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Cómo sigue Messi: los puentes que deberá tender para volver a ser parte de Barcelona
Toda decisión tiene una consecuencia. Incluso no decir nada, no hacer nada, es una decisión. Y tiene una consecuencia. Puede ser buena, regular o mala. Puede ser beneficiosa o perjudicial para el que la toma. Pero genera consecuencias. Las provocó el burofax que mandó Lionel Messi para romper su vínculo con Barcelona, las generará también sus frases de ayer, en las cuales confirmó que cambió de idea y que seguirá en el club de sus amores. Ahora bien, el título es ese: sigue Messi. Pero el partido no termina con el anuncio. Lo que viene a continuación y forma parte de las consecuencias, es cómo sigue. Y no es un detalle menor en la historia que, hasta ahora, entregó más reacciones en caliente –más parecidas a los caprichos de las telenovelas que se pueden ver por TV– que a conclusiones analizadas y desmenuzadas por gente adulta y profesional. ¿Cuáles son los puentes que deberá reconstruir el 10? Veamos:
1) Volver a ser "parte de…" No, ¿pero, cómo? ¿Cómo es que Messi tiene que volver a ser parte de Barcelona si en realidad nunca se fue? Messi, mentalmente, estaba ido. Su cabeza ya había resuelto que "lo mejor para todos" (él, el club y su futuro club) era pegar un portazo, buscar nuevos aires de equipo y de ciudad, renovar objetivos. Messi rompió el silencio este viernes, aunque él –en toda su carrera– siempre habló más con goles, asistencias, gestos y reacciones que con palabras. De hecho, su voluntad de irse de Barcelona la manifestó con una carta documento. Ahora eligió el modo de la palabra para volver sobre sus pasos y anunciar que sigue. Pero sus palabras van a seguir teniendo eco en cada rincón de la institución.
2) Su relación con los dirigentes. A la espalda de Josep Maria Bartomeu seguro le dolieron más las declaraciones de Messi de ayer que el burofax. "Le dije al club, sobre todo, al presidente, que me quería ir. Se lo llevo diciendo todo el año. Siempre dije que quería acabar aquí, que quería un proyecto ganador y ganar títulos para seguir agrandando la leyenda del Barcelona. Y la verdad que hace tiempo que no hay proyecto ni hay nada, se van haciendo malabares y van tapando agujeros a medida que van pasando las cosas", dijo el capitán en una charla con Goal. Podrá no volver a hablar en su vida con el presidente Bartomeu, pero en algún momento tendrá que hacerlo con algún dirigente. Como capitán del equipo, él tiene la responsabilidad de ser el primer nexo entre el plantel y la comisión directiva, ya sea para hablar sobre las vacaciones, los premios, los viajes, etc, etc.
3) El rol dentro del equipo de Koeman. Messi, al flamante DT, le dijo que se veía afuera. Su regreso también va a alterar, lógicamente, el plan que tenía en mente hasta ayer el reemplazante de Quique Setién. De pensar en un equipo sin el 10, a evaluar de qué manera lo inserta o lo rodea, ya sea desde el sistema táctico y las características para cada puesto de la defensa y el ataque. Pero Koeman es el otro ganador de este conflicto.
Nadie va a negar la influencia de Messi en el vestuario culé, pero el técnico holandés (que dejó nada menos que la selección de su país para ir a dirigir al Barcelona) podrá "jugar" con esa declaración recibida del 10 para que él tienda su parte del puente y trate de ser "parte de" un equipo más allá de lo que diga su conciencia o preferencia. Por lo menos, al principio, deberá encolumnarse y tirar para adelante.
4) El vínculo de Messi con sus compañeros. Sin su fiel amigo Suárez (si Koeman vuelve sobre sus pasos y le hace lugar al 9 empezaría a erosionar su autoridad), Messi estará obligado a generarse nuevos socios, ya sea desde la empatía o desde las características futbolísticas. "Miré más allá y quiero competir al máximo nivel, ganar títulos, competir en la Champions. La puedes ganar o perder, porque es muy difícil, pero hay que competir. Por lo menos competirla y que no nos pase lo de Roma, lo de Liverpool, lo de Lisboa". En otras palabras: Messi cree que con el actual plantel de Barcelona no puede competir como él quiere. ¿Al vestuario, a sus compañeros, les habrá gustado escuchar esto?
Hasta donde se sabe, él fue parte de esos partidos a los que hace referencia y también jugó en el 2-8 contra Bayern Múnich. Él no es sólo una víctima deportiva de lo que pasó con Barcelona en los últimos años, él "fue [es] parte" de ese equipo al que le costó competir en las instancias finales. Así como Messi acaparó merecidísimos elogios en la época de oro, también le toca asumir sus responsabilidades cuando las cosas no le salen bien al equipo. Al menos eso esperan los compañeros de un capitán, sea en un equipo de la Argentina, España o China.
5) El feeling con la gente. Nadie va a poner en duda el amor que siente Messi por la ciudad y el club Barcelona. Se formó ahí, creció ahí y fue feliz ahí, por más que ahora no esté bien. Pero Messi afirma que la carta documento fue una forma de aviso para que lo escucharan, que jamás le haría un juicio a Barcelona. Los hinchas estaban entre sorprendidos e incrédulos. Muchos estaban indignados con el presidente Bartomeu, pero también otros piensan: "¿No le hace juicio a Barcelona porque nunca le haría juicio a Barcelona, o porque se dio cuenta que este juicio lo perdía?".
Messi puede ser el ídolo máximo de Barcelona, pero también es un profesional que no va a hacer efectiva ninguna decisión judicial que pueda perjudicarlo en lo humano, lo futbolístico y lo económico.
Está claro que Messi ya no tiene la explosión de los 20 o 25 años, que con el paso de los años necesita ser arropado de otra manera, aunque eso no le quite su merecido protagonismo. A partir de la (nueva) decisión de seguir en Barcelona, el presidente Bartomeu, el DT Ronald Koeman y sus compañeros deberán hacer un esfuerzo para ofrecerle al Nº 10 más soluciones que problemas. Pero Messi también tendrá sus responsabilidades en la reconstrucción. Los puentes no se tienden en una sola dirección.
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