Coronavirus. El fútbol no vuelve a los entrenamientos hasta que todo el país esté en Fase 4

El deseo de futbolistas, entrenadores y preparadores físicos de volver a los entrenamientos se choca contra la evolución de los contagios de coronavirus. El AMBA es el área roja y el Gobierno no quiere que la pelota sea vector de más positivos. La AFA, por su parte, se encolumnó detrás del Ejecutivo desde que a mediados de marzo la actividad se paró. Pero algunos gobiernos provinciales abrieron diferentes actividades deportivas, incluido el fútbol. Los clubes, incluso los de las ligas del interior, quisieron abrir sus puertas para volver a practicar. A moverse. A airear la cabeza. La AFA los frenó en seco. O todos o nadie.

"No podemos trasladar el virus al interior del país. La vuelta a los entrenamientos será cuando todo el país se encuentre en fase cuatro", dijo Claudio Tapia, presidente de la AFA, en un mensaje grabado en el canal oficial de YouTube. Adelantó que ningún equipo tendrá ventaja deportiva y que se conformará una comisión médica para llevarle al ministerio de Salud el protocolo sanitario ideado por la Casa del Fútbol.

El mensaje de Tapia

Atrás quedaron las imágenes de Alexander Domínguez, arquero ecuatoriano de Vélez, corriendo por las calles de Buenos Aires. O las palabras de su colega Jorge Broun (Gimnasia de La Plata), quien criticó que se pueda "entrenar en los parques y no en los clubes". La Villa Olímpica de Ituzaingó, donde se entrenan los de Liniers, o el predio de Estancia Chica, donde practica el Lobo de Diego Maradona, parecen ser dos lugares más seguros que cualquier plaza de Capital o de La Plata. Sin embargo, esos predios están cerrados hasta nuevo aviso.

La AFA invoca una cuestión de salud pública (la pandemia), pero subyace lo deportivo: si, como le explicó Marcelo Gallardo (entrenador de River) al presidente Alberto Fernández, se necesitan dos meses para que los equipos retomen su estado físico, quienes retomen antes la actividad tendrán ciertas ventajas. Para los directivos del interior, en cambio, cualquier movimiento que se realice en estos días distará de ser una práctica formal de fútbol. Así lo explicó José Mansur, presidente de Godoy Cruz, de Mendoza: "Se habla de ventaja deportiva cuando le conviene a cada uno", criticó. La provincia cuyana liberó todos los deportes salvo la natación. "Las zonas sin circulación comunitaria van a ser un problema", avizoró la semana pasada un integrante del gobierno. Tenía razón.

También hay razones económicas. El 30 de junio se terminan los contratos de muchos futbolistas, alrededor de 2000 sólo en el ascenso. En épocas de billetes escasos, nadie quiere que un jugador sufra una lesión grave y el club, de acuerdo a las leyes laborales vigentes, deba renovarle por obligación. Sin entrenamientos se acaban los problemas. "Hasta el 1 de julio no se mueve nadie", se escuchó en las últimas semanas. Mientras los planteles se mueven con lo que tienen a mano en sus casas, salen a correr en el horario permitido y se mantienen en contacto mediante las plataformas electrónicas, los dirigentes agudizan el ingenio para encontrar financiamiento. Y poder pagar los sueldos.

Ginés González García, ministro de Salud, declaró el sábado que los planteles deberían respetar el distanciamiento social y volver a entrenarse en grupos de seis personas. Adelantó, además, que "el protocolo sanitario para la actividad" estaba terminado. Fuera de micrófono, un compañero del gabinete nacional razonó: "Hay una necesidad de que haya deportes para que la gente se entretenga con algo. Sobre todo en estos momentos con tanto tiempo libre".

Esa necesidad de un gobierno que se jacta de su gen futbolero deberá esperar. El problema que se viene es controlar que nadie se entrene. Y, más tarde, que los protocolos se cumplan. No son lo mismo Boca o River que Atlas, Yupanqui o Bartolomé Mitre de Posadas. En el Monumental o la Bombonera no faltarán ni el alcohol en gel, ni los barbijos. Cualquier club de primera podría pagarles los tests de coronavirus a planteles profesionales y cuerpos técnicos. Incluso a las categorías juveniles. Pero en el ascenso profundo, allí donde llegar a mes se volvió una utopía, todo cuesta el doble. Tapia, en su mensaje, recalcó que la AFA ayudará a esos clubes necesitados.

Un caso testigo: el estadio Beto Larrosa de Sacachispas está en el corazón de Villa Soldati y Mariano Klaus, uno de los defensores del equipo lila que juega en la B Metropolitana, dio positivo junto a su mujer y sus hijos. Su padre es el utilero del equipo. Sacachispas, como la mayoría de los equipos del AMBA, tendrá que esperar que la zona ingrese en Fase 4, al menos, para poder regresar a los entrenamientos. Mientras tanto, nada de nada.

En las últimas semanas, los responsables sanitarios del fútbol argentino también tuvieron reuniones virtuales. Coincidieron por Zoom con las autoridades del área de los otros nueve países sudamericanos y de la Conmebol. El objetivo fue redactar una serie de sugerencias para el regreso de la actividad en los próximos meses. El documento ya fue enviado a las asociaciones nacionales, por lo que lo más probable es que también sea tenido en cuenta en las discusiones internas que cada país tiene para regular la vuelta a la actividad. La entidad rectora del fútbol sudamericano tiene en la cabeza un mes clave para reanudar sus Copas Libertadores y Sudamericana: septiembre. Y en eso, al menos, coincide con la AFA.

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