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El mapa de Boca, con menos jugadores que antes y con pocos volantes
Boca hoy tiene menos jugadores que antes. Más allá del arribo de Edwin Cardona y el regreso de Gonzalo Maroni, la zona de volantes se transformó en un problema a resolver para Miguel Ángel Russo: se fue Iván Marcone a Elche, de España; Agustín Almendra se comporta en rebeldía y no está yendo a entrenar al predio de Ezeiza; no se pudo resolver favorablemente la transferencia de Damián Batallini (Argentinos), Pol Fernández entró en un impasse para la renovación de su contrato y Sebastián Villa (que es delantero pero el entrenador lo utilizaba con un despliegue de mediocampista) no será utilizado por el club hasta que no se aclare su situación judicial.
El equipo no sufrió la inactividad, alterada además por aquel brote de contagios que tanto revuelo y temor trajo. Pero este nuevo contexto no deja de ser una señal de atención. Aunque sostuvo el invicto que comenzó a forjar de la mano de Russo, al vencer a Independiente Medellín y sacar cuatro de los seis puntos que puso en juego ante Libertad en la reanudación de la Copa Libertadores, la realidad marca que hoy el xeneize no es el mismo de antes de la pandemia. No por lo futbolístico: era lógico que el receso le iba a restar cosas. Pero sí desde la conformación del plantel
Le fueron quedando jugadores en el camino, por diversas circunstancias y decisiones. Incluso en los últimos días, en los que todo parecía transcurrir con serenidad y sin movimientos. Agustín Almendra encendió las alarmas. El volante, de solamente 20 años, no se está presentando a entrenar. Y si bien no está entre las prioridades en la consideración del entrenador, no deja de ser uno de los patrimonios más importantes del club.
En los dos años y medio que pasaron desde su debut sólo fue titular en 26 encuentros oficiales. Su participación desde el inicio en la revancha copera del año pasado ante River, en la semifinal disputada en la Bombonera, parecía activar a un apellido tazado en U$S 30.000.000 con su cláusula de rescisión: en un contexto siempre complicado para un juvenil, Almendra fue uno de los más destacados de la victoria (1-0) que no evitó la eliminación. Era el momento de ambos: del chico para despegar y de Boca para entusiasmarse con engrosar la tesorería. Sin embargo, terminó siendo algo anecdótico y no un punto de inflexión, porque con Russo no ha tenido minutos.
En la entidad de la Ribera están notificados de que el joven está atravesando un problema familiar y, ante la consulta de LA NACION, desmienten que Almendra le haya informado al Consejo de Fútbol la decisión de no jugar más en Boca. No obstante, se trata de una historia larga que, incluso, excede a la actual gestión. Por un lado, el mediocampista tiene un enojo importante por no jugar. Por otro, perdura en su cabeza la frustración y el resentimiento por no haber sido vendido a Napoli a comienzos de 2019: los italianos se acercaron a Buenos Aires para ofertar 20 millones de dólares, pero entre el ex presidente Daniel Angelici y el ex director deportivo Nicolás Burdisso lo desestimaron.
"Hace tiempo viene buscando irse. La pandemia tampoco lo ayudó y ve que no va a ser titular", aseguran desde la directiva, que percibe que el entorno del jugador intenta presionar para buscar alguna salida, al menos, a préstamo. Por ahora, sanciones para Almendra no habrá.
Otro que fue noticia en los últimos días fue Iván Marcone. Suplente de Jorman Campuzano, pero necesario por ser el único N°5 de oficio del plantel para relevar al colombiano. Pese a esto, Boca decidió desprendérselo a préstamo -por un año- a Elche, de España. ¿Y ahora? Por el momento, Russo se las arreglará con lo que tiene entre sus filas: Nicolás Capaldo es una alternativa, pero el juvenil Cristian Medina (volante interno de 18 años) es el que más seduce al cuerpo técnico para empezar a trabajarlo.
Ya quedó lejano, pero en medio de la pandemia, el xeneize también perdió a Junior Alonso. El Consejo quiso negociar la compra del pase con Lille, de Francia, pero el zaguero paraguayo, pilar para el técnico, acusó problemas personales y se fue a jugar al fútbol de Brasil.
Distinta es la actualidad de Sebastián Villa, otro de los que no está siendo parte. En ese sentido, Boca perdió identidad sin la titularidad del extremo colombiano y eso se notó en los tres encuentros de la Libertadores. No obstante, pasa por una decisión del propio club que excede lo futbolístico: hasta que no se resuelva la situación judicial en la que está involucrado desde abril, a partir de la denuncia por violencia de género y amenazas que realizó su ex pareja, Daniela Cortés, no jugará partidos con el primer equipo.
Si hoy el plantel tiene menos integrantes también pasa por el hecho de no haber hecho grandes incorporaciones. De hecho, una de ellas todavía hace ruido. Y es que el arco era un lugar en el que no había preocupación: con Esteban Andrada y Agustín Rossi, dos arqueros de primer nivel, y la proyección de Manuel Roffo, los tres palos estaban cubiertos. Sin embargo, se optó por sumar al grupo a Javier García.
El otro refuerzo es Edwin Cardona: el enganche ya está dando muestras de que sigue siendo un futbolista diferente al que le sobra jerarquía para jugar en Boca, pero aún debe ganarse el lugar. ¿Por qué? Su estilo no encaja en el sistema trabajado por Miguel Russo, por lo que el equipo necesitará retoques si requiere su ingreso.
Ni siquiera pudo sumar a Damián Batallini, el volante por afuera de Argentinos que bien podría ser un reemplazo para Villa por su potencia y velocidad para atacar. Según advierten desde el Consejo, fue la institución de La Paternal la que ofreció el nombre. Se analizó, pero el equipo de trabajo que lidera Juan Román Riquelme no aceleró y Atlético San Luis, de México, se lo terminó llevando a préstamo y con una obligación de compra de 1.500.000 dólares, una cifra que hubiera resultado accesible para los de la Ribera.
Incluso, pensando a futuro, hay un nombre lleno de incertidumbre. Guillermo "Pol" Fernández es una pieza fundamental y, según cuentan, tanto para Russo como para Riquelme es considerada una estrella. De hecho, la cabeza está puesta en comprar su pase. Sin embargo, entre la cotización impuesta por Cruz Azul (alrededor de 5 millones de la moneda estadounidense) y la aparente indecisión de Pol de seguir en el país (su préstamo vence en diciembre), la negociación estaría frenada.
Boca ya está en octavos de final de la Libertadores y levantar la Copa es su gran anhelo. Aunque abre los ojos porque ve que debe afrontar el desafío con un grupo cada vez más pequeño.
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