Copa América: la Argentina entra en una zona de alto impacto emocional en busca de la gran final ante Brasil

La Argentina y Colombia se encuentran en Brasil en una Copa América que tendría que haberse disputado en sus tierras. Otros, seguramente, hubieran sido los caminos de cada uno. La pandemia de coronavirus y la agitada situación social en buena parte de las ciudades colombianas modificaron los planes y ahora, por las semifinales, chocan dos equipos que, por distintos motivos, empiezan a jugar mucho más con la cabeza, el temperamento y las emociones. Hoy, a las 22, en Brasilia, con el arbitraje del venezolano Jesús Valenzuela, ambos seleccionados tendrán que probarse a sí mismos. Espera Brasil, ya clasificado tras el 1-0 ante Perú.

El conjunto dirigido por Lionel Scaloni bracea en etapas decisivas y empieza a cargar con mayores presiones, a la luz de nombres que comienzan a hacerse conocidos y generar confianza en el ambiente en general. Resultados y momentos muy convincentes –a los que les faltaron cierta continuidad– guiaron hasta ahora la marcha argentina. Con un Lionel Messi aplomado y funcional, el seleccionado se muestra como un grupo apiñado, quizá en el mejor momento de este recambió que comenzó hace alrededor de tres años.

Se siente cerca de un objetivo esquivo. Los apagones en el juego no son los suficientemente largos como para ponerlo en aprietos. Y, además, Scaloni encuentra soluciones cuando busca variantes. La competencia en determinados lugares le dio un plus en el que el mayor beneficiado fue el equipo. Casi todos rinden. Casi nadie desentona. Es más, con algo de mejor puntería el camino hasta aquí hubiera sido mucho más holgado.

Por eso la Argentina convivirá a partir de hoy con la gran obligación, a dos partidos de un título que persigue desde hace 28 años. Fue en 1993, bajo el mando de Alfio Basile, cuando el equipo albiceleste conquistó la última Copa América y, desde entonces, cada competencia se volvió un derrotero para descifrar la palabra mágica que rompiera el conjuro.

Tras la ausencia en la Copa América 2001, que conquistó Colombia como local por primera y única vez, la Argentina estuvo en cuatro de las últimas seis finales. En Perú 2004 y Venezuela 2007 perdió ante Brasil, mientras que todavía están latentes las dolorosas derrotas por penales contra Chile: en 2015 y en la Centenario 2016, en Estados Unidos.

El avance generacional, precisamente, puede darle a la Argentina una frescura en el aspecto mental. Sin complejos ni lastres emocionales, con apellidos puntuales de los últimos tiempos de reveses –Di María, Agüero y Otamendi, sin contar a un imprescindible Messi– será el momento de dar un paso al frente para, definitivamente, quedar a un partido de la vuelta olímpica en una competencia con tanta controversia como singularidades.

Con Cristian Romero aún afuera por molestias en una rodilla, la duda parece la de los últimos partidos y está en el medio campo: Leandro Paredes o Guido Rodríguez. El hombre de PSG ofrece salida clara, pases entre líneas, pero no tanta marca cuerpo a cuerpo como el futbolista de Betis. De ese puesto trascenderá las intenciones argentinas. En el lateral izquierdo, Marcos Acuña continúa con ventaja en las preferencias de Scaloni sobre Nicolás Tagliafico.

Colombia recuperará a uno de sus líderes: Juan Cuadrado, ausente por suspensión frente a Uruguay. El mediocampista disputa la quinta Copa América y esta noche alcanzará los 100 partidos con el conjunto cafetero. A los 33 años, Cuadrado marca diferencias con el despliegue y la precisión de su pegada.

Será el 15° encuentro entre ambos seleccionados en la competencia. La Argentina lidera el historial, con siete victorias, cuatro empates y tres caídas. El último enfrentamiento por la Copa fue en Brasil 2019, cuando los colombianos se impusieron por 2-0 en el Grupo B. Aunque los actuales planteles tienen un antecedente inmediato: el 8 de junio último se enfrentaron por las eliminatorias para el Mundial de Qatar y el partido terminó 2-2.

“Argentina es una selección muy compacta, muy madura, lo ha demostrado en los últimos años... es una selección que tiene muchas bondades, hay que tener un juego muy inteligente, gran aplicación para poder desequilibrarlos”, analizó el técnico colombiano, Reinaldo Rueda.

De la mano de Rueda, precisamente, Colombia logró enderezarse en las eliminatorias tras un flojo comienzo con el portugués Carlos Queiroz. Ahora, además del talento natural, el equipo cafetero se aferra a “la pizarra” de un entrenador analítico y descubridor de los defectos ajenos.

La Argentina ingresa en una etapa de alto valor emocional. El salto dependerá de lo aprendido y de las lecciones por venir.

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