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Cómo juegan los equipos de Sampaoli: un estilo en siete pasos
Desde la flexibilidad táctica incluso durante el mismo partido hasta la presión como factor dominante, los factores que tiene en cuenta y aplica el actual entrenador de Sevilla
Jorge Sampaoli, como todo director técnico, se va formando mientras transita, entrena, corrige, evoluciona. La carrera del DT es una obra que nunca termina de pulirse porque los momentos cambian, las características de los jugadores se modifican, como los contextos propios y del rival de turno. Pero la esencia de cada entrenador difícilmente se trastoque demasiado. Vale como ejemplo esta anécdota de Marcelo Gallardo, cuando todavía conducía Nacional, en Uruguay, como punto de partida en lo que intentará ser una definición de Sampaoli en su entonces Universidad de Chile, sobre qué dicen sus equipos de él: “A mí me tocó enfrentarlo a Sampaoli con Nacional, en la primera etapa de la Copa Sudamericana (2011) que él ganó. Nosotros habíamos jugado dos partidos con Nacional, pero el torneo chileno arranca antes, entonces ellos ya habían jugado siete partidos del torneo local y dos más de la instancia anterior de la Copa. Yo me vi los nueve partidos de la Universidad de Chile y dije “la p… m… ¿contra este equipo nos toca jugar?” Cuando enfrentamos a Sampaoli en aquél torneo, la U de Chile era un equipo insoportable para cualquiera. No lo podías atacar porque todo el tiempo te tenía sometido a su presión e intensidad de juego”. Hoy, años después de aquella situación, la presión sigue siendo uno de esos rasgos que definen al actual DT de Sevilla, que ayer dio otro paso hacia la selección argentina: su representante se reunió con Claudio Tapia, presidente de la AFA, pese a las desmentidas oficiales. A continuación, algunas particularidades que pregona el estilo de juego de Sampaoli.
1) Ser insoportable a partir de la presión. Sampaoli definirá, en función del adversario y los jugadores que ponga en el campo de juego, en qué sector del campo y en qué momento del partido la aplicará, pero la presión estará. Buscará que la Argentina sea un equipo asfixiante, el tema será ver cuánto tiempo de trabajo le lleva conseguirlo. “A través de la presión, del robo, atacaba. Con mucha presión sorprendía. Jugué en línea, en zona, con líbero y stoppers y fui modificando algunos dibujos geométricos, que tampoco son determinantes. Eso sí: si querés presión alta la debés aplicar en forma conjunta y organizada en siete metros por jugador, y que la pelota vaya donde yo quiero para robarla. Al principio fue eso, no dejar jugar y atacar en base a la recuperación inmediata”, explica Sampaoli en el libro “No escucho y sigo”, de Pablo Paván.
2) El rol protagónico. Así como con Sevilla pregona que a equipos como Barcelona o Real Madrid no hay que tenerles miedo y que no deben conformarse con el empate, sucedió lo mismo con una selección chilena que puso contra las cuerdas a España, que atacó a Holanda y que casi elimina a Brasil de su mundial. “Yo les digo que hasta el minuto 94, 95, tenés que atacar; después nos fijamos cómo salimos”, repite. Preferentemente le gusta atacar por afuera y desequilibrar con paredes y triangulaciones.
3) El rol estratégico. No siempre lo planificado se ve reflejado en el campo de juego, aunque otras veces sí y es distinto, desde lo conceptual, a lo visto habitualmente. En la final de la Copa América 2015 se vio más un ritmo de ajedrez que un golpe por golpe. Sampaoli planificó aquella final para que el partido se “juegue” en el medio campo, porque entendía que la Argentina era superior a Chile en las dos áreas. Ese día Chile casi no pateó al arco, ganó por penales y Sampaoli se fue convencido que el partido de su selección fue “perfecto”. El ejemplo sirve para graficar de que la estrategia, por encima del sistema o la táctica, estará condicionada por el adversario y las características de los jugadores con los que cuente.
4) Todo esquema es flexible. Puede partir de un 4-2-3-1, 4-3-3, 3-4-3 o de un 3-3-3-1 (que usó desde sus comienzos en Argentino de Rosario, en 1996), pero no sólo los puede modificar de un partido a otro, sino que Sampaoli trabaja para que sus jugadores sepan modificar el módulo incluso durante un mismo encuentro que fue alterado por una dificultad, una situación adversa o simplemente porque vio en el adversario una llave de entrada distinta a la estudiada en la semana. Con Chile, en el Mundial de Brasil y la Copa América 2015, partió del 4-3-1-2 o del 3-4-1-2, pero también de manera elástica.
5) Las salidas desde el fondo. “Hablamos de una salida de cuatro defensores contra la presión de dos delanteros, que parten de un 4-4-2. Pero al DT rival se le ocurrió ese día cambiar y presionar con tres. Entonces, yo aprendí de eso que no hay que enseñar cómo resolver la presión sino hablar de la cultura de la salida. Porque en un partido todo cambia. Entonces los jugadores deben tener incorporada la cultura de salir desde abajo y encontrar ellos las maneras de resolver los obstáculos”, explica.
6) Al área se llega. Principio de Pep Guardiola, pero también de Sampaoli: no necesita jugar con un N° 9 grandote o una máxima referencia de área para ser ofensivo. Él basa su idea en un funcionamiento colectivo en donde enganches, mediocampistas y hasta laterales lleguen a pisar el área rival. Busca que el equipo tenga un funcionamiento para que cualquiera llegue al gol.
7) La evolución del DT. “Yo, para ir para adelante, miro atrás”, explicó hace poco Sampaoli. ¿A qué se refería puntualmente? “Soy un admirador del fútbol argentino pero de antes, años 70, 73, 74, 80, viendo el talento sobre el campo de juego. Hoy se ve mucho menos. Ahora yo trato de repetir aquellas emociones que vivía para tratar de devolvérselo al fútbol. Hoy se habla mucho más de táctica, de preparación física, pero el arte de la gambeta, el arte de tirar una pared, es difícil de ver de manera sostenida. Entonces, yo quiero volver para atrás para ir hacia delante”, explica quien incorporó a Juan Manuel Lillo a su cuerpo técnico para tomar cosas del juego de posesión que Guardiola instaló en Barcelona. Por eso en el último Sevilla le apostó también al juego de posesión, para matizar el verticalismo bielsista. Y por eso no fue raro ver que junte a dos enganches: Samir Nasri y el Mudo Vázquez, con Luciano Vietto como N° 9, aunque sea pequeño físicamente.
Algunas referencias del estilo Sampaoli, lo que empezará a buscar una vez que se haga cargo de la selección argentina.
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