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Condenas muy "bravas"
Los hermanos Alan y William Schlenker, Ariel Luna, Rubén Pintos y Pablo Girón fueron sentenciados a prisión perpetua por el crimen de Gonzalo Acro, ocurrido en 2007 por una interna de "Los Borrachos del Tablón".
La voz de Hugo Decaría escuchó un inmediato eco en el llanto de Alberto Acro. Cuando el presidente del Tribunal Oral en lo Criminal 15 leía el veredicto del fallo condenatorio para seis barras de River, el padre de Gonzalo se quebró y no pudo contenerse. Luego, a la salida del recinto, sólo un poco más tranquilo, dijo: "Algo de paz logré para seguir creyendo en la Justicia del país. Pero tengo dolor porque a mi hijo no lo tengo. Mi vida terminó con mi hijo y los acusados arruinaron una familia".
En estos tiempos de tanta violencia y tanto dolor a nivel nacional, la frase de Alberto Acro ejemplifica el sentimiento de muchos. Su hijo murió el 9 de agosto de 2007. Dos balazos a la salida de un gimnasio en Cullen y Bauness, en Villa Urquiza, cerca de las 23, terminaron con su vida. Ayer, cuatro años después del ataque, la Justicia confirmó la teoría que se sembró desde un principio: que el crimen se relacionaba con la interna de la hinchada de River y entendió que sus asesinos habían planeado el crimen. Por eso, el Tribunal Oral en lo Criminal 15 aplicó condenas inéditas para barrabravas en la historia argentina: prisión perpetua para Alan y William Schlenker, ambos como instigadores del asesinato; Ariel "Colo" Luna, Rubén "Oveja" Pintos y Pablo "Cuca" Girón, y diez años para Martín "Pluto" Lococco. Los Schlenker por ahora no cumplirán prisión efectiva ya que el Tribunal resolvió mantener las excarcelaciones hasta tanto se pronuncie en apelación la Cámara Nacional de Casación Penal, aunque les prohibió la salida del país y deberán presentarse una vez al mes ante la Justicia para informar sobre su paradero.
Según el código penal argentino, los condenados a prisión perpetua deben cumplir 35 años de condena para poder solicitar el beneficio de la libertad condicional. Igualmente, como todos los defensores anunciaron que apelarán, el abogado de la familia Acro, Aníbal Mathis, consideró que pasarán cuatro o cinco años hasta que la Corte Suprema se expida y el caso se cierre en forma definitiva.
"Esta vez se hizo justicia. Lo importante es que recibieron esta condena. Ya no tengo más nada que decirles a los acusados". Alberto Acro habla de Justicia, una parte imprescindible en esta triste historia que vincula al fútbol con la violencia. En esta ocasión, el proceso de investigación llegó a una conclusión y por primera vez la cúpula de una hinchada es juzgada y condenada de manera tan severa. Sobran casos de muertes en las canchas que quedaron sin siquiera una causa abierta, entre las 257 víctimas, según la estadística de la ONG Salvemos al Fútbol.
"Gonzalo decía, por dónde se movía, que si algo le pasaba era por culpa de Alan Schlenker'', recordó su padre. Dicho testimonio pesó a la hora de la decisión del Tribunal, ya que fue una perla en la cadena de responsabilidades que terminaron con la vida de Gonzalo. Luna confesó en un video difundido antes del juicio que fue quien disparó contra Acro, pero no involucró a los otros condenados. Igualmente, aquel día del crimen, la Justicia comprobó que hubo varios cruces de llamadas entre los acusados, y que figuran en la causa como pruebas clave en esta historia.
Para Mathis, "este fallo sienta un precedente para los casos de los delitos en el fútbol''. El letrado recordó que su pedido había sido de prisión perpetua, aunque la decisión del Tribunal le resultó inesperada. "Fui el más sorprendido porque me preguntaba si los jueces tendrían el valor de condenar a estos muchachos", dijo Mathis.
Antes de dar el fallo, en el momento de los descargos, Alan Schlenker realizó la última defensa suya y de su hermano: "Nosotros no tenemos nada que ver. Mi responsabilidad fue del cero por ciento, no tuve nada que ver con este tema". Pero los jueces no le creyeron. Así decidieron la mayor condena contra barras en la historia del fútbol argentino. El fiscal de la causa, Gustavo Gerlero, había pedido 17 años para los Schlenker y Lococco; 18, para Girón; 20, para Luna, y 21 para Pintos.
Como dijo Alberto Acro, se trata de un fallo que devuelve cierta esperanza. La muerte de Gonzalo Acro y su posterior juicio marcan un antes y un después.
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