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Daniel Grinbank, candidato anti-Moyano en un Independiente que “tiene que refundarse” porque “quedan sólo escombros”
El empresario del espectáculo, que actuó en el club hace casi 20 años, no será presidente pero participará en la elección de diciembre; qué opina de la barra, la grieta y el club en “bancarrota”.
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Al otro lado de la videoentrevista, casi en la otra punta del continente, Daniel Grinbank se sienta en la habitación del hotel donde se hospeda y pide disculpas: “Está lloviendo y no encontraba taxi para volver, por eso me demoré un poco”. Está en Nueva York, en plena negociación con empresas alemanas y norteamericanas para constituir una sociedad que producirá música y espectáculos por todo el mundo, “menos en nuestra región, porque por desgracia en las condiciones actuales ha dejado de ser un mercado seductor para este tipo de servicios”, aclara con amargura. Sin embargo, buena parte de su tiempo y su cabeza permanecen orientados miles de kilómetros hacia el sur, más exactamente en Avellaneda. “En cuanto cuelgue con vos tengo otro Zoom con los equipos de trabajo de Primero Independiente, el frente que construimos para las elecciones del 19 de diciembre. Por suerte, hoy la virtualidad da opciones de contacto que eran impensadas hace algunos años”.
A sus 67 años, este exitoso empresario de la industria del entretenimiento ha decidido retornar al fútbol, un ámbito en el que vivió ya dos experiencias, en Independiente y en el español Leganés, movido por el amor a un color y la convicción de que su aporte puede servir para cambiarle el rostro a un club que lleva demasiado tiempo con tanta presencia en las páginas de policiales como en las deportivas.
–Mi viejo, que falleció hace siete años y fue la persona que más me marcó en la vida, era fanático de Independiente, tanto que quiso ponerme de nombre “Carlos Ernesto”, por Cecconato y Grillo. Al final quedé como “Daniel” porque había fallecido mi abuelo materno, que se llamaba “Daniel”, y mi vieja equilibró la cosa. A veces pienso qué me diría él en este momento de mi decisión de participar en estas elecciones, y creo que me diría que estoy loco.
–¿Y por qué lo hacés?
–Me lo pregunto varias veces al día [ríe]. Hay cuestiones que son difíciles de explicar desde la racionalidad. Tengo un sentimiento muy profundo por Independiente, que es una pasión muy cercana a mis afectos, y entiendo que está por vivir unas elecciones cruciales. No se está definiendo una mejor o peor gestión, sino la apropiación definitiva del club por los Moyano y el tipo de club que vamos a tener por los próximos muchos, muchos años. Entonces vuelve la racionalidad, me siento partícipe y quiero aportar lo que pueda dentro de mis limitaciones laborales y mis posibilidades.
"No se está definiendo una mejor o peor gestión, sino la apropiación definitiva del club por los Moyano y el tipo de club que vamos a tener por los próximos muchos, muchos años"
Daniel Grinbank
–Habrás analizado el contexto. ¿Cuál es tu conclusión?
–Que es desfavorable bajo todo punto de vista. No hay una sola variable que juegue a favor, y esto no sólo es institucional del propio club: tiene que ver también con el manejo de la AFA, el papel que ocupa en el ámbito del fútbol mundial, lo que pasa con la economía en la Argentina en general, la proyección de los jugadores... No estamos en 2002. Hoy sería muy difícil volver a armar un equipo como el que fue campeón ese año porque la primera opción de los jugadores de élite es irse al exterior.
–Deudas, inhibiciones, escándalos, barrabravas, un equipo que no encuentra el rumbo, la política nacional embarrando la cancha... El panorama de Independiente pinta complicado.
–Independiente prácticamente tiene que refundarse porque quedan sólo escombros. Es un club privatizado por un sindicato y que encima está en bancarrota, con un pasivo inmanejable, sumido en una profunda decadencia institucional y hasta de la palabra, una crisis cultural que derrama en lo deportivo y lo económico.
“Es un club privatizado por un sindicato y que encima está en bancarrota, con un pasivo inmanejable, sumido en una profunda decadencia institucional y hasta de la palabra, una crisis cultural que derrama en lo deportivo y lo económico”
–¿Y cómo se supera una situación así?
–Poniéndole un dique al pasivo para empezar a gestionar sin que nos arrastre el tsunami. Habrá que ver cuál es la herramienta más adecuada para ponerlo. ¿La Ley de Salvataje? Sería la última carta, pero nunca se levantó la convocatoria de acreedores y no se puede gastar los recursos actuales en pagar deudas generadas de manera irresponsable.
–¿La gestión de los Moyano es culpable de este descalabro?
–Los Moyano han sido la frutilla del postre pero el deterioro viene desde bastante más atrás. Ellos ya recibieron un club arruinado y sería un necio si no reconociera lo que hicieron en su primer ciclo en cuanto a infraestructura en el estadio y los predios. El problema es que se hizo con plata non sancta, y después volvió a salir por la vía de empresas familiares. No lo digo yo: aparece en los balances. Nosotros no caminamos por la vida con esos valores o modelos. Estamos en las antípodas de su modo de actuar.
“Sería un necio si no reconociera lo que hicieron los Moyano en su primer ciclo en cuanto a infraestructura en el estadio y los predios. El problema es que se hizo con plata non sancta, y después volvió a salir por la vía de empresas familiares. No lo digo yo: aparece en los balances”
–El actual presidente es un adversario difícil de batir.
–Soy consciente de que nos enfrentamos con una de las organizaciones más poderosas que existen en la Argentina, que ha resistido a varios gobiernos y a la que no se puede subestimar de ninguna manera. Nosotros planteamos un proyecto superador, con las ideas claras. Sabemos que tendremos que afrontar seis primeros meses muy difíciles, pero ya tenemos un equipo trabajando en la postelección.
–Se podría decir que tu participación en el fútbol está 1 a 1: te fue bien en 2002 en Independiente y luego mal en Leganés. ¿Esta vuelta es algo así como jugar el desempate?
–No considero que lo mío en Independiente de 2002 haya sido bueno. Te diría que estoy 2 a 0 abajo. Pequé de inocente, casi de b..., y tengo una profunda autocrítica por aquella inocencia. El pecado fue generar con ese equipo un oasis que sirvió para instalar el comienzo de una gran decadencia en el club. Trataré de no repetir la experiencia. Lo de Leganés fue diferente. Fui a hacer un negocio y por diversas circunstancias no funcionó. Las autoridades del ayuntamiento no cumplieron con nada de lo que me habían prometido, deportivamente el equipo anduvo por debajo de lo esperado, la prensa española nos percibió como una absurda invasión argentina y también tuvimos algo de mala suerte. Estábamos eliminando al Real Madrid de los Galácticos de la Copa del Rey y nos empataron en el último minuto. Después nos ganaron en el alargue. Estoy convencido de que la historia habría terminado diferente si hubiéramos ganado ese partido. Pero no fue así. Perdí mucho dinero en Leganés; lo tengo en el inventario de mis grandes fracasos.
“No considero que lo mío en Independiente de 2002 haya sido bueno. Pequé de inocente, casi de b... El pecado fue generar con ese equipo un oasis que sirvió para instalar el comienzo de una gran decadencia en el club”
–¿Volverías a poner dinero en el fútbol?
–No, y si algún socio piensa que vengo con una billetera gigante, mejor que no nos vote por eso. No me parece que ése sea el camino y tengo una edad en la que no puedo pel... con la plata que tengo; ya estoy jugando con la jubilación.
“Perdí mucho dinero en Leganés; lo tengo en el inventario de mis grandes fracasos. Y si algún socio piensa que vengo con una billetera gigante, mejor que no nos vote por eso. No me parece que ése sea el camino”
–Hablabas de la pérdida de seducción de la Argentina y el resto de la región para la producción de espectáculos. ¿Pasa algo parecido con el fútbol?
–Van en paralelo. Hay un correlato de improvisación en el funcionamiento entre los gobiernos nacionales y la AFA, que por un lado puede reflejarse en la devaluación de nuestra moneda y la falta de proyectos económicos en general, y por el otro en los problemas “macro” de organización del fútbol argentino. Te doy un ejemplo. Yo viajo mucho por el mundo, y nunca tuve tantos problemas para ver partidos de nuestro campeonato en el exterior, y hablo tanto de Europa como de Estados Unidos. Esto habla de fallos de comercialización, de que el producto está mal vendido. Las fechas del final del torneo pasado fueron decididas con 72 horas de anticipación. No hay señal internacional de televisión que pueda adaptar su programación a ese esquema.
–¿Es un problema de la venta o del producto en sí mismo?
–Las dos cosas. El producto es malo. No hay antecedentes de ligas importantes con tantos equipos; es insostenible. El tema de la inseguridad y las barras bravas sigue latente, y después está el propio juego. Aquellos a los que nos gusta el fútbol nos sometemos todos los fines de semana a un espectáculo que no nos sentaríamos a mirar si no hubiera un sentimiento detrás.
“Aquellos a los que nos gusta el fútbol nos sometemos todos los fines de semana a un espectáculo que no nos sentaríamos a mirar si no hubiera un sentimiento detrás”
–Pero si, como vos mismo decís, la prioridad de los jugadores es irse al exterior, ¿cómo se puede recortar las distancias y elevar el nivel del juego?
–Es difícil porque las diferencias económicas con el hemisferio norte son cada vez mayores, y lo vemos en temas más importantes que el fútbol. Miremos lo que pasó con el acaparamiento avasallante de vacunas que ejerció el hemisferio norte respecto al sur. Se ve con la salud, las tasas de pobreza e indigencia, los niveles de educación, la concentración de las empresas... Esto no vuelve atrás con el desarrollo de las nuevas plataformas de streaming que se involucran vendiendo el fútbol como un producto prime. Es complicado, no es inmediato y tampoco es en una coyuntura que pueda llevar a cabo un solo club, pero sí es seguro que tal como manejan las cosas, las chances se minimizan. Podés hacer todo bien y que los resultados no sean los esperados. Ahora bien: si seguimos haciendo todo mal, seguro que no vamos a obtener ningún resultado.
“Las diferencias económicas con el hemisferio norte son cada vez mayores. Miremos lo que pasó con el acaparamiento avasallante de vacunas. Se ve con la salud, las tasas de pobreza e indigencia, los niveles de educación, la concentración de las empresas...”
–Mencionaste a las barras bravas, que en Independiente son un problema que viene de lejos. Incluso esta semana hubo un episodio muy grave. ¿Tiene solución el tema?
–Sí, pero siempre que el Estado juegue de nuestro lado. Si no, no hay opción de enfrentarnos con ellas. En su día, Aníbal Fernández participó en aquel proyecto inviable de Hinchadas Unidas Argentinas. Lo conozco y sé que habrá capitalizado esa experiencia para tener hoy desde la jefatura de Seguridad de la Nación una disponibilidad absoluta. Él sabe que no se puede convivir con estos forajidos.
“Aníbal Fernández participó en aquel proyecto inviable de Hinchadas Unidas Argentinas. Lo conozco y sé que habrá capitalizado esa experiencia. Él sabe que no se puede convivir con estos forajidos”
–¿Pero cuál será la postura del club?
–Un “no” tajante. De nuestro lado no hay transa ni negociación posibles. Pueden venir a ofrecernos pintar gratis a nuestro favor las paredes de todo Avellaneda y la respuesta será no sentarnos. No hay opción ni de diálogo. En su día decidí no organizar más recitales en estadios de clubes de fútbol para no negociar con los barras y mantengo esa postura. Acá no hay “hinchas caracterizados” ni “mal menor”. La barra no puede tener ningún espacio en el club.
“En su día decidí no organizar más recitales en estadios de clubes de fútbol para no negociar con los barras y mantengo esa postura. Acá no hay “hinchas caracterizados” ni “mal menor”. La barra no puede tener ningún espacio en el club”
–¿Dónde hay que ubicar hoy al fútbol? ¿Es un hecho deportivo o un negocio ligado a la industria del entretenimiento?
–Hay un relato idílico que dice que el fútbol sigue siendo potrero, once contra once y el juego más lindo; y un relato real que surge a partir del gran salto económico que dio el fútbol como negocio con la irrupción de la televisión, que pasó de ser abierta al cable, que próximamente llegará a las plataformas y que alcanza a todo el planeta. El fútbol brinda un factor de prestigio para llevar a cabo negocios en otro ámbitos. ¿Por qué Florentino Pérez es presidente de Real Madrid? Porque al serlo llama por teléfono a China y le abren las puertas a su empresa constructora. Lo mismo sucede con los rusos o los árabes que son dueños de las sociedades anónimas de los clubes ingleses y de Paris Saint-Germain. El fútbol es un vehículo absolutamente poderoso construido a billete puro. Y acá lo vemos traducido a un trampolín para una visualización de personalidades. No tiene el condimento del estatus, sino de ser un medio para obtener poder en lo político o en lo gremial. Afortunadamente hay muchísimas excepciones, pero en la degradación de la dirigencia de nuestro fútbol ésta es una de las dificultades más grandes por superar.
“El fútbol brinda prestigio para llevar a cabo negocios en otro ámbitos. ¿Por qué Florentino Pérez es presidente de Real Madrid? Porque al serlo llama por teléfono a China y le abren las puertas a su empresa constructora. Lo mismo sucede con los rusos y los árabes”
–Con esa dirigencia te encontrarías si ganás las elecciones...
–Muchas veces se cree que alguien exitoso en una actividad puede extrapolar ese éxito a otras, y no es así. Me consta por un lado la cantidad de plata que puso Marcelo Tinelli en San Lorenzo. No le fue como él esperaba y encima tiene que padecer críticas en lo personal que afectan su credibilidad. Y por el otro, la buena voluntad con la que Mario Pergolini entró a Boca, y se lo comieron en seis meses. Hay códigos que funcionan en determinadas actividades pero no necesariamente lo hacen en otras.
“El fútbol es un vehículo absolutamente poderoso construido a billete puro. Acá lo vemos traducido a un trampolín para obtener poder político o gremial”
–¿Y eso no te asusta?
–Sí, profundamente. Por eso no me animaría a una cuestión personalista, porque creo en los equipos de trabajo. De hecho, estamos abiertos al consenso y al diálogo. Por ejemplo, la otra alianza opositora ha hecho la propuesta de que las elecciones sean realizadas en el estadio en lugar de en la sede, y nosotros apoyamos esa idea. En tiempos de pandemia no hay ningún argumento para que no se haga así, para facilitar que vaya a votar la mayor cantidad posible de socios. El proceso que viene será traumático y requerirá del apoyo de toda la comunidad de Independiente. El club no va a salir adelante gracias a una única persona.
–¿Por eso no vas a ser candidato a presidente?
–No. Yo pienso que llegó la instancia en la que todos los estratos de la gestión deben profesionalizarse. Se terminó la etapa del dirigente voluntarista. Pero aun así, creo que un presidente tiene que estar dedicado 24 x 7 al club, y mucho más en un club que necesita dar un giro de 180 grados. A mí me limita mi actividad empresarial y hasta geográfica, porque tendré que estar fuera de la Argentina gran parte del tiempo. Al socio quiero hablarle con honestidad. No voy a hacer lo que le critico a Moyano: postergar el club por su actividad personal; en su caso, sindical. La mía no es una participación testimonial; estoy trabajando con conciencia y responsabilidad, dedicándole mucho tiempo a este proyecto, incluso liderándolo, pero quiero ser muy claro sobre cuáles van a ser mis límites de participación.
“Llegó la instancia en la que todos los estratos de la gestión deben profesionalizarse. Se terminó la etapa del dirigente voluntarista”
–Hablar de profesionalizar un club en la Argentina remite a la idea de las sociedades anónimas.
–No soy afín a ese modelo. En términos de empresa, están los gerentes pero hay un órgano de dirección que define los grandes lineamientos y a quién pone de gerente en cada área. Acá el ente supremo va a ser la comisión directiva elegida por los socios. Yo vengo del mundo del espectáculo y en cuanto a conocimiento del fútbol no salgo de la charla de café, e Independiente es una institución muy, muy grande, que tiene muchos deportes. Necesita una dedicación a full de gente rentada. En el actual contexto se necesita de los mejores. Quiero gente del departamento comercial trabajando todo el día en la calle buscando dinero para el club, y la del departamento de seguridad tratando el tema de las barras desde lo institucional y lo político. Tenemos que darle un salto de calidad a la gestión siendo eficientes, lograr eficiencia dentro del modelo de asociación civil.
–Este asunto amenaza con abrir otra grieta, e Independiente es una institución atravesada por la gran grieta: los Moyano, de un lado, y la alianza en la que están Cristian Ritondo y Néstor Grindetti, del otro. ¿Tu grupo viene a ser Corea del Centro?
–La grieta le hace muy mal a la sociedad mundial. Se llevó puestos temas tan álgidos como la salud. Lo veo acá, en Estados Unidos, donde los estados que votaron a Trump tienen un nivel de vacunación muy inferior a los otros. Hoy es un desafío no estar apoyado en uno de los dos lados, pero yo milito la antigrieta en el nivel nacional. Me preocupa que nos vean como Corea del Centro porque somos muy atacados los que estamos en el medio, que, para mí, somos mayoría. Pero también nos enaltece, porque comulga con una serie de valores en los que creo profundamente. Ojalá alguna vez esos discursos de odio desaparezcan, porque la grieta no favorece a una mejor sociedad.
–¿Cómo se maneja la existencia de esa grieta dentro del club?
–Con mucho equilibrio. Todos somos hombres políticos y tenemos ideologías y pensamientos, pero hemos firmado un compromiso para que el club no sea un espacio para dirimir conflictos externos. No se puede volcar en la institución cuestiones que tienen que ver con la política nacional o una interna gremial. Ni tampoco usar Independiente como trampolín para saltar a otros ámbitos.
–¿No fue la grieta lo que abortó la unidad con el grupo opositor cuyos rostros visibles son Ritondo, Grindetti y Gastón Gaudio?
–No, no llegamos a un acuerdo porque sería ficticio. De mínima hay que compartir proyectos, diagnósticos y valores; no procuramos ganar por ganar. Y en esa lista hay muchas personas que se repiten de la gestión de Moyano y de la de Julio Comparada. No podemos pensar que quienes fueron factores de construcción de esta situación pueden ser parte de la solución. El caso de Gaudio es diferente. Bienvenida la gente que pueda traer sponsors, pero para venir tiene que haber un producto al que quieran asociarse. En Independiente, durante la gestión Moyano, todos los sponsors que tuvimos en la camiseta fueron de empresas ligadas a los Moyano. Cuando aparece en una camiseta una marca, además del éxito deportivo quiere branding, y si lo que sucede cotidianamente está siempre cercano al escándalo, la degradación y la mentira, no se asocia. Era lógico que Gaudio se llevara Qatar a Boca en lugar de traerlo a Independiente, porque nadie regala la plata.
“En Independiente, durante la gestión Moyano, todos los sponsors que tuvimos en la camiseta fueron de empresas ligadas a los Moyano. Si lo que sucede cotidianamente está siempre cercano al escándalo, la degradación y la mentira, la marca no se asocia. Era lógico que Gaudio se llevara Qatar a Boca en lugar de traerlo a Independiente, porque nadie regala la plata”
–Hablemos de fútbol. ¿Cómo ves al equipo?
–La verdad es que el fútbol que practica Falcioni no me representa, pero si miro el contexto en el que está trabajando tengo que darle las gracias, porque tiene que improvisar todo el tiempo y aun así ha obtenido puntos. Y si me preguntás si elegiría a Falcioni como director técnico te diría que no, pero mi conocimiento sobre fútbol no pasa de la mesa de café, y acá se trata de profesionalizar el área con un secretario deportivo que tenga una mirada amplia, porque entre otras cosas se corre el grave riesgo de malograr una generación de chicos que apuntan bien.
–¿Un secretario deportivo con pedigrí en el club?
–Si fuese así, mejor, pero no es indispensable. Hay estereotipos que debemos dejar de lado. No se puede hacer demagogia con cuestiones del club que son fundamentales. Soy respetuoso de la historia pero tengo muy claro que no podemos vivir de la nostalgia.
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