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Boca - River: el clásico de las estadísticas, un indicador de lo que podrá verse el domingo en la Bombonera
El equipo de Gallardo suele dominar la posesión en casi todos los partidos, mientras que lo del Xeneize es más fluctuante en ese rubro pero suele ser más efectivo: no necesita generar mucho para convertir; los factores más influyentes de uno y otro en la Copa de la Liga
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Las estadísticas pasaron, hace tiempo, a tomar cada vez más valor. Ningún dato gana un partido, pero la suma de detalles pueden influir a la hora de resolver un vencedor. Y más en un clásico como el que van a jugar Boca y River este domingo, en la Bombonera, por los cuartos de final de la Copa de la Liga. Incluso muchas veces son elementos que sirven para proyectar, en la previa, cómo pueden darse los desarrollos de los partidos.
¿Qué clásico podría esperarse? ¿Con River, fiel a su estilo, asumiendo el protagonismo y Boca tratando de jugar de contraataque? ¿El equipo de Marcelo Gallardo tiene problemas en la definición? ¿Boca es un equipo ofensivo? ¿River patea mucho más al arco que Boca? ¿Qué promedio de faltas comete cada equipo? LPF Data entregó cifras sobre el balance de lo observado en las primeras 13 fechas de la Copa de la Liga. Y una de las estadísticas que direcciona las intenciones de uno y otro, en cuanto al estilo, se encuentra en los remates. River, con una mayor vocación ofensiva, generó 220 remates (75 de ellos fueron al arco, con un porcentaje de acierto del 34%) y convirtió 25 goles. Del Millonario al Xeneize hubieron… 74 remates de diferencia. Boca pateó 146 veces (60 de ellas al arco) y anotó 21 tantos. Tuvo un porcentaje de eficacia mayor (41%) en sus intentos, aunque desde el juego colectivo desplegado hasta aquí fue mejor River.
Los números no siempre se emparentan con los desempeños. Boca se clasificó mucho antes que River a los cuartos de final, aunque siempre resultó mucho más confiable el estilo de juego de Gallardo que el de Russo. Boca, por ahí, ganaba un partido tras generar sólo dos o tres chances de riesgo; River, en dirección contraria: generaba mucho, aunque no siempre convertía en esa proporción: empató encuentros sin goles pese a haber sumado más de 23 remates. Lo que sí es un claro indicador de las dificultades ofensivas xeneizes fue que sólo seis equipos de la Liga Profesional patearon menos al arco rival: Sarmiento (139), Defensa y Justicia (136), Independiente (133), Huracán (120), Newell’s (113) y Aldosivi (112).
El segundo mejor equipo, detrás de River, en cantidad de remates fue Talleres (179); 55 de ellos fueron al arco (una eficacia del 31%) y 17 terminaron en gol. Alexander Medina armó un equipo veloz y vertical que, jugando 4-3-3 o 4-2-3-1, acelera y retrocede casi sin pausas. En esa vorágine, no siempre resuelve bien en los metros finales y allí se encuentra una de las razones de su baja precisión. ¿Y cómo les fue a los líderes de cada zona? Hubo una coincidencia absoluta entre Vélez y Colón: sumaron 161 intentos (65 de ellos fueron al arco, una eficacia del 40%) y marcaron 23 goles.
En la sumatoria de los remates, River suele finalizarlos tras buscar más elaboraciones colectivas, por más que Agustín Palavecino y Nicolás De la Cruz prueban seguido desde afuera del área. Boca recuperará para este clásico en la lista de concentrados a Edwin Cardona, un especialista en la materia (con pelota en movimiento y en los tiros libres), aunque Sebastián Villa, Agustín Almendra y Cristian Pavón también intentan.
En épocas de Covid-19, calendarios apretados y doble competencia con los certámenes internacionales, Boca fue uno de los equipos que más futbolistas utilizó (32), aunque el líder en el rubro fue Defensa y Justicia, con 39. Gallardo en River utilizó a 26, cuando los que menos usaron fueron Unión, Colón y Atlético Tucumán, los tres con 25.
River es el mejor en promedio de goles por partido (1,9), mientras Boca suma 1,7. Y dentro del rubro, está la variable de “goles esperados”, un indicador que mide la calidad de un remate en función de distintas subvariables: tipo de asistencia/jugada previa, el ángulo del tiro y la distancia al arco, y la parte del cuerpo con la cual fue ejecutado el remate. La métrica devuelve un número decimal que indica la probabilidad de que cada remate realizado termine en gol, contrastando las características de esa acción con una amplia base histórica de remates.
Si la jugada elaborada es más clara y logra dejar a un futbolista mano a mano con el arquero y para que defina para su perfil más hábil (como suele hacer River por lo general con Santos Borré), hay más probabilidades de que esa acción termine en la red rival. Esa variable, en River, es 28,84; en Boca, 20,42. El colombiano Borré es el goleador del certamen con 8, tantos conquistados luego de 22 remates, de los cuales 15 fueron en dirección al arco). Boca no tiene un artillero definido, pese a que Sebastián Villa se mostró con una eficacia mayor: 4 en 12 partidos.
Asistencia de Cardona, gol de Villa a Vélez
Para los goles, es tan importante quien convierte (el toque final) como quien genera la asistencia para esa anotación. ¿Quién manda hasta el momento en ese rubro? Julián Álvarez, con 6. A muchos le puede sorprender, pero el delantero de River se ubica, por características, en esa doble variable buscada por Gallardo de atacantes que puedan moverse por todo el frente de ataque y ser decisivos tanto dentro del área como fuera de ella, fabricando una situación que deje mejor ubicado a un compañero. Esto último puede verse con extrema facilidad cuando Borré termina como wing derecho tirándole centros a Girotti, cuando el DT resuelve el ingreso del 9 de las inferiores y lo hace “convivir” con el colombiano.
Alvarez, aún con altibajos, tiene unas condiciones tremendas: además de las seis que finalizaron en gol, suma 26 asistencias para remates (pases exitosos previos al disparo de un compañero). Lo sigue en River De la Cruz, con 3 asistencias y 25 asistencias para remates (en 11 partidos). En Boca, el más decisivo es Cardona, con 5 asistencias en igual cantidad de partidos. Y suma 12 asistencias para remates. Lo sigue Frank Fabra con 4 asistencias y 18 asistencias para remates en 13 partidos.
Asistencia de Julián Álvarez, gol de Borré a Godoy Cruz
En la tenencia del balón, River casi siempre logra imponerse (un promedio del 66% de la posesión); lo de Boca es más irregular, depende del partido y el rival (55%): pero tenga la posesión en un 35% o en un 70%, las falencias en la elaboración de jugadas de riesgo son similares. El equipo de Gallardo fue el que más pases intentó en la Copa de la Liga, con 551 (y una eficacia del 81%) y el de Russo no estuvo tan lejos: intentó 490 y el 83% de eficacia.
Lo curioso podría ser que Boca es el equipo más efectivo en los pases. Aquí hay otra variable a tener en cuenta: por lo general, los pases de River (así lo exige su entrenador) casi siempre deben ser “hacia adelante”. El estilo Russo es distinto: no tiene problemas en que su equipo sume pases entre sus centrales o hacia atrás. Desde esa tenencia en la salida busca generar espacios por delante que no siempre igual son aprovechados para filtrar pases o ganar metros en ataque.
Quizás por eso se explique que Jorman Campuzano lidera el ranking de precisión en pases (419 en 9 partidos), con una eficacia del 91,6%. La incidencia del colombiano en el juego xeneize fue casi nula en este torneo, se lo vio muy por debajo de su nivel y hasta perdió el puesto con el juvenil Alan Varela. Enzo Pérez, por el contrario (si bien cometió errores, como en el gol de Uvita Fernández para San Lorenzo), sigue manteniendo su influencia clave en la estructura millonaria: en 12 partidos dio 894 pases, con un acierto del 88,6%. Cristian Medina, otro de los juveniles que tomaron protagonismo en los últimos partidos de Boca, tiene un rol más ofensivo. No entró tanto en contacto con el balón (382 pases en 12 partidos) y juega al espacio, pero suele no fallar, con una precisión del 87,7%.
River también suele ser un equipo intenso a la hora de marcar. Paulo Díaz es el jugador con más recuperaciones en el torneo: 104. Lo siguen Mauro Bogado, de Platense (73) y Federico Vismara, de Sarmiento (64). El chileno se transformó en el mejor defensor millonario tras la lesión de Javier Pinola. Boca, en cambio, ofrece un déficit también a la hora de recuperar la pelota. Si bien encontró cierta solidez a partir de que volvieron a ser titulares como dupla central Lisandro López y Carlos Izquierdoz más la aparición de Alan Varela como N° 5, el Xeneize no cuenta con ningún futbolista entre los primeros diez jugadores con más quites y duelos aéreos ganados. En faltas cometidas, River sumó un promedio superior a lo largo del actual certamen (15,3 contra 14,4), pero Boca tuvo más amonestados (37 contra 27). Ambos tuvieron un expulsado.
Datos que no ofrecen verdades definitivas, pero que se aproximan a las intenciones y el logro de ejecuciones que suelen tener Boca y River en cada partido del torneo argentino. Este domingo, ambos tendrán la posibilidad de confirmar las tendencias o rebelarse ante las estadísticas. El efecto sorpresa es capaz de vulnerar cualquier cálculo.
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