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Clásico de Avellaneda: Fernando Gago y Carlos Tevez, de las carreras paralelas a las veredas enfrentadas en Racing vs. Independiente
Pintita y Apache se citarán este sábado en el Cilindro, tras compartir muchos lugares, clubes y vivencias en el fútbol
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A Carlos Tevez (de 1984) y a Fernando Gago (1986) los une un hilo invisible desde siempre. Más allá de los dos años de diferencia en la edad, ambos son nacidos y criados en Ciudadela, partido de Tres de Febrero, primer cordón del conurbano bonaerense. Uno, Tevez, en el barrio Ejército de los Andes, o Fuerte Apache; el otro, Gago, en una zona de clase media trabajadora. A 20 cuadras de distancia patearon sus primeras pelotas. Carlitos jugaba en el equipo Estrella del Uno (por el número de monoblock del barrio) y también en el club Santa Clara, que había organizado uno de los curas de Fuerte Apache. Gago lo hacía en el Club Social y Deportivo Saavedra, a unas tres cuadras de General Paz y Juan B Justo, del lado bonaerense.
Como suele ocurrir con los que ya se sabe serán cracks, jugaban contra categorías más grandes que las que les correspondían. Tevez, cuentan, ya marcaba la diferencia por cómo usaba el cuerpo. Gago ya jugaba a un toque, con la computadora en la cabeza que corría a más velocidad que su cuerpo. Tenía los pies tan chiquitos que el mayor problema era conseguirle botines. Como sus nombres ya se hacían notar entre los expertos que recorrían las canchas de baby fútbol en Buenos Aires y el conurbano, salieron de su zona de influencia y cruzaron la General Paz.
Para Gago la primera estación fue Club Parque, una pertenencia que aún preserva como entrenador de Racing: buena parte de su cuerpo técnico tiene el mismo origen. También Tevez hizo ese recorrido para jugar; en primer lugar, en el club Villa Real, en el que lo vieron Carlos Norberto Propatto y Carlos Poggi, antes de sumarlo al fútbol infantil de All Boys.
Luego llegó la etapa más conocida para ambos. Las coincidencias, las carreras como si estuvieran espejadas, siguieron su curso. A Gago, que arribó incluso de más chico a Boca, le costó hacer pie en las inferiores xeneizes, por su contextura física y porque le resultaba más complejo jugar de número 10, de espalda a los rivales. Tevez fue un impacto de entrada. Al llegar a la primera, los dos se abrieron paso con la fuerza de una estrella. En ese caso, una excepción: no compartieron esa primera etapa. El último partido de Carlitos antes de ser transferido a Corinthians fue el 13 de noviembre de 2004, y el mediocampista debutó unas semanas después, el 5 de diciembre de 2004, de la mano de Jorge “Chino” Benítez.
El nombre que los hermanó en esa época de inferiores es el de Ramón Maddoni, el hombre fuerte en la formación de Boca en las últimas décadas. Para Tevez y para Gago ha sido una suerte de padre futbolístico. Gastón Maddoni, sobrino del forjador de cracks, es parte del actual cuerpo técnico de Racing. Quienes lo conocen aseguran que Maddoni siempre tuvo debilidad por los mejores futbolistas, los apañaba, los tenía cerca. Los lunes, en Club Parque, después del entrenamiento solía hacer comidas a las que asistían unas 50 personas, en la que juntaba a los chicos del baby con los juveniles que ya despuntaban en Boca. Gago y Tevez coincidieron en algunas de esas ingestas colectivas.
Para ambos luego llegaron la selección y el salto a Europa. La élite. Carlos: West Ham, Manchester United, Manchester City, Juventus. Fernando: Real Madrid, Roma, Valencia. Pasaron más de una década vestidos de celeste y blanco, una historia que comenzó en las selecciones juveniles. Mientras Gago fue campeón mundial sub 20 junto a Lionel Messi en Países Bajos 2005, Tevez se quedó sin protagonizar la Copa del Mundo sub 20 Emiratos Árabes Unidos 2003 porque disputó la Copa Europeo-Sudamericana por Boca ante Milan (victoria por penales en Japón). A pesar de tener una medalla dorada olímpica cada uno (el delantero, en Atenas 2004; el mediocampista, en Pekín 2008), la camiseta argentina les trajo más sinsabores que alegrías.
Compartieron convocatorias 84 veces, entre selección (amistosos; copas América 2007, 2011 y 2015; eliminatorias para el Mundial Sudáfrica 2010) y Boca (2015/2016 y 2017/2018). Más allá de la cercanía, siempre mantuvieron una relación cordial, de respeto, pero nunca llegó a ser una amistad. El regreso al club que los formó no fue el esperado para ninguno de los dos. Se fueron a los 20 años como ídolos, con transferencias millonarias. Las vueltas fueron menos luminosas. La espina de la final de Madrid en 2018, con los dos sentados en el banco de suplentes junto al entrenador Guillermo Barros Schelotto, acaso sea la mejor manera de retratar ese desenlace xeneize. También hubo buenas. Compartieron en diciembre de 2016 el 4 a 2 sobre River en el Monumental, en el que fueron figuras. Sus despedidas en azul y oro, sin embargo, no fueron con honores.
El recordado 4-2 en un superclásico en el Monumental
Con los botines colgados, continuó la sincronía. De manera tan rápida como sorpresiva llegó la chance de ser entrenadores. Gago, más joven, tuvo su oportunidad en Aldosivi con 35 años. Tevez, un par de temporadas después, fue designado preparador de Rosario Central. Fueron pasos de mayor a menor para los dos, con comienzos que ilusionaron pero se desinflaron rápidamente. Sin embargo, seducidos por sus personalidades y por sus enormes recorridos como futbolistas, dos clubes grandes confiaron en ellos como salvadores. Racing e Independiente, nada menos.
Aquel emotivo 4-3 de Racing a Rosario
En octubre de 2021, cuando la Academia parecía andar a la deriva tras un mal ciclo de Juan Antonio Pizzi y un flojo interinato de Claudio Úbeda, Víctor Blanco apostó por Gago. En agosto de este año, apretado por los promedios y la posibilidad de descenso, el Rojo llamó a Tevez para que ocupara un cargo por el que ya había recibido algunas negativas. Los dos, el ex volante y el ex atacante, sacaron a sus equipos de los lugares en los que los tomaron. Ahora, por la séptima fecha de la Copa de la Liga Profesional, volverán a coincidir. O más bien, a cruzarse: uno de cada lado de Avellaneda.
Hay un antecedente en el que ocuparon bancos distintos en el Cilindro, como ocurrirá este sábado a las 19. Ocurrió exactamente un año atrás. El 30 de septiembre de 2022, la Academia dio vuelta un partido espectacular con un 4-3 a Rosario Central. Incluso después de un desenlace alocado, con un gol in extremis tras ir dos tantos en desventaja, Gago tuvo la deferencia de acercarse al banco de suplentes visitante para darle un abrazo fraternal a Tevez, que le dedicó una sonrisa más allá de la bronca de la derrota.
Las coincidencias se mantuvieron este jueves. Con pocos minutos de diferencia, dieron la conferencia de prensa previa al clásico de Avellaneda. Las preguntas cruzadas resultaban obvias. Las declaraciones no pasaron del compromiso. “Carlos fue compañero mucho tiempo en la selección; también compartí en Boca. Tengo mucho aprecio por él. Pero éste es un partido en el que él es director técnico de otro club, y yo, de Racing”, dijo Gago. “No hablé con Fernando. Cada uno está en su trabajo. Nos daremos un abrazo y después cada uno se enfocará en su partido”, fue la respuesta de Tevez. Después de dos vidas a la par, les toca estar en veredas opuestas en una gran ocasión. Nada menos que el segundo clásico del fútbol argentino.
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