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Copa América. Brasil favorito y todo en contra: la estrategia de antihéroe que diseñó la selección
BELO HORIZONTE, Brasil.– "¡O Mineirao e nosso! ¡O Mineirao e nosso!". Colgado de una valla de contención, Ariel Pérez grita como para que lo escuchen todos en la rua Orange, una estrecha calle donde se estaciona el bus de la selección. Es uno de los diez argentinos que convive con otros cien brasileños en la entrada lateral del hotel al que la delegación acaba de ingresar. Son las 16.15 de un apacible domingo en este coqueto barrio, llamado Savassi, cuando Pérez agita una bandera que dice Río Gallegos, su lugar en el mundo. Enseguida los jugadores entran y el hincha de la selección que también es de River explica su suerte planificada: "Mi mujer es mineira y muy futbolera. En enero, cuando salieron a la venta las entradas, analizamos los grupos y pensamos que podía darse esta semifinal acá. Así que las compramos y nos vinimos con nuestros hijos a visitar a la familia de Rita. El martes seré uno de los pocos argentinos contra el gigante", cuenta, con los tickets en la mano. Este santacruceño quizás no lo sabe, pero su expresión coincide con lo que se mastica en la merienda, 20 metros atrás del portón de ingreso al Radisson Blu: la selección aplica la estrategia del antihéroe. El que nada tiene que perder. El que pacientemente opera para que la presión del Mineirao, esta vez, se siente únicamente sobre la espalda de Brasil. Y apriete fuerte.
El Messi que emocionó a los Pérez una semana atrás es el capitán de la idea. La selección apenas empezaba a entrenarse en Buenos Aires cuando él sentó posición: "La realidad es que la selección está en una época de recambio. No somos candidatos a ganar la Copa América como otras veces", dijo, consciente de que los tiempos de favortismo explícito habían quedado atrás. El viernes, cuando la Argentina le ganó a Venezuela en el Maracaná y el clásico quedó confirmado, no se corrió un centímetro: "Ellos son locales y tienen que salir a mostrarle a su gente. Hace tiempo que están con este proyecto. La mayoría de estos jugadores viene trabajando con el mismo técnico y la misma idea", diagnosticó a Brasil. No necesitó espejar a la Argentina para que las diferencias quedaran a la vista.
Belo Horizonte es el punto cardinal donde se encontraron la última vez. Y las circunstancias de entonces se repiten: a finales de 2016, el Scratch saldó con un 3-0 las distancias que existían. Ya Tite había enderezado ese barco en las eliminatorias, mientras Bauza era un bombero que no lograba apagar los incendios argentinos. Aquella noche los locales volvían al Mineirao, donde en 2014 habían sufrido el oprobioso 1-7 ante Alemania. "¡7-1!", pronostica ahora Carlos Da Silva, un vendedor ambulante que ofrece banderas de Brasil a cinco reales en la plaza de la Libertad, en el corazón de la ciudad. La exageración se apoya en un sentimiento de superioridad que adentro del hotel Ouro Minas ningún integrante de la delegación local pondrá en palabras.
"Creo que Argentina nos atacará", opinó ayer Gabriel Jesús, uno de los cuatro delanteros que probablemente sean titulares. Él también protagonizó el último choque, en octubre de 2018, cuando Brasil ganó 1-0. El antecedente vale por lo inmediato: ya Scaloni había ideado la renovación de la selección. De aquella noche en Arabia Saudita quedó la postura inferior que asumió la Argentina desde el comienzo y el dominio que Brasil ejerció, solo trasladado al resultado con un gol de cabeza de Miranda en el final. "Hay que tomarse el partido contra Brasil como una semifinal de la Copa América, no hay que pensar que tenemos a nuestro máximo rival enfrente. No preocupa que sea el anfitrión, preocupa que sea Brasil, es un gran equipo, muy complicado", plantea el entrenador ahora, ante la inminencia del partido más importante en la selección para la mayoría de los jugadores que trajo aquí: más de la mitad arrancó el torneo con menos de diez presencias con esta camiseta.
Las estadísticas, si valen como indicador, señalan una verdad grande como este país-continente: Brasil nunca perdió como local ante Argentina en los diez partidos oficiales que disputaron. Ganó ocho veces y empataron las dos restantes. Y ni hablar en la Copa América, sin importar la sede. La verdeamarela eliminó a la selección las últimas cuatro veces que se cruzaron en el torneo: en cuartos de final en 1995 y 1999, en las finales en 2004 y 2007. Algo de eso husmea la prensa local, que le preguntó a Thiago Silva si cree que semejantes antecedentes hicieron que la histórica rivalidad se fuera desinflando. En otras palabras, si el clásico, a esta altura, es más clásico para Argentina que para Brasil... "No, no, Argentina siempre es un grande", salió, con la pelota al pie y la cabeza levantada.
"Siendo Argentina, siempre sos candidato". Hay que retroceder hasta mayo para encontrar esa frase de boca de un jugador de la selección. ¿Quién lo dijo? Leandro Paredes, antes de que empezaran los entrenamientos. Pero el discurso se enterró cuando pisó Ezeiza y el mensaje de Messi se empezó a ramificar hacia adentro.
También las apuestas entendieron la letra que baja uniforme desde los pisos más altos del hotel donde la selección consume las horas previas: quien arriesgue un dólar por el triunfo argentino recibirá cinco si ese resultado se da. La estrategia del antihéroe se derrama por todos lados hasta que llegue el momento culminante.
Asoman los mismos...
Scaloni mantendrá su costumbre de los últimos partidos: esta tarde, cuando ofrezca una conferencia de prensa en el Mineirao, no confirmará el equipo titular que enfrentará a Brasil. "El juego del gato y el ratón", como definió el duelo de despistes que protagonizó con Dudamel antes del partido ante Venezuela, se mantendrá con Tite. Pero podría ocurrir algo inédito en su ciclo: que repita una formación. De hecho, la selección no lo hace desde 2016, cuando Martino puso dos veces seguidas a los mismos futbolistas en los partidos iniciales de aquella Copa América de EE.UU. De ser así, jugarían Armani; Foyth, Pezzella, Otamendi y Tagliafico; De Paul, Paredes y Acuña; Messi, Agüero y Lautaro Martínez. ¿Brasil? Alisson; Dani Alves, Marquinhos, Thiago Silva y Filipe Luis; Casemiro y Arthur; Gabriel Jesús, Coutinho y Everton; Firmino.
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