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Brahian Alemán, el motor de un Gimnasia ganador que pierde piezas clave pero funciona como equipo y agranda su invicto
Con goles, garra y criterio, el mediocampista uruguayo, la figura en la victoria sobre Racing, es la bandera del Lobo, que sacó 23 de los últimos 27 puntos y perdió uno de los últimos 13 partidos
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LA PLATA.- El lunes Gimnasia recibió con mal de ausencias a Racing, por la Liga Profesional. De un saque el Lobo había perdido a dos de sus tres mejores futbolistas: Johan Carbonero, por su traspaso a la propia Academia, y Cristian Tarragona, por una grave lesión de rodilla. El tercero aún está, y se queda, en el plantel: Brahian Alemán. El uruguayo es el motor de un equipo que tiene la virtud de ser eso: un equipo.
¿Qué hizo el mediocampista cuando el plantel más lo necesitaba? Tuvo la garra de un jugador de la Celeste, el potrero de un argentino y la dinámica de un alemán. Se desempeñó como número 5, como enganche y como goleador. Entendió cuándo debía luchar, cuándo hacer la pausa y cuándo acelerar. Jugó e hizo jugar. Y logró un golazo, con su conocida pegada magistral en un tiro libre, además de un penal, para el 3-1 que ubica por ahora tercero a Gimnasia, en su mejor comienzo de campeonato en cierto tiempo.
Néstor Gorosito logró que Gimnasia se convirtiera en una estructura confiable y el abanderado de este buen funcionamiento es su capitán: Alemán, claro. El director técnico lo puso como volante central para que manejara los tiempos y para que alimentara con pelotazos a los rapiditos de arriba. Y lo llenó de confianza: le dio la cinta y lo transformó en el principal referente, incluso cuando estaba Pulga Rodríguez, que era la sensación del fútbol argentino. Alemán respondió.
A los 32 años, el uruguayo parece ser la pieza que une a todas las demás. De hecho, la última vez que el Lobo no hizo pie en un partido fue contra River en el Monumental (0-4, el 13 de marzo) con Alemán ausente porque llegó a la quinta tarjeta amarilla. Después de eso, Gimnasia resurgió. La actualidad fructífera es más que una simple racha. De los últimos 13 partidos, ganó 9, igualó 3 y perdió 1. Eso incluye una serie invicta de 9 encuentros, con 7 triunfos y 2 empates. El Lobo sumó 23 de los últimos 27 puntos y lo hizo a pura contundencia: marcó 21 goles y le hicieron apenas 4.
El primer gol de Alemán a Racing
Alemán no construyó este presente en soledad; posee varios laderos. Gimnasia dispone de un buen arquero: Rodrigo Rey. Gorosito halló su dupla de defensores centrales: Leonardo Morales y Oscar Piris. También, tras varias pruebas, encontró su 5 de contención: Agustín Cardozo. Y de mitad de cancha hacia arriba varios futbolistas aportan frescura: Ramón Sosa, Lautaro Chávez, Eric Ramírez y otros que esperan en el banco como Tomás Muro y Benjamín Domínguez.
El uruguayo Alemán, entonces, no está solo. No es un superhéroe que se la banca contra todos los rivales, pero sí hace un poco de todo. Se entrega. Distribuye. Consigue goles. “El primero contra Racing fue de penal”, dirá alguno. Es cierto. Pero el segundo fue una joya y en un momento clave.
De tiro libre, también, hizo el tanto que le devolvió la titularidad hace diez meses. Alemán era suplente, ingresó a los 41 minutos del segundo tiempo y a los 50 estableció el 1-0 contra Atlético Tucumán. Con ese lindo e importante gol, volvió a posicionarse. Recuperó la consideración de preponderante, lo que era en su primera etapa en Gimnasia. Influyente, determinante. En el último semestre antes de que emigrara al fútbol de Arabia Saudita, en 2018, el uruguayo participó en 58% de los goles del Lobo, entre los tantos en sí y asistencias. Por esos aportes, su regreso fue tan celebrado en 2019, y por esas estadísticas, el hincha siempre creyó que podía volver a ser la manija del equipo. Tardó un poco, pero Alemán lo logró.
El golazo de tiro libre a Racing
En realidad, si se analiza su trayectoria, es claro que al uruguayo todo le costó bastante. Cuando estaba por pasar al equivalente uruguayo a lo que en la Argentina es la novena división, en Danubio lo descartaron por baja estatura. “Era un enanito en aquellos tiempos. Me dejaron libre y me fui a mi casa llorando. Tenía 12 o 13 años. Por suerte pude retomar en Defensor Sporting, donde me trataron de novela aunque venía de Danubio”, contó Alemán en una conversación con El País, de Uruguay. Entre Danubio y Defensor hay una rivalidad tal que en el fútbol charrúa se conoce al enfrentamiento como “el clásico de los medianos”.
Y a los 22 años comenzó una extensa carrera en el exterior: tres clubes argentinos (Unión, Arsenal, Gimnasia), dos ecuatorianos (Barcelona y Liga Deportiva Universitaria) y uno de Arabia (Al-Ettifaq). En ningún equipo jugó tanto como en el Lobo.
Ahora el conjunto tripero se quedó, de golpe, sin su jugador más desequilibrante (Carbonero) y sin su mayor goleador (Tarragona). Pero conserva su motor. Su brújula. Un futbolista que, cuando no se fastidia, es capaz de manejar los partidos a su conveniencia. Y para alegría de los triperos, su conveniencia es la de Gimnasia.
Al mal de ausencias, buena cara para el Lobo. La de su capitán.
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