LA NACION

Cech, el baterista que ataja con un casco de rugby

La historia de un hombre valiente; en 2006, un tremendo golpe en la cabeza casi lo obliga a dejar el fútbol; hoy llega como una de las figuras de la Euro, tras ser campeón de la Champions; atrás de los tambores encuentra la paz y es el más querido en su selección.

Actualizado el 21 de julio de 2020
Cech, con casco y máscara, antes de un partido con su selección
Cech, con casco y máscara, antes de un partido con su selecciónArchivo

El 14 de octubre de 2006 su carrera casi da un vuelco inesperado. Llevaba dos años en Chelsea y ya se destacaba como una pieza fundamental en el equipo que, en aquel entonces, dirigía José Mourinho. En pleno partido contra Reading, Cech, fue a buscar una pelota al costado del área y pasó lo peor: un choque en la cabeza, casi lo obliga a abandonar el fútbol. "No me acuerdo de nada, sólo que perdimos el sorteo y que cambiamos de arco", dijo sobre su accidente. Salió gateando de la cancha, hasta que después de varios minutos los médicos se lo llevaron en camilla ante las caras de preocupación de sus compañeros y rivales.

Fue operado rápidamente y uno de los médicos del club le recomendó alejarse de las canchas. Pero no quiso y se dispuso a volver cuando antes. Le costó más de tres meses volver a jugar, pese a la presión de los médicos. A fines de enero de 2007 ya estaba de vuelta, aunque con el distintivo que tiene hasta el día de hoy: el casco de rugby que le protege la cabeza. Lo usa tanto para jugar como para entrenarse, como prevención, y se lo recomienda a los arqueros: "Todos deberían utilizarlo".

Es considerado uno de los mejores arqueros del mundo. Volvió a tomar protagonismo en la última final de la Champions League, cuando se vistió de héroe atajándole un penal a Robben en el alargue, y repitiendo en la tanda decisiva desde los 12 pasos. Ahora llega a la Eurocopa siendo la gran figura de República Checa, que sueña con dar pelea y revertir la floja imagen que dejó en la última edición. Compartirá el grupo A con Polonia, Grecia y Rusia, una zona que parece accesible.

Curiosamente Cech, cuyo apellido significa "el checo", comenzó su carrera de futbolista afuera del arco. Es trillizo. Nació en mayo de 1982, en Pilsen, República Checa, junto a sus hermanos Sarka y Michal, aunque el último falleció con apenas dos años, según sus padres, por una enfermedad que contrajo en el hospital. Desde pequeño sabía que iba a ser futbolista. Comenzó jugando en Viktoria Pilsen, el club de su ciudad, y hasta los 10 años jugó como delantero. Por una lesión en sus piernas, y su gran estatura (mide casi dos metros) decidieron mandarlo al arco, y de allí nunca se movió. "Empecé a jugar al fútbol a los 7 años como delantero, pero cuando tenía 10 me rompí la pierna, por lo que ya no podía correr pero sí estar en el arco", recordó. Debutó profesionalmente a los 17 años en Chmel Bsany y tras pasar por otro equipo de su país, y el Stade Rennais de Francia, llegó a Chelsea en 2004 y nunca más se movió.

Hace poco uno de sus compañeros de Chelsea lo describió de la mejor manera: "Peter es un gladiador, jugaría hasta con una pierna rota". Es que las lesiones lo persiguieron a este gran arquero, quien por una fractura en la nariz, a su casco le tuvo que sumar una máscara durante algunos partidos. Nada de eso le impidió seguir jugando.

"Cech tiene la suerte de seguir vivo", señaló quien era su técnico en Chelsea en el momento de su accidente, José Mourinho, para el arquero, una de sus referencias dentro del fútbol. "Es uno de los mejores técnicos que tuve, nos enseñó mucho", dijo en una entrevista hace unos años, cuando el portugués dejó Chelsea.

Afuera de la cancha, Cech es un hombre tranquilo y querido por todos sus compañeros. En su país lo conocen como "Pan Dokonaly", que significa "señor perfecto". En su casa tiene un cuarto donde guarda uno de sus objetos más queridos: una batería. "Es una gran manera de relajarse, aprender una canción de U2 después de un mes ensayando es una sensación extraordinaria", dijo. Incluso más de una vez hizo dúo con su compañero de selección, Tomas Rosicky, quien toca la guitarra. "Hasta podemos componer nuestra propia versión del himno", bromeó con el volante alguna vez.

Ahora con sus 30 años y siendo el capitán de República Checa, Cech comenzará lo que puede ser su última Eurocopa. Fue semifinalista en 2004 (perdió con Grecia, luego campeón) y quedó eliminado en la primera rueda en 2008, cuando tras estar 2-0 arriba sobre Turquía, terminó perdiendo 3-2 y se fue del torneo. "Fue muy dolorosa la derrota, pero algo aprendimos", dijo meses después. Llega a la competencia europea siendo una de las figuras del momento, tras su gran temporada en Chelsea. Acostumbrado a los premios individuales, tiene como propósito llevar a su selección lo más lejos posible.

Fuentes: The Sun , El País y Chelsea.com

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