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Boca: cómo negocia el "método Riquelme" que genera polémicas, adhesiones y enojos en el plantel
¿Cuáles son los criterios que utiliza el Consejo de Fútbol de Boca para negociar? ¿Por qué motivo se anuncian los resultados de las negociaciones en contextos donde, tal vez, para la vista externa parecen inoportunos? Los recientes casos negativos de Guillermo Pol Fernández o Julio Buffarini son apenas ejemplos. El mismo sistema fue utilizado con las renovaciones de Carlos Tevez, Carlos Izquierdoz y Mauro Zárate.
Desde las entrañas del sector dirigido por Juan Román Riquelme y comandado por el trinomio Jorge Bermúdez, Raúl Cascini y Marcelo Delgado, le detallaron a LA NACION cómo es la metodología a la hora de encarar las negociaciones de renovación y la contratación de refuerzos. Además, le contaron todo lo vinculado a la situación de Julio Buffarini, que no seguirá en Boca después del 30 de junio.
En referencia al comienzo de las operaciones, desde el Consejo hablan que el accionar no arrastra nada extraordinario. Eso sí, marcan una importante pauta: "Cuando buscamos incorporar a un futbolista, primero hablamos con él y, si está interesado en venir, se le pide el nombre de la persona que asignen para empezar las charlas. En el caso de los que ya están en Boca y tienen que renegociar su contrato, le damos la oferta en la mano y le preguntamos quién lo representa para enviarle ese mismo ofrecimiento. En caso de ya conocer quién es su representante, directamente los contactamos para avisarles que tienen una oferta", explican desde el sector que maneja el fútbol del club. Aunque comentan que ellos también mastican bronca algunas veces: "Cuando vemos que no quieren seguir, leemos mentiras. Como -por ejemplo- que no quieren tener relación con el agente que los representa".
Uno de los puntos por los que esa cúpula fue criticada en las últimas horas fue porque la sensación que existe afuera es que las negociaciones parecen resolverse sin mucha paciencia ante los pedidos o las exigencias de los jugadores, aunque sean importantes en el equipo de Miguel Ángel Russo. Desde el Consejo desestiman eso y explican por qué, algunas veces, las dan por finalizadas pese a que hay mucho tiempo por delante para seguir dialogando.
"No es una cuestión de que nos cansemos porque creamos que nos están dando muchas vueltas. El tema principal es que les ofrecemos lo máximo. Si a ellos no les sirve lo que les ponemos sobre la mesa, lo aceptamos sin reproches. Pero tampoco podemos esperar 30 días más y tener la incertidumbre de qué van a decir", comparten, convencidos.
Además, aclaran que dejan fluir las negociaciones hasta cierto punto, pero que no hay un modus operandi concreto a respetar en cada operación en la que participan: "No imponemos nada cuando negociamos, ninguna regla ni límites de oportunidades para aprovechar nuestra oferta. Ofrecemos las veces que consideramos acordes a las respuestas que recibimos. Si no aceptan, está todo bien. Es una alternativa válida".
Incluso, revelan algo que en los hinchas resultaba, hasta acá, una incógnita: ¿Russo es parte de las decisiones, prefiere no involucrarse o el Consejo de Fútbol le impone -y lo termina perjudicando- con algunas salidas que él no comparte? "En los diálogos que tenemos en esos momentos, el técnico también nos dice: 'Si no responde esta semana, vamos al plan B'. No hacemos nada diferente a lo que hace cualquier club".
Todo esto, claro, referido al último gran conflicto: Buffarini y la no renovación de su contrato. "Su representante nos comunicó en la reunión del jueves que quiere ir a buscar estabilidad económica a otro lugar y lo respetamos; nos dijo que vivimos en un país con inestabilidad, lo entendemos. Pero nosotros manejamos la economía de un club como Boca, no la del país", cuentan desde adentro.
El caso deja en evidencia que el Consejo tiene muy presente los números que puede ofrecer dentro de un contexto complicado, entre el golpe que dio la pandemia, la volatilidad cambiaria y las denuncias que hizo el club hace más de un mes contra la gestión de Daniel Angelici (el anterior presidente), muchas vinculadas a la falta de dinero y gastos que creen que fueron innecesarios. En este escenario, la pregunta se cae de madura: el Riquelme dirigente, ¿hubiera aceptado las pretensiones que el Riquelme futbolista planteó en 2010 para renovar su contrato? Una década después, su versión del otro lado del mostrador, ¿no se parece a aquella de Angelici, que finalmente renunció a su cargo como tesorero de Ameal?
Además, otra de las críticas pasó por el momento en el que optó el Consejo para comunicar la salida del lateral cordobés. En medio de una serie con Racing que deben remontar el miércoles en la Bombonera (la ida de cuartos de la Copa Libertadores la perdió 1-0), puede influir en la cabeza de los futbolistas. Para ellos, hay algo que es más importante: "Hace seis meses venimos ofreciéndole la renovación. Es decir, nuestro interés para que se quedara era muy fuerte. Nos dijo que no seguía y lo comunicamos una vez terminadas las charlas. Es nuestra obligación con el socio".
Algunas tratativas se resolvieron fácilmente y casi en silencio. Como la de Carlos Izquierdoz, que el 20 de agosto acordó su continuidad hasta diciembre de 2022: subcapitán, se mantendrá por un largo rato como una de las voces cantantes del vestuario. O la del propio Miguel Russo, al que le renovaron por un año más (diciembre de 2021), en una gran muestra de confianza que no pensó en los resultados que podían venirse luego: el 4 de noviembre, semanas antes de los octavos de final de la Copa Libertadores frente a Inter, de Porto Alegre, el entrenador puso la firma.
El grupo que lidera Juan Román Riquelme ofrece una imagen de estar fuertemente convencido de cada paso que da, y lo sentencia: "De este lado estamos muy tranquilos. Sabemos qué camino elegimos y soñamos lo mejor para el club. Los que manejamos el fútbol de Boca hoy, tuvimos representantes cuando fuimos jugadores y ahora contamos con la experiencia para entender lo que puede pasar en una negociación".
Riquelme y sus compañeros en el Consejo de Fútbol negocian distinto a cómo lo hacía la comisión directiva de Daniel Angelici. Quizás, por ese contraste, se generaron más cortocircuitos internos de los esperados en los últimos tiempos, incluso con tres futbolistas que eran titulares (Junior Alonso, Pol Fernández y Julio Buffarini); pero también se generó un conflicto importante con Carlos Tevez, en una negociación que tomó un estado público impensado, con los protagonistas expresándose más en los medios que cara a cara algunos días. Ni los referentes están exentos de solucionar las cosas con perfil bajo.
En esta metodología, es cierto, los jugadores actuales son testigos de una forma distinta de negociación, quizás más vinculada a los niveles empresariales que a costumbres generadas por ex futbolistas. Pero los actuales dirigentes de Boca están convencidos de que es la forma de buscar lo mejor para el club y se apoyan en dos pilares fundamentales: las ganas del jugador de pasar a ser parte (para incorporar) o de seguir (para las renovaciones) y el tope económico que un club como el xeneize puede afrontar. Esta gestión recién comienza y, en la valoración del método de las negociaciones, también influirán (como en todo club) en relación directa a sus aciertos -o errores- en los resultados deportivos que se consigan.
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