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Cómo fue la relación de Diego Maradona con la religión: primera comunión en un Mundial, una misa caótica y encuentros con el papa Francisco
En el primer aniversario del fallecimiento del crack surgen detalles desconocidos de su vínculo con Dios y con la Iglesia Católica.
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Diego Armando Maradona fue un hombre religioso. En infinidad de ocasiones agradeció “al Barba” la cantidad de veces que le había tendido una mano, más allá de la polémica “Mano de Dios”, de su primer gol a Inglaterra en el Mundial México 1986.
Era común verlo santiguarse cada vez que ingresaba a un campo de juego, y en varias ocasiones (sobre todo cuando las cosas no le salían como deseaba) unía sus palmas y lanzaba una plegaria al cielo, como buscando explicaciones allá, arriba. Y al árbitro mexicano Edgardo Codesal le juró, besando su índice derecho con el que hacía la forma de la cruz, que Sensini no le había cometido infracción en su área al alemán Rudi Vöeller, a poco del desenlace de la final del Mundial Italia 1990.
Pero, al mismo tiempo, tuvo fuertes cruces con los que él llamaba “intermediarios de la fe”. Criticó más de una vez que los techos del Vaticano fueran “de oro”, e incluso en su biografía, Yo soy el Diego, criticó a Juan Pablo II. “Me dijo que el rosario que me daba era especial, y yo veía que toda mi familia había recibido uno idéntico. ¿Qué «especial», maestro?”, cuestionó.
En el recientemente publicado libro Maradona. Fútbol y política (Editorial Punto de Encuentro) el periodista Julio Ferrer recorre, entre otras relaciones, la del ex futbolista con la religión y destaca que fue distanciándose de la estructura eclesial representada en el poderoso Vaticano, sin perder jamás la fe en Dios.
La primera comunión, en pleno mundial
El seleccionado argentino llegó al Mundial España 1982 como campeón. El plantel elegido por César Luis Menotti conservaba la base de la estructura que se había consagrado cuatro años antes como local, con dos refuerzos de jerarquía: Maradona y Ramón Díaz. Deportivamente, las cosas no salieron como lo esperaban y el sueño de retener la corona se evaporó demasiado rápido.
Durante esa competencia se dio el primer acercamiento fuerte de Diego a Dios. Patricio Hernández, compañero de habitación del Nº 10, lo recuerda en el texto del libro de Ferrer.
“Durante el Mundial 1982 me tocó compartir con Diego habitación en la concentración en España, en el Hotel Montíboli. Luego, en una oportunidad, Diego me preguntó por qué antes de dormir leía algunos párrafos de la Biblia que tenía en la mesita de luz. A partir de ese momento, por curiosidad, a Diego le empezó a interesar el tema y yo trataba de transmitirle de una manera sencilla la palabra de la Biblia. Hasta que un día me acompañó a ver al padre Coerezza, que estaba en el mismo Hotel, donde daba la misa diaria. Después que yo comulgué, Diego me preguntó algo con respecto a la comunión y si él podía hacerlo. En ese momento me comunique con mi hermano Rafael, que era sacerdote y estaba en Argentina para preguntarle cómo podía hacer. Entonces Rafael, me sugirió que en vez de darle en ese momento algún libro, lo más práctico sería que le transmitiera oralmente las cosas que había vivido o llamado la atención de cuando era chico y había tomado la comunión. Entonces, comencé a hablarle a Diego sobre el ejemplo de Jesús para su pueblo, de sus luchas, y de cómo había sido perseguido, haciéndole hincapié en el momento de su crucifixión. Una de las situaciones que le llamó la atención y conmovieron a Diego fueron las últimas palabras de Jesús antes de morir ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’. Después de algunas conversaciones que compartimos, Diego aceptó y tomó la comunión en el primer piso del hotel frente al mar Mediterráneo”, narra Hernández.
La misa revolucionada
Osvaldo Ardiles, también integrante de aquel plantel mundialista, recordó en una entrevista con el sitio Mundo D el día en que intentó ir a misa con su esposa y Maradona, una semana antes de que comenzara la Copa. “Estábamos en España. Habían llegado nuestras señoras. Era sábado a la noche y estábamos cenando con Diego, Patricio Hernández y Daniel Bertoni. «Narigón, ¿qué vas a hacer mañana?», me preguntaron. Y yo le contesto: «Me levanto, me robo uno de los autos de acá, paso a buscar a Silvia y vamos a escuchar misa. La Copa empieza dentro de una semana y cuando termine la misa, vamos a almorzar en un restaurante por allí». Yo había visto un montón de autos para la selección, aunque no para que los usáramos nosotros, je. Así que tomamos uno”, contó Pitón.
Y agregó: “Cuando llegamos, nos llamó la atención que no había lugar para estacionar, pero estacionamos igual. Dejamos tirado el auto por ahí y entramos. Era el día de la primera comunión de los chicos del lugar. Por eso había tanta gente. Cuando vieron a Diego, a la mierda la misa. Maradona acababa de pasar a Barcelona, estaba en todos los diarios. En eso viene el cura y nos dice: «Por favor, pueden venir acá». Nos puso a un costadito y les advirtió a los chicos que cuando terminara la misa, podrían sacarse fotos”.
“En eso, llegaron los guardaespaldas de la selección. Entraron por la puerta y, cuando nos reconocieron, hicieron sonar el silbato. Terminó la misa, esperaron que nos sacáramos las fotos, nos sacaron las llaves del auto y nos llevaron de vuelta a la concentración. No parábamos de reírnos. Siempre lo recuerdo con Silvia, y cada vez que nos juntábamos con Diego y Claudia. Maradona era así”, cerró el ex mediocampista.
Los encuentros con el papa Francisco
Después del papado de Juan Pablo II (1978-2005) asumió el alemán Joseph Ratzinger, Benedicto XVI (2005-2013), que gobernó la Iglesia Católica hasta que renunció, en febrero de 2013. Al mes siguiente llegó al sillón de San Pedro el porteño Jorge Bergoglio, que adoptó el nombre de Francisco.
Por entonces, Maradona seguía haciendo fuertes críticas al Vaticano. Y se lo hizo saber en mayo de 2014, en una entrevista con el canal napolitano Piuenne grabada en Dubái. “El Vaticano, para mí, es una mentira porque en lugar de darle a la gente, le saca. Todos los papas lo han hecho y no quiero que él lo haga”, aludió a su compatriota. Luego, miró a la cámara y agregó: “Francisquito, quiero reunirme y conversar con usted. Y quiero decirle tantas cosas, y decirle las cosas que debe hacer por el mundo. De esa manera tendremos un papa”.
El que trazó el puente entre Maradona y el pontífice fue el abogado Eduardo Valdés, que entre 2014 y 2015, durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, fue embajador en la Santa Sede y tuvo una relación de cercanía con Su Santidad.
El actual diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires por el Frente de Todos y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados relata en el libro de Ferrer el contexto de aquel primer cara a cara: “Diego Maradona y el Papa Francisco no se conocían personalmente hasta su primer encuentro de septiembre del 2014. Fue entonces que el Papa me pidió conocer al Diez porque iba a organizar un encuentro Mundial de fútbol por la Paz y quería poder contar con la presencia de Maradona, el símbolo del fútbol que llegaba a todos los rincones del mundo. Roma, que siempre lo miró con recelo por su paso por Napoli y consagrar al equipo pobre del Sur contra los poderosos del Norte, ahora lo amaban y admiraban de una manera increíble. No podía caminar. Cuando entramos al Vaticano, los guardias se quitaban los cascos y se sacaban fotos junto a él... hasta las monjitas. Maradona generaba algo que no generó nadie... Era un hombre especial”.
Sobre el cuento, narra: “El que le organizaba la lista de jugadores y encargado del partido era Javier Pupi Zanetti con su Fundación, pero nunca le agregaba el nombre de Maradona. Entonces el Papa, sorprendido, me decía que no entendía la ausencia de Diego a lo que le respondí que seguramente la explicación podría estar en que Diego, cuando fue técnico de la selección argentina, había dejado a Zanetti afuera del Mundial de Sudáfrica 2010. La cuestión es que con Guillermo Moreno gestionamos el pedido con Maradona, que aceptó muy gustoso el convite y fue central su presencia en ese partido, donde el Papa, antes del partido en Roma, saludó protocolarmente a todos los jugadores en el Aula Pablo VI”.
“Después de aquel encuentro con el Papa, además de construir un vínculo especial con Francisco, Diego tuvo un cambio espiritual en algunas situaciones de su vida personal como reencontrarse con su hijo napolitano (algo que hablaron con Francisco)”, valora el hoy legislador.
Al año siguiente, Maradona y Francisco volvieron a encontrarse en Roma, donde Diego jugó un segundo partido para Scholas Occurentes, fundación propiciada por el pontífice y dedicada a la promoción de la educación. En los dos amistosos Maradona fue el foco estelar, exhibiendo su liderazgo y su magnetismo. Siempre con alguna polémica cerca: en el primer partido no quería que jugara Mauro Icardi y en el segundo tuvo roces con Juan Sebastián Verón.
La historia sigue, en la memoria de Valdés: “Después del primer encuentro se realizó una comida en la casa de Moreno, quien me invitó porque Maradona quería conversar conmigo. Allí Diego me pidió ver al Papa, me comentó que Francisco lo abrazó y le dijo: «Yo lo estaba esperando y necesito que usted me ayude a trabajar por la paz en el mundo y a terminar con el hambre en el mundo»; y que ahí cerró los ojos y estuvo con su mamá en el cielo y con Francisco en la tierra. Al otro día tipo 11 de la mañana me reuní con el Papa y le comenté del pedido de Diego a lo que me respondió: «Traelo a las 3 de la tarde. Varios se van a querer desmayar». La reunión duró tres horas, pero al comienzo tuvieron 10 minutos a solas en un apartado al lado del salón Santa Marta. Cuando salió, Diego se acercó a sus amigos, se puso los dos puños en el pecho y exclamó: «Gracias Francisco, ahora me puedo dormir tranquilo»”.
Maradona y la muerte
El 2005 fue el mejor año maradoniano de este siglo. Delgado, contento, con energías, Diego condujo una de las mejores megaproducciones de la televisión argentina: La Noche del 10. En uno de esos envíos, mediante un juego de cámaras, se entrevistó consigo. El Maradona entrevistador le preguntó al Diego entrevistado: “Si tuvieras que decir unas palabras en el cementerio a Maradona, ¿qué le dirías?”. “Gracias por haber jugado al fútbol, porque es el deporte que me dio más alegría y más libertades”, respondió emocionado. Y agregó: “Toqué el cielo con las manos. Gracias a la pelota. Pondría una lápida que dijera «gracias a la pelota»”.
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