Boca-River 2014, capítulo II: un superclásico que fue fiesta millonaria de principio a fin

CÓRDOBA.- Y después de un largo tiempo sin poder acuñar alegrías sucesivas, de meses de mostrarse incapaz de mejorar en su juego, River resurgió en un superclásico con varios aprobados. Porque en esta ciudad, más allá de récords Guinness en pasión y euforia, el conjunto de Ramón Díaz mostró su mejor versión en varios meses y lo hizo nada menos que ante el rival de toda la vida. Superó con autoridad a un Boca que se empeña en mostrar muy poco de fútbol y que sigue sin ganar en el verano. Por eso el 2-0 resultó justo y el equipo millonario se quedó con la Copa Banco Francés.

Entre las anotaciones que hacen los técnicos en estos partidos de verano, seguramente Bianchi tomó nota de la distracción que tuvo el equipo, y especialmente la defensa, en el primer tanto del partido. Es que River llegó al desequilibrio de un lateral rápido para Teo Gutiérrez que encontró mal parada a la última xeneize. En parte porque hubo una acción que los confundió: dos jugadores de River tomaron el balón para hacer el lateral, Mercado y Carbonero, quien fue el que lanzó para su compatriota ante la convalidación del asistente Belatti. Teo corrió, dejó en el camino a Joel Rodríguez y envió el centro para Lanzini , que en soledad -lo perdió Grana- definió ante el arco de Trípodi.

En el contexto de un Boca permeable, Manuel Lanzini fue el que se preocupó en darle claridad al conjunto de Núñez. Tras un largo tiempo de espera, el volante ayudó en buscar la salida rápida hacia adelante. Quiso aportar sus habituales dotes de conductor y se hizo de espacios en la zona de creación debido a un mediocampo de Boca que dejaba huecos en sus espaldas. En dos oportunidades desequilibró el volante, primero con un desaire a dos jugadores de Boca y luego con un remate cruzado que finalmente desvió Trípodi. Quedó claro que cuando el N° 10 entra en escena y se mete en el partido, todo River cambia. Y puede ser otro.

El segundo tanto de River llegó tras otra jugada colectiva que nació por la derecha con una combinación entre Teo, Carbonero y Lanzini, que habilitó a Menseguez . Como en el primer tanto, Grana volvió a desentenderse de la jugada y el Rayo definió solo. Los laterales de Boca tuvieron un partido para el olvido.

En el primer tiempo, los dirigidos por Ramón Díaz fueron mucho más que los hombres y el sistema de Carlos Bianchi. El movimiento del ataque millonario, la concentración de los del medio y el despliegue resultó una fuerte lección para el desdibujado Boca. Así, hubo un dominador y un dominado, casi anulado, y el primer tiempo fue muy claro en ese aspecto, con un ataque millonario más activo y punzante como marca registrada.

Más allá de las pelotas salvadas por Barovero en el segundo tiempo, en el que Boca al menos mostró otra actitud, la imagen más diáfana la entregó River. Por una razón concreta: se nota que con confianza, su ataque lo hace estar más afilado (Trípodi volvió a ser exigido). Enfrente, Boca tiene bastante por revisar y corregir. En particular, en el rubro de las individualidades, que están en un nivel que no pasa de discreto. Ni qué hablar de lo que le cuesta defender y recuperar la sintonía colectiva.

La noche vivida en Córdona permitió ver las ideas de los protagonistas... Sus momentos, sus realidades. El segundo cruce del verano fue todo para River.

El gol de Lanzini

El gol de Menseguez

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