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Rusia 2018: Inglaterra revive en los penales ante una Colombia que acarició la hazaña
MOSCÚ – El dios del fútbol hizo una nueva aparición estelar en el Mundial Rusia 2018 con un partido que comenzó como el más sucio del torneo para transformarse en un manojo de desbordadas emociones. Era de Inglaterra , pudo ser de Colombia , fue finalmente de los ingleses, que vuelven a los cuartos de final de la Copa del Mundo tras 12 años de ausencia.
Eric Dier anotó el gol decisivo en la tanda de penales en el estadio del Spartak, en Moscú, tras 120 minutos que terminaron 1-1. José Pekerman , técnico de los colombianos, comenzó a llorar cuando intuyó el triunfo: el arquero David Ospina había despejado de un manotazo el penal de Jordan Henderson y los cafeteros ganaban 3-2. Pero Mateus Uribe estrelló su tiro en el travesaño, Kieran Trippier convirtió con firmeza, Carlos Bacca vio como Jordan Pickford le sacaba el tiro con un guantazo de zurda y Dier remató sin dudar.
Con la eliminación de Colombia, el torneo se quedó sin técnicos argentinos. Inglaterra se medirá en los cuartos de final con Suecia, vencedora hoy de Suiza por 1-0.
Con James Rodríguez lesionado y en la tribuna, Colombia llegaba con una energía especial al partido. Mérito de la primera plana de esta mañana de "The Sun", que presentaba al rival de Inglaterra como "el país que le dio al mundo a Shakira, gran café y, ejem, otra cosa". La provocación se completaba con el titular, "Go, Kane", cuya fonética en inglés puede confundirse con "cocaine". A la vez, muchos aficionados de los "three lions" evitaron vestir las camisetas de su selección, presente el recuerdo de la batalla campal entre hooligans ingleses y rusos en la Eurocopa de hace dos años.
La noche fresca, el césped húmedo y un estadio repleto con hinchas que no dejaron nunca de cantar y alentar le daban ambiente de Premier League al estadio del Spartak, el mismo en el que la Argentina empató con Islandia en su primer partido en el Mundial.
Inglaterra tuvo siempre la iniciativa en el primer tiempo y las mayores posibilidades, aunque ninguna de ellas extremadamente clara. Una, a los 16’, con Trippier, activísimo todo el partido y en un permanente ida y vuelta entre las áreas, lanzando un centro desde la derecha que Harry Kane cabeceó defectuosamente a cinco metros del arco. La otra, a los 45’, con Raheem Sterling rematando frente al arco para que Wilmar Barrios pusiera la pierna en el momento justo y neutralizara el peligro.
El partido era trabado y con muchas mañas, y no cambió en el inicio del segundo tiempo, cuando Carlos Sánchez le hizo una toma de catch en el área a Harry Kane y el árbitro estadounidense Mark Geiger, que tuvo muchísimo trabajo, marcó penal. Fue el segundo penal provocado por Sánchez en el Mundial.
Kane no lo pateó como patea buena parte de sus penales, fuerte, seco, al ángulo, sino que probó al medio. Ospina, a contrapié, no tuvo chance. James se agarraba la cabeza en la tribuna.
Con permanentes forcejeos y escaramuzas entre los jugadores y un Radamel Falcao fuera de sí, el partido se fue tornando cada vez más sucio. Cada jugada que exigía armar la barrera era un infierno para el juez, que repartió ocho tarjetas amarillas, seis de ellas para los colombianos.
La noche seguiría torcida para los de Pekerman, que se jugó el todo por el todo y sacó a un mediocampista, Jefferson Lerma, para que entrara un delantero, Carlos Bacca. Había que empatar, y eso estuvo muy cerca de suceder a los 81’, en la jugada de gol más clara de la noche para los cafeteros, un contraataque que desperdició Juan Cuadrado, con el arquero Jordan Pickford a tiro. Pudo haber cedido la pelota a Bacca, que entraba por el medio, o probar suerte él. Probó, y la pelota voló bien por arriba del travesaño.
Se iba Colombia e Inglaterra pasaba a cuartos por primera vez desde 2006. Nada de eso, el dios del Mundial ruso volvió a aparecer cuando todo se acababa. Y la consecuencia esta vez no fue japoneses desolados, sino ingleses anonadados: no podían creer el cabezazo perfecto, picando la pelota, que había metido Yerry Mina tras el primer córner de Colombia en todo el partido. Era el minuto tres del tiempo extra, el 90+3, para el tercer gol en tres partidos del compañero de Lionel Messi en el Barcelona. El festejo en el estadio fue apoteósico, y no porque alguien tuviera presente que Mina se acababa de convertir en el primer jugador en convertir tres goles de cabeza en igual cantidad de tantos en un Mundial. El último había sido el alemán Miroslav Klose, en Corea/Japón 2002.
No, de lo que se trataba era de haber vuelto a la vida tras verse fuera del torneo. Los miles y miles de hinchas colombianos querían saltar al césped, mientras James lo celebraba con desenfreno. Gareth Southgate, en el banco, no podía creer lo que acababa de pasar, ni hablar de sus jugadores, que agachaban la cabeza sin entender cómo se les había escapado la victoria. Al igual que en los dos partidos de ayer, hoy habría media hora más de fútbol. Por lo menos.
El tiempo suplementario fue una tortura para Inglaterra, hundida anímicamente. Eléctricos, los colombianos llevaron peligro al arco de Pickford y, en el entretiempo, se energizaron más aún. Entró James a la cancha a participar de la arenga de Pekerman, mientras los ingleses mantenían el gesto mustio.
Más mustios se pusieron cuando el partido llegó a penales: la historia marcaba que, de siete tandas de penales entre Mundiales y Eurocopas, los ingleses habían perdido seis. Uno de los penales fallados lo tiró precisamente Southgate. Hoy tuvo revancha y sumó al gran momento de Inglaterra en el fútbol, campeona mundial sub 17 y sub 20 y viva en un Mundial que ofrece, día tras día, partidos extraordinarios.
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