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Carlos Tevez se retiró del fútbol profesional y va a ser director técnico con Chapa Retegui: “Como jugador di todo... todo lo que tenía en mi corazón”
Apache confirmó una decisión que había tomado hacía un año, pero nunca había hecho pública; “quiero dirigir, tengo el mismo cosquilleo de cuando jugaba”, dijo quien ya piensa como DT
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“Tuve mucho tiempo perdido, de no estar con mi familia. Pero ahora puedo decirlo: estoy retirado. Está confirmado. Me ofrecieron muchas cosas. Estados Unidos; acá, también, en la Argentina. Pero ya está. Como jugador di todo, todo lo que tenía en mi corazón. Ya lo di”. Al fin, Carlos Tevez confirmó una decisión que venía madurando desde hacía 12 meses. La del retiro, nada menos. A los 38 años, al cabo de 20 de carrera profesional.
Lo anunció en una charla en el programa Animales sueltos, de América TV, 364 días después de aquella rueda de prensa en la que sorprendió al despedirse de Boca, junto a Román Riquelme. Y en la conversación con Alejandro Fantino profundizó las razones de su despedida. “Todos me preguntaban por qué, si estaba flaco, si estaba bien. Yo llamé el día anterior a Riquelme y le pedí que me preparara la sala de conferencias, que iba a anunciar que me iba. Ahí mi familia tomó consciencia de que no iba a jugar más. Entonces, en mi último cumpleaños me saqué unas fotos con los más cercanos, tomé el micrófono y lo dije. Dejé el fútbol porque perdí a mi fan número 1. Él venía a verme desde que tenía 8 años”, contó, entre lágrimas, recordando a su padre, Don Segundo, que falleció en febrero de 2021.
Apache se retiró oficialmente del fútbol profesional. Lo hizo en televisión, un viernes a la noche. “Me fui de Boca [en 2005] sin un peso, con el banco en cero, porque tenía que devolver a Boca la plata que me había dado para sacarme de Fuerte Apache. Corinthians pagó 19, 20 millones, y empecé a cobrar una buena plata. Y con mi primer sueldo les compré 14 casas a todos mis familiares, los saqué del barrio”, comentó en una conversación íntima, profunda.
Reconoció que va a ser director técnico. “Voy a dirigir. Tengo un proyecto muy lindo, con Chapa Retegui. Desde hace cuatro meses estamos trabajando, con mis hermanos. Estoy enganchado. Tengo el mismo cosquilleo de cuando jugaba”, advirtió.
Hace un año, el 4 de junio, provocó un shock mayúsculo. Su última imagen en una cancha había sido una bofetada a una trayectoria extraordinaria: un penal ejecutado con alma y vida, devuelto por el travesaño, en un torneo de relativo valor, frente a un grande, Racing, en un estadio enorme, polémico y, lógicamente, vacío por la cuarentena. Carlos Tevez, el que acababa de anunciar que abandonaba Boca, su gran amor, era un ídolo melancólico. Uno de los intérpretes más ganadores de la historia, que en las últimas cinco, seis temporadas, desde su primer gran regreso a Boca, protagonizó controversias y deslices y vivió entre puñales internos, a veces más incisivos que algunos goles de antología.
Sufrió –desde dentro, desde fuera– los despistes ante River, la sombra del Bernabéu. Suplente en la era de Guillermo Barros Schelotto, en la de Gustavo Alfaro, siempre la peleó. Lo intentó. Se fue y volvió. Bajo las órdenes de Miguel Russo era una pieza estelar en una formación raquítica, abúlica. Pero que solía ganar: el penal que rechazó el travesaño en una tarde de lunes desabrida frente a Racing no lo cambió todo: fue el disparo final, el decisivo para tomar una decisión que venía madurando largos meses antes. Las dudas de los hinchas, las dudas de Riquelme... Ya no las soportó. Las presiones –dóciles en casi toda su trayectoria– eran un estorbo para un ídolo de 37 años.
Regresó pleno en junio de 2015, cuando el fútbol europeo lo cobijaba. Jugaba en Juventus, lo querían Atlético de Madrid y PSG, descartó unos 20 millones de dólares de China y se inclinó por la Ribera. Ganó títulos locales que no bastaron. Polémicas, desatinos, algunos goles. Suplente, más que lo que su estirpe merecía. Se cansó. Se fue a China en 2017. La pasó mal, extrañaba. Hizo poco en la cancha. Volvió. La gente, o más bien algunos hinchas, lo miraron de reojo mientras le reabrían la puerta.
El último gol con la camiseta de Boca
“No tengo más nada para dar. Como jugador, lo di todo”, expuso, en junio de 2021. Sus últimos meses fueron los mejores. El gol a Gimnasia que implicó un título –y arrebatado a River en la última función de la Superliga–, algunas pinceladas (de 9, de 10; ¿de qué jugaba Tevez?) en tiempos recientes, el tanto en la Bombonera en el clásico... Pero ya no era feliz.
“A los 20 años, el mundo Boca me devoró. Ahora estoy más preparado”, contó, cuando volvió con otro color político, pleno, feliz. Sufrió más que lo que disfrutó.
Ahora, está en paz interior. El futbolista quedó a un costado: ganó el hombre. Ahora que su decisión está tomada y hecha pública, cabe recordar su magnífica trayectoria. En total, en el nivel de clubes Apache tiene 27 trofeos. Son 22 locales y cinco internacionales, divididos en siete equipos y en más de 18 años como profesional, desde aquel debut en la primera de Boca en octubre de 2001. Ganó en casi todos los destinos: Corithians Manchester United, Manchester City, Juventus...
En la selección argentina mayor nunca logró ser campeón, a pesar de haber jugado dos finales de Copa América, en Perú 2004 y Chile 2015. Sin embargo, en las juveniles tuvo mejor suerte: ganó el Sudamericano Sub 20 del 2003, el preolímpico Sub-23 del 2004 y la medalla dorada en los Juegos Olímpicos Atenas 2004.
Carlitos estuvo entre 2001 y 2004 en la primera del club del que es hincha. Consiguió el Torneo Apertura 2003, la Copa Libertadores 2003, la intercontinental 2003 –contra Milan– y la Copa Sudamericana 2004. Además, fue subcampeón de Sudamérica en 2004, tras eliminar a River en una semifinal. Y una década más tarde, tras dar vueltas por Brasil y Europa, regresó a Boca de manera sorpresiva. Conquistó el Campeonato de Primera División y la Copa Argentina de 2015 bajo la conducción de Rodolfo Arruabarrena, pero luego la presión lo superó y, tras quedar eliminado en una semifinal de la Libertadores ante el ignoto Independiente del Valle en 2016, al poco tiempo partió rumbo a China.
En su retorno, ya en 2018, consiguió el bicampeonato al quedarse con la Superliga 2017/18. En 2019, y con Alfaro en el banco, Apache convirtió uno de los penales en la definición ante Rosario Central que le dio la Supercopa Argentina al equipo azul y oro. Ya en 2020, volvió a ser decisivo con su gol a Gimnasia, que, con la ayuda del empate de River en Tucumán, permitió al conjunto dirigido por Russo obtener la Superliga 2019/20. Y a principios de 2021 y luego de otro duro golpe por la Libertadores (eliminación a manos de Santos), derrotó por penales a Banfield y obtuvo la Copa Diego Maradona.
En total, vestido de boquense, jugó 279 partidos en tres ciclos, marcó 94 goles (0,33 por juego) y levantó 11 copas, en ocho temporadas y media.
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