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Burruchaga, tras su salida de la selección: "Fue pesado lo que ocurrió en el Mundial de Rusia"
Daiana Burruchaga vive en Londres y tiene un cargo en la embajada argentina. Alexia estudia abogacía y trabaja en los tribunales de Comodoro Py. Mauro es volante del Chievo Verona y Román asoma como una prometedora raqueta del tenis argentino. Son los hijos de Burruchaga, a los que siempre les ha repetido el valor de ser leales y escuchar a los demás. A él le costó todo. Apenas terminó la escuela primaria y River lo dejó libre de sus inferiores a los 14 años. Vivió del fútbol y lo seguirá haciendo. El entrenador saldrá del letargo en el que entró en 2016, cuando Sarmiento fue su última experiencia. "Extraño el día a día, sentirme más activo, aunque haya que meterse de nuevo en la picadora. Está en los genes de cualquier entrenador: cuando estás adentro te querés ir, y cuando estás afuera extrañás", asume.
Burruchaga siente que el fútbol ha cambiado. "Si hoy jugás cinco partidos bien, ya te vas, te venden. Y para el técnico argentino, el fútbol es trimestral: tenés 12 partidos para sostenerte. ¿Doce dije? No, es mucho, porque si dirigiste ocho y perdiste cinco, empataste dos y ganaste uno…, afuera", analiza. No quiere quedar anclado en el pasado, ni que su mirada parezca una queja de bandoneón, pero olfatea algo de irreverencia. "Bienvenida la nueva corriente de la posesión y el ataque, pero ojo que antes los equipos también eran ofensivos. Noto que ahora muchos tienden a desprestigiar el ayer. Hoy el fútbol es más dinámico, es cierto, pero también se piensa menos. Y en el fútbol necesitás del jugador pensante; tiene que haber movilidad y pausa. Si siempre vas rápido, te chocás".
–Mito o realidad: Alfio Basile te quiso llevar al Mundial del 94, pero estabas suspendido...
–Fueron comentarios... Cuando volví a Independiente, en el 95, estaba su amigo, Pedro Marchetta..., y él me lo decía... La FIFA se tomó 9 meses para definir mi situación, y cuando empezó a sonar que podía volver a la selección, me suspendieron. ¿Coincidencia? No tengo pruebas. Pero siempre voy a decir que no hice nada, me pegaron un palazo cuando no lo merecía. [NdlR: recibió 18 meses de suspensión, acusado de ‘corrupción pasiva’, por un partido acordado entre su equipo de entonces, Valenciennes, y Olympique Marsella]
–Mito o realidad II: tras el Mundial de Rusia, había consenso dirigencial para que vos asumieras como interino hasta fin de año, pero Tapia eligió a Scaloni.
–Eso lo escuché hace poco. No lo sé. Yo sé que Tapia quería ponerlo a Scaloni hasta diciembre, y yo ya tenía ganas de salirme después del Mundial. Pero Leo [Scaloni] me pidió que lo acompañara hasta fin de año y acepté. Pero desde Rusia me quería ir.
–¿Por qué?
–Primero, no tuvo nada que ver la llegada de Menotti. Ya me había planteado ‘qué voy a seguir haciendo…’ Y tomé la decisión ahora, pero solo se extendió mi continuidad porque me lo pidieron. Yo fui un manager deportivo, un nexo entre dirigentes, jugadores y cuerpo técnico. La función es buena, pero hay que implementarla bien y acá la figura del manager se está desvirtuando. Lo que me dejaron hacer, lo hice bien. Sirvió, fui útil. ‘Chiqui’ me dijo algunas cosas que después no las pudo hacer, fue todo un bolonqui, el Mundial…
–¿Nunca hablaste con Menotti? ¿Hubiese cambiado algo?
–Se iba a hacer una reunión, que después nunca se hizo. Pero no hubiese cambiado nada, la decisión estaba tomada. Me aburría, ¿qué iba a hacer? Prefiero dirigir.
–En la antesala del 86 los jugadores se encerraron a resolver diferencias. Muy poco antes de Italia 90, las desafecciones de Valdano y Brown agitaron el clima. ¿Rusia 2018 fue aún peor?
–Confiamos en que íbamos a tener un mejor Mundial, pero salió mal. Fue pesado lo que ocurrió en Rusia, especialmente por la mediatización. Los audios, los rumores, las paredes hablaban… El equipo arrancó mal, a Leo le tocó errar el penal, la zona era brava, Croacia nos complicó y la confianza mermó. El Mundial fue bravo para todos, las cosas no estaban en los carriles que debían estar, hubo mucho desgaste. Por eso ahora habrá que recuperar muchos valores.
–¿Los jugadores le tomaron el equipo a Sampaoli?
–Como ellos mismos dijeron, se juntaron para hablar, para decirse todo. Nigeria era un partido vital y había que ponerse de acuerdo en algunas cosas. Y eso no está mal, no está mal…, el tema es hasta donde.
Bilardo y la obsesión con el espejo del alemán Bernd Schuster
Cierta vez el alemán Bernd Schuster encontró una frase para explicar su admiración por César Luis Menotti: "Hubiera llegado a matar por él", aseguró el volante, que fue dirigido por el ‘Flaco’ en Barcelona, en los 80. Y Schuster, cerebral y dinámico, encajaba en la polifuncionalidad que exigía Carlos Bilardo para su selección argentina. "Nos reunía en el sexto piso de la AFA, o en el hotel De las Américas, o directamente te llevaba a su casa y te dejaba dos horas mirando videos. A mí me ponía a Schuster y me decía ‘fijate cómo juega, tenés que hacer lo mismo que hace él’. Así, mil veces", recuerda Jorge Burruchaga cuando evoca el singular estilo de trabajo de Bilardo. La Betamax, el viejo reproductor y la videoteca con 8500 VHS en su domicilio sobre la avenida Rivadavia, en Caballito.
Habla de Bilardo con tanto cariño como lealtad. "El tipo era un adelantado. Conmigo fue fantástico, pero fue un proceso durísimo por todo lo que atravesamos, no nos olvidemos que hasta el Gobierno lo quiso voltear. Él nunca bajó la intensidad, ni campeón del mundo aflojó, al contrario. En el 90 seguía tan loco como antes, o peor, te rompía los huevos… ‘Tenemos que defender el título, nos tenemos que matar…’, nos repetía. Antes del Mundial ‘90 una marca de ropa italiana nos propuso hacer una foto con su indumentaria; eran unos sopes. Lo consultamos con él y nos dijo: ‘¿Les parece? Miren que, si nos va mal, van a decir que nos agrandamos’. Y no lo agarramos. El tipo siempre mantuvo una convicción futbolística y una línea de conducta. Nos enseñó compromiso, pertenencia, lealtad… ¿Y sabés que nos decía también? ‘Cuando sean grandes tienen que seguir juntos, deben ayudarse, cuidarse’. Y lo hacemos, él nos lo inculcó". La imagen que se viralizó hace unos días de siete campeones del 86 junto con Bilardo es un buen ejemplo. Burruchaga no asistió porque viajó a Verona a visitar a Mauro, su hijo.
Burruchaga sigue de cerca los cuidados que recibe Bilardo. Lo visita con frecuencia. "Está mejor, tiene momentos lúcidos y por momentos se evade. En algunos momentos sostiene una charla y por otros se pierde un poquito. Pero está mejor. Con el Tata [Brown] es más complicado ir a visitarlo, pero todos los muchachos estamos siempre cerca de él".
–¿Hoy quién juega como vos?
–Yo hacía muchos goles; Modric, Pogba…, no convierten tanto. En Arsenal empecé de central, también jugué de 4, y me fueron llevando de atrás para adelante porque tenía mucho gol. En una época, hasta por el físico, a ‘Lucho’ González le veía un parecido, pero me cuesta encontrar uno.
–¿De qué no jugaste?
–Salvo de arquero, jugué de todo. Porque hasta de 3 jugué una vez, en Córdoba, cuando lo echaron al ‘Loco’ Enrique y el ‘Pato’ Pastoriza me mandó ahí. Jugué en todos lados.
–¿Por qué DT te hubiera gustado ser dirigido? ¿Guardiola, Bielsa?
–Nunca lo pensé. Pero me dirigieron Bilardo y Menotti, ya está.
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