrio Montechingolo, en Lanús. El que gusta de disfrutar de un asado con amigos. Es por eso que no se advierte casi nada del brillo de Espanyol, Roma, Southampton, Juventus, Inter… Daniel Osvaldo , a los 29 años, parece conocer la fórmula para que en él convivan con naturalidad esos dos mundos tan dispares.
El destino parece haberle reservado guiños diversos. Nació en la clínica Maternidad Sardá, de Parque Patricios; se crió en Lanús e hizo inferiores en el Sur, pero comenzó a caminar en el mundo de la pelota en Huracán: "Si no fuese por Huracán no habría podido hacer la carrera que hice". Fanático de Boca , admirador de Riquelme, enfermo por Maradona, se fue a Europa con 19 años y sin minutos en el fútbol grande de la Argentina. Paseó su fútbol por Italia, España e Inglaterra para desembarcar ahora en la Ribera: "Todavía no puedo creer que está tan cerca la chance de jugar por primera vez con la camiseta de Boca. Es increíble". Disfruta, y se le nota.
—-Viviste casi 10 años en Europa, jugaste en clubes muy poderosos, pero se advierte genuinamente que estás viviendo un momento único.
—Mi mujer me carga y me dice que parezco un nenito cumpliendo su sueño, y la verdad es que es así. No me lo esperaba, tanto recibimiento, tanto lío que se armó… Pero no puedo mentir y decir que no me gusta que la gente de Boca me exprese tanto cariño aun sin haber podido jugar ni siquiera un minuto. Es algo hermoso.
—Estás muy emocionado con tu vuelta a la Argentina y con poder jugar en Boca. ¿Cuánto tienen que ver en ese estado de euforia el tiempo que jugaste en Europa, tu formación como jugador en el exterior y el hecho de no haber podido jugar en tu fútbol?
—Mucho. Incluso, hasta en costumbres de vida, porque yo me fui de acá a los 19 años. Yo crecí y maduré en Italia. Tengo muchas costumbres futbolísticas y de las otras que son italianas. Y como siempre tuve ese sueño de volver a la Argentina… ¡Porque yo soy argentino! Nunca me pude despegar por completo de eso, de mi barrio, de mi gente, de mi familia. Siempre pensé en volver. Quizá, por cómo se dio, resultó algo no muy planeado. Pero apenas surgió esta posibilidad dije: "Sí, chau". Tenía otras ofertas de Italia, de Inglaterra y de ligas menos competitivas por mucho dinero, pero yo quería venir sólo acá.
—Haber jugado tantos años en Europa y hacer una carrera como la tuya, ¿te permitió tomar una determinación sin pensar tanto en el dinero y sí más en el deseo de cumplir un sueño?
—Lo que pasa es que uno extraña. Tenía la chance de ir a Juventus, Milan, Torino, a Fiorentina, pero quería venir acá. La única opción real que evalué fue la de Juventus, porque ahí tengo amigos, salí campeón, y los seis meses que estuve allá, la pasé muy bien. Poder volver a jugar con Carlos [Tevez] significa mucho para mí, porque somos muy amigos. Por eso lo pensé. Pero después hubo problemas con la negociación y la Juventus decidió contratar a [Alessandro] Matri. Desde el momento en que la Juventus contrató a Matri, me dije "ya está": no existe Milan, ni Torino, ni Cagliari ni Queens Park Rangers, me quiero ir a Boca.
—Y cómo jugador, ¿cuánto cambiaste?
—Mucho, porque fueron demasiados años afuera. Al principio no fue fácil y me costó mucho entrar. En Italia me tocaron técnicos a los que no les gustaba poner tanto a los pibes. En Italia pasa mucho eso y me costó un poco, hasta que fui a Espanyol, donde tuve como técnico a Mauricio Pochettino, que me dio muchísima confianza y me hizo sentir muy cómodo. Ahí es como que me terminé de liberar y de sentirme más seguro en el campo de juego. Por ahí necesitaba esa confianza que no había tenido en años anteriores. Y desde ahí cambiaron las cosas. Me fui a Roma y tuve un buen nivel; quizás a nivel grupal no salió todo como pretendíamos, pero yo en lo personal me sentí bien. De Roma fue la experiencia de Southampton, donde me costó adaptarme un poco, y después salió la oportunidad de ir a Juventus. Yo tuve la chance de ir de Roma a Juventus, pero Roma no quería darme a la Juve. Por eso fui a Inglaterra. Y cuando me fui de Roma sinceramente me quería ir a otro lado que no fuese Italia, pero después de que llegué a Inglaterra, a los seis meses, comencé a extrañar Italia. Por eso cuando salió Juventus y no lo dudé y volví al calcio. Es que yo crecí ahí.
—Que tu formación sea en Italia y no en otra liga, ¿te puede hacer más sencilla la adaptación al fútbol argentino?
—Yo creo que si tuviese comparar el fútbol argentino con alguno, elegiría el italiano, porque me parece que es lo más cercano que hay. Quizás acá hay un poco más de agresividad y mucho menos tiempo para pensar. Acá se rompe más el juego. Quizás es lo que tengo que trabajar en adaptarme.
—Simeone, Milito, Verón o el Piojo López, que pasaron por Italia, sufrieron menos la adaptación.
—Sí, pero ellos, además de la enorme calidad de cada uno, tuvieron una carrera en la Argentina a alto nivel, se fueron a Europa y después volvieron. Yo prácticamente no sé lo que es jugar en el fútbol argentino, estuve un año y medio en Huracán y en la B Nacional. No llegué a jugar 30 partidos y cuando tenía 19 años. Seguro que me va a costar, pero lo normal. Pero sé que me voy a adaptar, que no voy a tener problemas.
—El ruido que causó tu desembarco en Boca te expone como a nadie. ¿Tenés en cuenta que desde los rivales y desde los medios te van a estar esperando?
—Yo creo que me cuenta más en contra que a favor porque me van a cagar a patadas –suelta una carcajada–. Y más con la fama que tengo de calentón, me van a buscar de todos lados. Obviamente que ya lo sé, tengo que estar más frío que nunca para no caer en provocaciones y dedicarme a jugar al fútbol, que en definitiva es lo único que cuenta. Después sólo me preocupa darle lo mejor a Boca en la cancha.
—Y tu temperamento, ¿es algo para manejar?
—La verdad es que soy muy impulsivo. Ése es mi problema. Incluso, la gente que se interesa en conocerme sabe que soy un pibe tranquilo, que no me gusta el quilombo. Pero soy impulsivo en todos lados, en la cancha, en mi casa… Y uno dice cosas de las que después se arrepiente. Después me siento mal; incluso me he puesto a llorar pidiéndole disculpas a la gente por ser tan impulsivo. Es que no me reconozco en esa acción o impulso. No soy yo. Es verdad que tengo que hacer el ejercicio de, en lugar de pedir perdón, saber contar hasta diez (antes).
—Si me pudieses contar qué sensaciones tenés a horas de saber que está la chance real de debutar con la camiseta de Boca, ¿qué dirías?
—Que me explotan todas las emociones juntas. Más va significar cuando llegue a vestuario, me ponga la ropa... Pero más que todo tengo ganas de jugar, porque hace un mes y medio que no lo hago. Y todo se potencia cuando pienso que va a ser con la camiseta de Boca. Esas cosas son las ansiedades del antes, pero cuando el árbitro haga arrancar el juego entiendo que todo eso desaparece. Si no, me van a dar con un caño –se tira para atrás y estalla en risas–. No, de verdad estoy viviendo un sueño, porque desde que tengo uso de razón pienso en poder hacer un gol en Boca. Es algo que no puedo explicar. Es lo que siento. Es así. No exagero en nada.
El debut podría ser contra Temperley
El juego de mañana ante Temperley podría representar el debut de Osvaldo, ya que el delantero estará en el banco de los suplentes (podría jugar como titular el jueves próximo ante Wanderers, por la Libertadores). Arruabarrena no lo confirmó, pero el equipo desde el arranque mañana sería: Orion; Marín, Burdisso, Díaz y Monzón; Pérez, Cubas y Meli; Lodeiro; Martínez y Calleri.
Las entradas para Boca-Wanderers
La venta de entradas adicionales para abonados para el choque con Wanderers, el jueves próximo, por la Copa Libertadores, en la Bombonera, continuará hasta mañana en Pago Fácil y desde pasado mañana, si quedara algún remanente, se venderá sin respetar la ubicación asignada habitualmente para el torneo local, en las boleterías del complejo Pedro Pompilio, de 11 a 17. El adicional para los socios continúa en venta en los locales de Pago Fácil hasta el miércoles próximo.
El amor por la música, desde chico
Las inquietudes de Osvaldo van más allá del fútbol. "Te diría que me gustaría ser músico. Me gusta tocar la guitarra, escribir canciones, cantar. Ahora, de grande, está más instalado el sentimiento. De chico era loco por el rock and roll, pero tenía más en la cabeza la pelota. Más a los 23 o 24 años, cuando te cambia un poco la cabeza, me fui interesando por otra cosa. La literatura, la historia de la música. Pero evidentemente no tengo el talento para la música, así que hago lo que sé hacer. Pero la música, en especial el rock, es una parte muy grande de mi vida", cuenta.
La sociedad con Tevez y el imán de la Bombonera
Tantos años de carrera en Italia le permitieron compartir equipos con grandes futbolistas y consolidar amistades con algunos compatriotas que comparten su amor por Boca, como Carlos Tevez . Por eso, Osvaldo no duda en asegurar que mucho tuvo que ver el Apache con su llegada a la entidad xeneize, ya que fue el propio delantero de Juventus quien le insistió para que se sumara al club. "Sería un sueño poder jugar con Carlitos en Boca", dice Osvaldo y suelta la mirada hacia el aire, como quien no puede imaginar semejante acontecimiento.
Las versiones de un posible retorno de Tevez y hasta la idea de traer a Pirlo con él no son algo desconocido para Osvaldo, ya que asegura que a muchos futbolistas en Italia los impresiona e intriga lo que implica jugar en la Bombonera. "Tengo una relación buena cn Pirlo y siempre me preguntaba por lo que era Boca. Incluso De Rossi me ha dicho que le encantaría jugar en la Bombonera. Ellos miran mucho lo que esa cancha, lo que es Boca. Cuando hay un gol y la gente se cae una sobre la otra para gritar. Es una locura que los atrae mucho. Es algo que no me puedo imaginar... si todos ellos decidieran venir a Boca."
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