Independiente empieza a respirar: le ganó 2-1 a Colón en Santa Fe y se clasificó para la Zona Campeonato

Independiente no encandilaba, estaba lejos de hacerlo. Es más, sostenía el empate en cero a través de Milton Álvarez. Pero de pronto encontró el camino. Se iluminó. Y fue por el callejón derecho. Y le ganó la pulseada a Colón, en Santa Fe, con los goles de Jonathan Menéndez y Alan Velasco. Fue 2-1 finalmente porque descontó el local a través de Brian Fernández, por la quinta fecha de la Zona 2 de la Copa Maradona. Y así el equipo de Avellaneda se aseguró la clasificación a la Zona Campeonato, a la que su anfitrión ya estaba clasificado.

Sebastián Sosa, que se resintió de una distensión en el sóleo derecho, no pudo salir a jugar el segundo tiempo y debió dejarle su lugar a Milton Álvarez el miércoles, allá en Montevideo, en la ida por los octavos de final de la Copa Sudamericana ante Fénix. Y fue Álvarez el que, con un par de intervenciones, supo darle vida al cero a cero en la primera etapa frente a Colón. Primero le tapó sobre la línea un disparo a la Pulga Rodríguez y un rato después mandó al córner otro de Bernardi. El equipo de Eduardo Domínguez, tranquilo por jugar con la clasificación en el bolsillo, pareció de entrada darle la espalda a la hoja de ruta entre ambos equipos, esa que indicaba que llegaba a la cita con 9 partidos sin triunfos ante Independiente, desde que lo venció por 3-0 aquel ya lejano 25 de marzo de 2012 por el torneo Clausura. Sí, tal vez fue un tributo a Diego. Ahora son Diez…

Cinco victorias y cuatro empates había en la racha con la que llegó Independiente a Santa Fe después de haber disputado el mejor encuentro en la era Pusineri en suelo montevideano. Sí, también son Diez…

Lo mejor del partido

El 4-1 sobre Fénix no sólo destapó las confianzas de cara a la revancha copera del miércoles próximo sino que llevó al entrenador a mantener la base titular para salir a buscar la clasificación en Santa Fe. Entonces, más allá de la variante obligada de Álvarez por Sosa, y del ingreso de Alan Soñora en el medio por Pablo Hernández, el resto que salió de entrada fue el mismo que se presentó en Uruguay. Pero le costó a Independiente hacer pie ante un rival que le ganó la posesión de la pelota y del campo en el sector central. A tal punto arrancó tranquilo y confiado Colón que hasta Luis Rodríguez, con su 1,63 metro, le ganaba en el salto al mismísimo Alexander Barboza, 30 centímetros más alto. Vigo de un lado, y Piovi del otro, abastecían a la Pulga con centros que no sabía cómo neutralizar el conjunto de Avellaneda.

El propio Luis Rodríguez volvió a merodear el gol cuando estampó un tiro libre en el travesaño en el amanecer de la segunda etapa. El local contó con Gonzalo Piovi y Tomás Chancalay por Gonzalo Escobar (con Covid-19) y el colombiano Wilson Morelo. Independiente deambulaba entre un 4-1-4-1 en el que los Romero eran los ejes (Lucas en el medio y Silvio adelante, claro), y un 4-4-2, en el que Alan Velasco acompañaba más a Silvio Romero adelante. Velasco, el chico nacido en Quilmes el 27 de julio de 2002, venía de ser la figura en Uruguay. Y es un diamante de las inferiores sobre el que apuesta el club, en donde está desde los 10 años. Tanto él como el jujeño Lucas González, dos años mayor, alumbran las ilusiones de cara a un futuro cercano. Se notó y mucho contra Fénix. Frente a Colón costó más. Hasta que Velasco volvió a mostrar por qué levanta tantas esperanzas.

El temporal que se había desatado unas horas antes le dio velocidad al desarrollo. Y en ese contexto se sintió más cómodo Colón de entrada. De todos modos, a medida que se fue consumiendo el segundo tiempo, Independiente emergió en el medio al menos como para discutirle a su anfirión el control de la pelota. Mucha pulseada en los alrededores del círculo central y los arcos cada vez más lejos; así se iba el partido con el cero a cero siempre firme. Los planteos de Eduardo Domínguez y Lucas Pusineri, que compartieron 13 partidos en 2005 como compañeros en Independiente, no se diferenciaban demasiado, y el empate sin goles no hacía más que traducir la realidad del juego. Un juego en el que, a nivel individual, seguía sobresaliendo con nitidez Milton Álvarez, el principal responsable de sostener el empate.

Hasta que se rompió la igualdad. Y no fue precisamente en su arco, fue allá enfrente, cuando apareció en una contra veloz sobre la derecha Jonathan Menéndez, que unos minutos antes había ingresado por Soñora. Sacó un remate bajo y cruzado que no pudo controlar Leonardo Burián. Uno a cero y boleto para la Zona Campeonato. Y por si acaso, como para asegurar la clasificación, esa joyita llamada Velasco convirtió el segundo. Cuando descontó Brian Fernández ya estaba todo resuelto. El 2-1 para Independiente no se fue más.

Aquel sábado 22 de febrero cuando Eric Ramírez le dio la victoria agónica en Avellaneda al Gimnasia de Maradona, el día en el que Diego conmovió a todos con sus elogios a Bochini, su ídolo de la infancia, a Independiente le quedó un sabor agridulce por la derrota postrera. Ahora fue distinto, acaso un regalo al cielo para encadenar su décimo partido sin derrotas en la era Pusineri. Sí, Diez.

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