Boedo: el barrio que no se despierta del sueño más esperado

Primero fue una quimera, tan lejana como aparentemente inalcanzable. Después se transformó en un sueño difícil de cumplir, es cierto, pero no por ello imposible. Más tarde, el sueño se convirtió en una obsesión, de la mano de un karma: ser el único grande en no tenerla en sus vitrinas. Hoy, esa deuda que le fue poniendo bolsas de cemento a su grandeza, se cumplió y todo un barrio disfruta de la emoción: San Lorenzo es el nuevo campeón de la Copa Libertadores y Boedo, arrabal de murga y carnaval, está de fiesta.

La gesta es proporcional a la historia de ambos. 24 horas después de la noche histórica, Boedo amaneció embriagado de sonrisas amplias y balcones embanderados. El cariño y el éxito los motivó a los hinchas a ponerse alguna clásica camiseta o algún gorrito que los identifique como cuervos. No hay disidentes que se atrevan a lucir otros colores que no sean el azul y rojo en la tradicional esquina de San Juan y Boedo. Ahí, en el alma de los tangueros, la fidelidad eterna del barrio con San Lorenzo no los autoriza. "Hoy, como buen hincha de San Lorenzo, me quise dar el gusto de tomar un café acá por primera vez en mi vida", cuenta Miguel Mazzara cómodamente sentado en la legendaria confitería Homero Manzi.

La felicidad que hoy vive el Ciclón salda con creces todos los infortunios que tuvo que soportar a lo largo de su existencia. Hasta el sufrimiento del descenso en el 81. "Ayer (por el miércoles) obtuvimos el logro deportivo más importante en la historia del club. Ahora vamos por la vuelta más importante, que es volver a este barrio", dice Roberto Policastro, miembro de la subcomisión del hincha. Y agrega: "La pasión es del alma, no se alquila ni se vende, circula".

En la sede social del club, ubicada en avenida La Plata 1782, en pleno barrio de Boedo, el movimiento de gente fue incesante desde que se abrieron las puertas a las 8 de la mañana. Según informaron de la oficina de socios durante el día, sólo en esa sede, se asociaron 80 personas, la mayoría adultos. En el local oficial de merchandising, que funciona en la misma sede, "las ventas de camisetas se duplicaron y hasta superaron el día después del campeonato de 2013", contó el encargado Mariano Bemnnasar.

Para el hincha de San Lorenzo, el barrio es más intocable que su propia casa. "Para nosotros Boedo es el corazón de San Lorenzo y la vuelta del club al barrio está por encima de cualquier copa", dice emocionado Emilio Díaz, dueño del café Boedo Antiguo, ubicado en la esquina de Salcedo y Mármol.

Alguien, treinta años atrás, permitió que el templo de avenida La Plata, el memorable Gasómetro, se entregara como un simple bien inmueble. Creyó matar así las imágenes imborrables de los Blazina, Buttice, Sanfilippo, Pontoni, Coco Rossi, Martino, Fischer, Doval, Veglio, Telch, Veira, Albrech, Cocco, Rendo, Ayala. y tantos otros. Pero el aura del Partenón rifado fortaleció los lazos y acrecentó la historia de amor que hoy tiene, en el fuego vivo del reencuentro, un nuevo capítulo que contar: San Lorenzo campeón y su barrio está feliz.

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