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Boca: qué les molestó a los jugadores y a Sebastián Battaglia en el reto de Juan Román Riquelme dentro del vestuario de cara a la “final” con Argentinos
Tras la derrota con Gimnasia, en la Bombonera, el actual dirigente hizo bajar del micro al plantel y charló con los futbolistas durante diez minutos; efectos colaterales de una charla que puede traer consecuencias
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Lo que pasó después de la derrota de Boca ante Gimnasia generó tanto revuelo como la caída misma ante el conjunto platense por 1-0 que lo alejó al equipo de la Copa Libertadores 2022. La actitud de Juan Román Riquelme, en su rol de vicepresidente y presidente del Consejo de Fútbol, de hacer bajar a los jugadores del micro que los iba a trasladar a la concentración para darles una charla de diez minutos en el vestuario lo único que hizo fue profundizar el malestar de los jugadores y el cuerpo técnico encabezado por Sebastián Battaglia. Ambos ya habían sumado suficiente fastidio por el traspié en la Bombonera como para, además, sentirse actores de reparto de una escena que no estaba en los planes del Mundo Boca.
La realidad es que Riquelme respaldó a los juveniles y les agradeció el esfuerzo, pero también les exigió más (a todos) de cara al partido del miércoles con Argentinos, por la semifinal de la Copa Argentina que tendrá incidencia directa en la Copa Libertadores próxima. Los retó por la actitud observada ante Vélez y en el primer tiempo ante el Lobo. No tuvo necesidad de levantar la voz, pero buscó “despertar” a un grupo que venía de sufrir su segunda caída seguida, la anterior con Vélez en Liniers por 2-0, también por el Torneo 2021. Si la tabla anual local anual empezaba a quedar complicada con la mira en el certamen internacional de 2022, debían más que nunca buscar la Copa Argentina para clasificarse de manera directa siendo campeones.
El flojo partido de Boca ante Gimnasia
Ese futuro de Boca en la Copa Argentina definirá varias cuestiones, por más que desde el Consejo de Fútbol afirmen, por ejemplo: “Battaglia es nuestro técnico, está disfrutando mucho y ojalá se quede muchos años en el club”. La declaración puede ser elegante ante los medios, pero no se termina de ajustar a la realidad. El contrato del entrenador es hasta diciembre y a fin de año se evaluarán resultados pero también las formas. No por nada una persona allegada al Consejo reconoció hace poco: “A Russo no lo echaron porque perdía, sino porque el equipo era demasiado cauteloso, jugaba mal y ni pateaba al arco”.
Riquelme manifestó que le agradeció al plantel “por el esfuerzo”, a pesar de la derrota que el equipo sufrió ante Gimnasia. “Les fui a agradecer a los chicos porque están haciendo un esfuerzo muy grande. Quiero mucho al club, pero el semestre para nosotros está siendo bastante largo. Hemos comenzado con los partidos del Mineiro, volvimos de Brasil, nos encerraron en un hotel. No nos dieron muchas chances de participar en el torneo porque nos hicieron jugar con los chicos”, se quejó. En este mensaje, “despega” a los chicos porque entiende que la responsabilidad es de los más experimentados. Y justamente fueron estos, los Rossi, los Izquierdoz, los Zambrano, los Advíncula, los Fabra, los Cardona, los Pavón, los Rolón y los Briasco los que recogieron el guante de ese mensaje.
El dirigente agregó: “Los saludé (a los jugadores). Me gusta el fútbol y en el segundo tiempo han errado muchos goles, han hecho un gran segundo tiempo. Desde ahí arriba uno se daba cuenta que la pelota no iba a entrar. La sacaron en la línea más de una vez. El arquero (Rodrigo Rey) le tapa una pelota increíble a (Agustín) Almendra. Ya cuando pegó esa de Almendra en el primer tiempo en el palo y (Cristian) Medina erró con el arco libre, El primer tiempo no fue bueno, el segundo todo lo contrario”. Riquelme quiere que Boca juegue como en los primeros partidos del ciclo Battaglia, como en el segundo tiempo ante Gimnasia.
Lo que marcará el pulso en Boca será la clasificación a la próxima Copa Libertadores. Si el equipo no gana la Copa Argentina pero se termina clasificando, los “humores” internos serán unos; si no sucede... Por eso Riquelme, que todavía reclama (con razón) cómo se dio la eliminación de la edición 2021 y los goles anulados por el VAR ante el Mineiro, le apunta a la Libertadores 2022: “Sabemos lo que representa la Copa Libertadores para nosotros. Tenemos la obligación de clasificarnos sea por la Copa Argentina o por el torneo a la siguiente Libertadores. El miércoles tenemos una final”, le advirtió Riquelme al plantel en la reunión que apenas duró diez minutos. Y luego lo repitió ante los micrófonos.
¿Qué fue lo que más molestó a los jugadores? Ninguno lo reconocerá públicamente porque saben qué significaría en Boca ponerse en contra a Riquelme, pero -sobre todo los de mayor experiencia- reconocen que hacerlos bajar del micro los expuso. Después, si el actual dirigente quería darles un reto y, al mismo tiempo, un mensaje de aliento o un recordatorio de lo que se jugará Boca el miércoles ante Argentinos, lo podría haber hecho antes, sin necesidad de que, ante las cámaras y todo el mundo futbolero, Riquelme los señale sin necesidad de decir: “Esto no es lo que yo quiero para Boca, el problema son los jugadores y el cuerpo técnico”.
¿Y Battaglia? Trata de hacer el mismo “equilibrio” que buscaba desempeñar Miguel Angel Russo entre el Consejo de Riquelme y los jugadores, aunque con menor experiencia y sin títulos como entrenador. A Battaglia y su cuerpo técnico tampoco le gustaron las formas en que reaccionó Riquelme. No lo dirán públicamente, claro, pero entienden que el ex 10 (por más jugador exitoso y talentoso que haya sido) al hacer lo que hizo a tan poco de comenzado el ciclo (no llega a los 20 partidos) les quita autoridad con los jugadores. Algunos más memoriosos se animan a afirmar que, en su momento, Carlos Bianchi no dejaba que ningún dirigente pase por sobre el rol del entrenador dentro del vestuario. Y menos para un reto. Y que al Riquelme jugador, si hubiera entrado un Macri o un Pompilio pasando por sobre la autoridad del Virrey, tampoco le hubiera causado una buena impresión sobre su entrenador.
Tras la reunión con los jugadores, Riquelme contó que habla “siempre” con Battaglia. “Está en su club, la gente lo quiere. Nosotros también. Está cumpliendo el sueño que tuvo toda su vida. Él quiso ser futbolista, después de retirarse tuvo se despedida como se mereció y ahora está dirigiendo a nuestro club”, contestó. Pero la confianza hoy tiene un plazo: diciembre. No se le firmó a Battaglia un contrato de dos años. El también está a prueba porque una cosa es lo que el Consejo “proyecte” que pueda hacer Battaglia y otra es lo que hará realmente el equipo.
Si las proyecciones coinciden con los hechos (como en la primera etapa de su corto ciclo, que consiguió buenos resultados pero -al mismo tiempo- inyectándole un estilo de juego más ofensivo), Battaglia no tendrá inconvenientes para continuar en 2022. El tema es que, de acá a diciembre, pueden suceder varias cosas. Una segunda derrota consecutiva en el Torneo 2021 terminó con Riquelme haciendo bajar a los jugadores del micro y exigiéndoles entrar en la próxima Libertadores. Eso no estaba en la proyección ni de los que más conocen a Riquelme.
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