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Cristian Lucchetti: "Sé que es raro, pero no me gusta atajar, por eso no disfruto el día del partido"
Con vocación de delantero, a los 37 años se ilusiona con el último tramo de su carrera con el gran momento de Atlético Tucumán
El regreso a la primera división, luego de cuatro años en el ascenso, lo mostró vigente. La agilidad y velocidad que lo caracterizaron están al día en el arco de Atlético Tucumán, una de las revelaciones del torneo. Más allá de la pura actualidad, Cristian Lucchetti también recuerda cada paso de su carrera, como el debut en primera división, en noviembre de 1996, cuando con edad de estudiante secundario se estrenó en el arco de Banfield en una victoria ante Boca. "Estuve despierto toda la noche previa, porque estaba muy nervioso; entonces, en el camino a la cancha me dormía en el micro. Después fue todo perfecto, el sueño del pibe: debutar en un partido grande, ganar y haber atajado bien".
Son los entrenamientos lo que más lo conecta con el fútbol, porque reconoce que padece la competencia. La razón no deja de ser llamativa. "No me gusta atajar, por eso no disfruto el día del partido. Pese a que todo lo que soy se lo debo a los guantes, y en ese sentido soy muy agradecido, la realidad es que nunca me gustó atajar. Sé que es raro. En las prácticas trabajo con los arqueros y en mi tarea específica, obviamente, pero también hay espacio para otras cosas. Si alguna vez juego un picado con mis amigos, ni siquiera voy al arco en la rotación de atajar un gol cada uno". Su ilusión era ser delantero, algo que estuvo cerca de suceder en dos oportunidades en Banfield. "En un partido por la Copa Libertadores contra el América, en México, Patricio Hernández mandó a hacer una camiseta de jugador con el número uno y me iba a poner, pero finalmente no sucedió. La otra vez fue con (Jorge) Burruchaga; el equipo no hacía goles y me preguntó si me animaba, pero no lo convencí porque dudé a partir de que me parecería que podía ser una falta de respeto hacia los delanteros del plantel".
¿Cómo llegaste a ser arquero si no te gustaba el puesto?
-Porque en las inferiores marcaba diferencias jugando con los pies. Jugaba en mi categoría como delantero y en la superior de arquero. A principios de los 90 era raro ver que un chico en el arco jugara con los pies, y yo lo hacía mucho, casi que me paraba de líbero. La mayoría de los arqueros nacen arqueros, pero no fue mi caso.
-¿Qué ves cuando mirás hacia atrás en tus casi 20 años como profesional?
-Soy un agradecido de ser futbolista. Me tocaron vivir muchas cosas, alegrías, fracasos, lesiones, momentos de reconocimiento. Empecé chico y fui aprendiendo a medida que crecía. Cada entrenador me fue agregando cosas. Jugué mucho tiempo en primera, estuve en el ascenso, también en equipos grandes y en el exterior. Tengo la suerte de haber tenido una carrera muy larga, es un privilegio. Sé que estoy en la última etapa, pero me siento bien y con ganas, que es lo más importante.
-¿Cómo recordás tus pasos por Boca y Racing?
-Valoro mucho haber atajado en esos equipos, fueron experiencias muy importantes. Me hubiese encantado tener mejores rendimientos y haber permanecido más tiempo. En Racing sí tuve varios buenos partidos, en Boca las cosas fueron más difíciles. A los dos clubes había ido a préstamo y sabía que quedarme iba a ser prácticamente imposible. Las circunstancias no fueron las mejores, sobre todo en Boca, porque no era un momento bueno del equipo.
-¿Esperabas volver a atajar en primera?
-No era algo en lo que pensaba, pero cuando conseguimos el ascenso con Atlético Tucumán sí me agarró ese cosquilleo de preguntarme cómo iba a estar, a mi edad, para el ritmo de Primera. Ese segundo o dos que tenés en el Nacional B dejan de existir y la diferencia se nota, porque a la hora de achicar o reaccionar ante un delantero ese tiempo se vuelve una eternidad.
-¿Cambió el juego?
-Sí, porque la preparación es distinta. Los entrenamientos son más dinámicos, las pretemporadas se encaran de otra forma que hace 15 años. Se ganó en velocidad y la intensidad y la fricción también aumentó. Hoy vemos planteos que dan lugar a partidos más entretenidos; hay una nueva generación de técnicos que buscan un fútbol ofensivo, lo que también hace que muchas veces los equipos queden partidos. Se arriesga más y eso está bueno.
-El fútbol ganó en atractivo, entonces.
-En el juego sí, pero falta algo que hoy parecería imposible, que es el regreso de los hinchas visitantes. Ver los colores en las tribunas, escuchar los distintos cantos es algo que siempre caracterizó a nuestro fútbol. Para mí, ese contexto, ese marco, era muy especial. Desgraciadamente, hoy vivimos de una manera que hace inviable la convivencia en un estadio.
-¿Qué encontraste en Tucumán?
-Un lugar hermoso para vivir. Mi familia y yo estamos muy contentos, muy asentados. En lo futbolístico, estoy en un equipo tremendamente popular, que despierta una gran pasión y arrastra una enorme cantidad de gente, por eso todos los partidos los jugamos con un estadio lleno.
pi/tb
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