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Boca vs. Barracas Central, por la Copa Argentina: cuando el equipo de Almirón no juega bien y defiende muy mal, saca diferencia con la técnica individual y los destellos ofensivos
En Santiago del Estero sufrió ante los dirigidos de Rondina, pero se impuso por 2-1 con acciones que sacaron lo mejor de Medina, Benedetto y Merentiel; volvió a jugar Campuzano con la camiseta xeneize y regresó Zeballos, a pura rebeldía, tras la lesión
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Boca se debate entre sus luces y sombras. Defiende muy mal. Da ventajas en la última línea, ya sea por la Liga Profesional o por la Copa Argentina, como sucedió ayer ante Barracas Central, pero –al mismo tiempo– ofrece jugadas ofensivas para aplaudir de pie, destellos de acciones elaboradas con triangulaciones y finalizadas con impactos a la red como nunca se vieron en los ciclos de Russo, Ibarra y Battaglia. Colectivamente ofrece grietas, no termina de dar solidez desde el armado del equipo y sus características, la ocupación de los espacios ofrece un mapeo como si siempre estuviera con un futbolista menos... Pero venció a Barracas Central por 2-1 y se clasificó a los octavos de final de la Copa Argentina. Todavía sueña con sumar a Edinson Cavani (que busca liberarse de Valencia), aunque sigue encontrando poder de buenas jugadas y gol. Es la irregularidad que domina el ciclo de Almirón en Boca.
Mientras Advíncula, Valdez, Figal y Fabra, sumados a los flojos retrocesos de Pol Fernández y Barco, no hacían pie defensivamente, arriba Boca hacía pesar su jerarquía con Medina, Benedetto y Merentiel. Quien volvió a ponerse la camiseta de Boca luego de un año fue Jorman Campuzano, que regresó de su préstamo en el fútbol de Turquía. Ante la inminente venta de Alan Varela a Portugal, el DT recuperó a un viejo conocido en Atlético Nacional y Campuzano fue el que mejor pie hizo de la mitad de la cancha para atrás.
Barracas Central estuvo a la altura e hizo un muy buen partido, pero le faltó justeza en la definición de las jugadas preparadas a balón detenido (una especialidad de los equipos de Rondina), aunque también llegó por abajo con mucha gente al área rival o presionando alto más allá de haber jugado con un esquema 5-3-2.
Lo mejor del partido
Hasta aquí, más allá de que este fue el partido número 19 dirigido por Jorge Almirón, el DT debió surfear olas y emparchar equipos más que armar su once ideal. Debió hacerle frente a muchas lesiones que minaron la posibilidad de continuidad de un partido a otro. En ese sentido, cada paso probado y que le dio resultados, buscó seguirlo, como la posición (y titularidad) de Cristian Medina como un falso enganche, como hizo en el triunfo del fin de semana ante Gimnasia por 3-1, donde el mediocampista ya había hecho un golazo.
Boca repitió así el esquema 4-3-1-2 de La Plata, con Advíncula como lateral derecho, Valdez (sorpresivamente) ganándole la pulseada a Valentini), Campuzano de volante central, Pol Fernández por la derecha, Barco por la izquierda y más suelto Medina; en la delantera, doble 9: Merentiel y Benedetto, aunque de los dos Pipa era quien se tiraba atrás o hacia los costados para ser un nexo más. Esto se notaría, luego, en las jugadas de los goles. Barracas Central, con el esquema que vino utilizando Rondina en los últimos partidos: 5-3-2, con Sepúlveda y Tapia más adelantados.
La primera aproximación de Boca (no llegó a ser chance) fue a los 15 minutos con un pase filtrado de Medina (como 10) pare Merentiel, que en la gambeta con el arquero se abrió mucho y terminó tirando un centro que no logró impactar Benedetto. Da la impresión, en los últimos partidos, que Almirón busca darle más velocidad y verticalidad al juego xeneize. Antes la tenencia era más pausada, de lado a lado, sin tanta sorpresa. Ahora los futbolistas buscan filtrar más de manera punzante, para romper líneas defensivas por el centro. El problema que tiene ahí Boca es que ni Pol Fernández ni Barco tienen juego vertical. Sus pases pueden ser verticales, pero sus desplazamientos no ofrecen tanta sorpresa. Ofrecen una marcha menos de la que tiene el adversario de turno para su retroceso.
El primer córner defensivo para Boca fue a los 19 minutos y no fue un detalle más, teniendo en cuenta lo poderoso que son los equipos de Rondina con la pelota parada, por sus jugadas preparadas. Y ganó en lo alto el Xeneize. El segundo córner fue a los 24 y de milagro no fue gol de Alvarez de palomita: tras un córner abierto de Tapia, la pelota se fue muy cerca del palo derecho de Romero. Mientras Boca, con el 60% de la posesión, no creaba situaciones, Barracas preocupó a Romero cinco veces.
Sobre el final del primer tiempo, Almirón buscó enrocar a Valdez con Figal, una muestra de su fastidio por el récord de pelotas perdidas de Boca en la salida. Sin embargo... en el peor momento, en una jugada de contraataque (y de otro partido), desbordó Benedetto por la derecha, mandó el centro, Merentiel le pivoteó la pelota con un gran gesto técnico a Cristian Medina, que sacó una volea desde afuera del área que se metió en el ángulo superior derecho de Desábato. Golazo. El árbitro Leandro Rey Hilfer adicionó un minuto y la pelota de Medina ingresó a los 45m31s.
Boca pareció salir más despierto en el segundo tiempo y otro pase de Benedetto (como 10) para Merentiel casi termina en el 2-0; el exDefensa y Justicia gambeteó con un buen gesto técnico al arquero, pero salvó en la línea de su arco Díaz. Pero al minuto siguiente Merentiel no perdonó tras una jugada maradoniana de Cristian Medina, que rompió líneas por el centro y le sirvió el festejo al 9. El segundo gol fue otro golazo de Boca, otra vez los destellos técnicos cerca del área rival maquillaron las falencias en la propia. Medina hizo una jugada maradoniana.
Pero Boca, pese al 2-0, seguía defendiendo muy mal. Y de un mal lateral de Advíncula, llegó un bombazo de Maximiliano Puig que le rompió el arco a Chiquito Romero, a los 19 minutos. Y sesenta segundos después pudo haber empatado de cabeza Alexis Domínguez, que salvó Romero con una buena atajada contra su palo izquierdo.
El cambio de Almirón de Weigandt por Merentiel (para adelantar a Advíncula) expulso el mal partido de la última línea, condicionado también por la falta de velocidad (para ir y volver) de los mediocampistas. Así como Pol Fernández y Barco no tuvieron un buen partido ofensivo, tampoco en el retroceso. Tuvieron demasiado campo por ocupar y se vieron superados.
Tras un córner de Barracas, Barco desaprovechó con un mal pase a Medina un contraataque de 3 vs. 1 en favor de Boca. Con los cambios defensivos, el equipo de Almirón terminó jugando 4-5-1 pero en ese lapso si algo le faltaba desde la técnica individual ofensiva a Boca era el regreso de Exequiel Zeballos.
El Changuito entró faltando siete minutos y fue tan figura como Medina. Fue increíble lo que aportó en tan poco tiempo, creando cinco situaciones de gol, entre ellas un tiro libre que dio en el travesaño de Desábato. Sufrió y al final, festejó. Boca necesita un receso para ordenar ideas y nombres. Mientras tanto, convive con sus luces y sombras.
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