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Boca-Liga Universitaria de Quito, por la Copa Libertadores: el equipo de Alfaro igualó y está en las semifinales
Boca cumplió su parte. Selló su pase a las semifinales de la Copa Libertadores con un discreto 0 a 0 ante Liga Deportiva Universitaria, y con total tranquilidad verá este jueves si River también lo logra en Asunción y asegura un nuevo superclásico para definir al representante argentino en la gran final del 23 de noviembre, en Santiago de Chile.
Aunque Gustavo Alfaro no se guardó nada, el equipo pareció distraído, con la cabeza en la visita del domingo al Monumental. En el primer tiempo apenas generó una chance clara, a los 8 minutos, cuando Ramón Ábila remató de zurda, cruzado, y el balón se fue apenas afuera junto al palo izquierdo de Gabbarini. Boca fue eso y poco más, disimulado por los últimos quince minutos, en donde pudo haberlo ganado con un remate de Villa al travesaño y un derechazo de Soldano que rozó el poste derecho. Muy bien, otra vez, Alexis Mac Allister y Nicolás Capaldo (muy aplaudido cuando fue anunciado por la voz del estadio y cuando fue reemplazado por De Rossi). Pero el desarrollo, en general, fue discreto. Demasiado interrumpido y con abundancia de amonestaciones (dos en el Xeneize y cinco en el conjunto visitante) y lesiones (Salvio, Wanchope y Capaldo salieron por diferentes molestias).
Después del lapidario 0-3 en Quito, Liga viajó a Buenos Aires porque así lo determina el fixture. A cumplir y no mucho más. Sintiéndose derrotado desde el primer segundo de juego, el conjunto ecuatoriano apenas se acercó al arco de Andrada. Fue demasiado cauteloso como para ilusionarse con una remontada histórica. Solo un tiro libre de Palacios, que se fue apenas cerca del ángulo izquierdo en el primer tiempo y cerca de los 30 del segundo tiempo, un regalo de Izquierdoz le dejó servido el gol a Aguirre, pero demoró en definir y Lisandro López logró sacarla al corner. Y nada más. Para colmo, sintió el impacto emocional ante la grave lesión que sufrió Christian Cruz (posible fractura del tobillo y la base de la tibia de la pierna derecha).
El conjunto ecuatoriano apenas fue testigo de una nueva fiesta xeneize en la Bombonera, donde no solo se palpitó ese muy factible mano a mano con el Millonario por el torneo continental, sino también el de este domingo en el Monumental, por la Superliga. River integró buena parte del repertorio de los hinchas, que una vez más, como ya había sucedido frente a Atletico Paranaense en octavos de final, también cantaron en contra de la Conmebol.
Con la excepción del lesionado Mauro Zárate, reemplazado por Carlos Tevez, los otros diez titulares fueron los mismos que salieron a jugar en Quito siete días antes. Por lo expuesto entonces y, sobre todo, por lo que se vio el domingo en Banfield, es evidente que este es el equipo titular, al cual se le acoplan como alternativas con peso específico otros nombres de primer nivel, tal es el caso de Daniele De Rossi, Emanuel Reynoso, Julio Buffarini, Frank Fabra y el mismo Zárate. Quince "titulares" para once lugares. Incluso, Goltz y Junior Alonso están al mismo nivel que López e Izquierdoz para cuidar la zaga central.
Aun cuando Boca se tomó este encuentro con la seriedad correspondiente y aprovechó la ventaja para, sobre todo en el segundo tiempo, regular energías pensando en el domingo, el foco estuvo puesto en el arco: Esteban Andrada sumó su octava valla invicta seguida, llegó a los 779 minutos sin recibir goles y quedó a apenas dos de superar el récord del club, en poder de un prócer como Antonio Roma desde hace 50 años. El mendocino inscribirá su nombre en el libro de historia azul y oro si no recibe goles en los dos primeros minutos del superclásico con River, en el Monumental.
Por tercera vez en cuatro años, Boca está entre los mejores cuatro equipos de América. Cayó en las semifinales en 2016, no la disputó en 2017, perdió la final con River en 2018, y esta noche sabrá contra quien deberá disputar el pasaje a la final. Serán otra vez los de Núñez o Cerro Porteño. Si bien no logró coronar con un título, las estadísticas evidencian que la entidad de la Ribera es una de las potencias y protagonistas habituales del torneo continental más importante a nivel clubes.
Boca celebra este nuevo paso rumbo a la cima de América. Porque además, su campaña hasta aquí le permite lustrar la chapa de candidato. No solo porque se quedó con su grupo, y eso le permitió definir todas las series posteriores de local, sino porque desde entonces ganó tres partidos e igualó el de anoche, convirtió seis goles y no recibió ninguno. Su fortaleza defensiva es sorprendente e intimida: desde que comenzó el semestre disputó nueve encuentros, de los que ganó 6 e igualó 3 (uno lo perdió por penales, frente a Almagro). Marcó 12 goles y recibió apenas uno, precisamente ante Almagro, por la Copa Argentina.
Desde el momento en que el árbitro pitó el final ante Liga, el Xeneize puso su mente enfocada en su próximo gran desafío: amargarle a River la fiesta que seguramente tendrá preparada el domingo, en el Monumental, por la Superliga, en lo que, de concretarse esta noche la clasificación del Millonario en Asunción, se convertirá en un gran aperitivo rumbo a las semifinales superclásicas de octubre.
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