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Claudio Marangoni: “Independiente no tenía nada que envidiarle a un club europeo”
Fue un símbolo de la entidad de Avellaneda, a la que hoy ve con pesar por su actualidad institucional y deportiva; además, el exjugador de San Lorenzo y Boca, entre otros, habla de su paso por el fútbol inglés, en el tradicional Sunderland
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Jugó en varios clubes grandes de la Argentina y en uno de ellos brilló a tal de ayudarlo a ser campeón intercontinental, pero también tuvo una corta etapa en Europa que le garantizó un respeto eterno. Claudio Marangoni, si lo quisiera, podría disfrutar de los reflectores y de ser un mediático más de los que por su experiencia habitualmente opinan –muchas veces a los gritos- sobre el fútbol actual. Pero no. Desde hace más de tres décadas prefiere el perfil bajo y, por sobre todo, no vivir del recuerdo.
“No es una forma de ser. Yo dejé de ser protagonista de una actividad y la verdad es que lo que hago en la parte educativa a temprana edad es mi pasión. En eso trabajo hace más de 35 años y me hace feliz. El fútbol me ha dejado muchas cosas buenas, pero no pienso en el fútbol ni vivo del recuerdo, porque pienso que cada mañana uno tiene que tener nuevos planes y nuevas ideas, mirar para adelante. Sería triste si todos los días me levantara y mirara para atrás. Esa etapa de futbolista se murió hace mucho”, explica, sincero, en entrevista con LA NACION.
Si bien en el país vistió varias camisetas, como las de Chacarita, San Lorenzo, Huracán, Independiente y Boca, fue en el Rojo donde dejó su mayor marca. Es que desde el 82 al 88 fue un gran socio de Ricardo Bochini, con quien logró el Metropolitano de 1983 y las Copas Libertadores e Intercontinental al año siguiente 84. Hoy, por supuesto, le duele la situación de Independiente. Y no elude el análisis: “Lo que sucede en el club es que desde hace unos veinte, veinticinco años, Independiente se está deteriorando institucionalmente y la deportividad y los equipos son los reflejos de lo que es la institución, no tengas ninguna duda”.
“Ojalá que las conducciones actuales puedan encontrar el rumbo, el camino…, porque lo institucional y lo deportivo van de la mano. En buenas condiciones suceden buenas cosas dentro del campo de juego. Ojalá que lo puedan encontrar porque cuando me tocó estar a mí, Independiente era un club que no tenía nada que envidiarle a un club europeo, era líder en nuestro país, no solo dentro de la cancha, líder en todo sentido. Eso se perdió, ojalá que tengan memoria los dirigentes y lo puedan recuperar”, agrega quien se retiró de la actividad en 1990 con la camiseta de Boca, tras 81 partidos, 7 goles y dos títulos para el club xeneize: la Supercopa de 1989 (venciendo en la final por penales nada menos que a Independiente) y la Recopa Sudamericana.
-¿Pudo mejorar después de tantos años la relación con los hinchas de Independiente tras aquel pase a Boca?
-Bueno…, eso golpeó mucho, pero yo volví a la cancha de Independiente a jugar algún que otro partido homenaje y la gente se dio cuenta de que mi cariño por Independiente nunca cambió ni va a cambiar, hasta el último día. Pero tengo que ser sincero, yo jugué en muchos equipos: en San Lorenzo cuatro años, en Boca tres años, en Chacarita siete años, jugué en Huracán... y cada institución por la que pasé es una etapa y le tengo un cariño muy grande, pero los hinchas viste cómo son…Siempre quieren que su equipo sea el único para los jugadores y los técnicos. Y eso no es así, porque para nosotros es un trabajo.
-Eso que reclaman los hinchas es el caso de Bochini, que fue homenajeado por el Athletic Bilbao como uno de los One Club Man. ¿Qué le pareció ese reconocimiento?
-Todos los reconocimientos que se le puedan hacer a un jugador tan grande como lo fue él son pocos, porque ha deleitado a generaciones y al fútbol en general. Con su talento nos ha hecho vivir grandes tardes, por eso para mí cada vez que lo nombran o le hacen alguna distinción es un motivo de alegría, porque me hace acordar a todos los momentos que pasamos y a lo que aprendí de un gran jugador. Porque un gran jugador al lado siempre te hace mejor.
Invitado por la Embajada Británica a ver en pantalla gigante la final de la FA Cup que consagró al Liverpool de Jürgen Klopp ante Chelsea, Marangoni, que fue uno de los puntales de Independiente cuando derrotó a los Reds en Tokio, en 1984, recordó con mucho cariño la temporada que vivió en Sunderland entre 1979 y 1980, cuando disputó 20 partidos y anotó tres goles.
“Era un fútbol maravilloso, muy intenso, muy rápido, que me dejó muchísimas enseñanzas. Esa etapa en Inglaterra fue muy fructífera. Mi vida la puedo dividir claramente en antes de Inglaterra y después. Me dejó muchas cosas positivas que después pude aplicar cuando vine a Argentina, en el fútbol y en mi vida en general”, valora el exmediocampista, que reconoce aun no haber visto la serie de Netflix Sunderland ‘Til I Die (Del Sunderland hasta la muerte) en la que ve la caída en desgracia y la lucha por volver a ser de uno de los clubes más importantes de Inglaterra. Por lo pronto, jugará este sábado ante Wycombe por el ascenso al Championship, la segunda categoría del fútbol inglés.
“La serie me la perdí pero la tengo siempre para ver en Netflix y en cualquier momento la voy a ver. Pero he vuelto a Sunderland, he vuelto a recorrer el estadio (Stadium of Light), que es nuevo y no tiene nada que ver con el que yo jugué, y también visité la ciudad y algunos amigos”, cuenta.
-¿Qué más recuerda de esa etapa?
-Sunderland es un equipo de mucha pasión. Muy localista y muy popular que lleva siempre entre 40 y 50 mil personas por partido. Me tocó ascender con Sunderland y después jugar en lo que es hoy la Premier. Y la única contra que tiene Sunderland es el clima, que está al lado del Mar del Norte y es un clima muy severo, al cual hay que acostumbrarse. Pero después es un club con todas las características del fútbol inglés, fue para mí una muy linda experiencia.
Si bien su paso por Europa fue muy corto, Marangoni valora haber cumplido con un objetivo personal que era jugar en ese continente y por cómo capitalizó esa experiencia una vez retornado al país. Vivencias de todo tipo que forman parte de quien es hoy como persona.
“Puedo decir claramente que la vida inglesa me dejó muchas cosas: es un país muy ordenado, donde se respetan las normas, donde se dignifica el trabajo. Son valores que tienen ellos, por eso siguen siendo potencia”, cierra Marangoni, a quien el perfil bajo no le hace ocultar ni lo que siente, ni lo que piensa.
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