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Boca: las cuatro decisiones de Sebastián Battaglia que le dieron crédito y respaldo con el grupo de jugadores para lograr el repunte del equipo
El entrenador pasó en un mes de casi ser despedido a lograr el campeonato local y el pasaje a los octavos de final de la Copa Libertadores
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Si alguien decidió alejarse del “mundo fútbol” durante el último mes, hoy no lograría entender qué hace Boca cantando, arengando, sonriendo y saltando mientras observa desde el campo de juego la euforia de una Bombonera repleta. No comprendería cómo es que Sebastián Battaglia se retira del mismo, aún vestido de entrenador, agitando el brazo ante la platea al son del grito de guerra: “¡Y dale, dale, Bo, queremos la Copa!”. Seguramente, se refregaría los ojos una y otra vez al leer que el Xeneize salió campeón de la Copa de la Liga Profesional, se clasificó a los octavos de final de la Copa Libertadores desde el primer puesto de su grupo y que no cayó en los últimos ocho encuentros. Se puso de pie, empezó a caminar y llegó a la meta del semestre. Nada es casualidad: hay varias cuestiones que influyeron para que esa mano debilitada, que estuvo a punto de tocar la mesa con su dorso, cobrara fuerza para ganar la pulseada. Y cada una de ellas alimentó al grupo mediante varios aspectos.
1- El orden interno
“Sabíamos que teníamos que mejorar, cambiar ciertas cosas. El proceso de armado de grupo y equipo lleva su tiempo”, declaró Battaglia en la conferencia de prensa de la noche del jueves, apenas su conjunto obtuvo el pasaje a octavos de final del torneo subcontinental: el azar designó que volverá a enfrentar a Corinthians, rival en la fase de grupos. Justamente, en esas decisiones vinculadas al plantel, la de Agustín Almendra empezó a darle otro crédito puertas adentro: lo marginó por una grave falta de respeto hacia él y algunos compañeros. Aquella determinación, que se mantiene firme, fue respetada por el Consejo de Fútbol, pero -sobre todo- acompañada por sus dirigidos: con esa postura indeclinable se ganó mucho más respeto en tiempos en los que empezaba a ser mirado con cierta desconfianza por las pobres labores del equipo.
De hecho, esa palidez futbolística continuó un buen tiempo. Hasta la explosión: el 20 de abril, Boca llegaría hasta el sótano al empatar (1-1) con Godoy Cruz, merecer ser goleado en la Bombonera y dejar el campo de juego totalmente reprobado por los hinchas. Aquella noche, en la que el contexto marcaba la posible destitución o renuncia de Battaglia, el técnico decidió suspender su contacto con los micrófonos por primera vez en el ciclo, potenciando aún más los rumores.
2-La declaración clave
Optó por la pausa, que le otorgó frialdad para pensar y luego actuar. Al día siguiente, justificó su faltazo: “No había nada bueno para decir”, aunque -en realidad- ese silencio aturdidor se debió a no querer escupir una frase que comprometiera aún más su futuro en el cargo. Entonces, ejecutó su plan.
“Siempre estoy con fuerzas. Confío en el plantel, en los jugadores. Vamos a prepararnos para el próximo partido”, sacó pecho en el predio de Ezeiza, minutos antes de la reunión clave con Juan Román Riquelme y sus laderos. Informalmente, se sabía que el grupo de exfutbolistas no quería echar a dos técnicos en ocho meses (en agosto de 2021 ya le había tocado a Russo): si dejaba el banco de suplentes no se trataría de una decisión propia. En el cara a cara convenció su fortaleza y esa nueva posibilidad le cedió tiempo para intentar reacomodarse. Efímero, porque pasó a ser un partido a partido, pero tiempo al fin.
El que le permitió llegar a este presente. No en solitario: los referentes, la voz del plantel, en ese encuentro privado se adjudicaron gran parte de la responsabilidad. Estaban del lado de su entrenador. “Si lo bancan, demuéstrenlo en la cancha”, les dijo Riquelme a modo de motivación y reacción, según supo LA NACION. ¿Qué entregó esa banca? Confianza. Del DT con los futbolistas; del grupo con la idea; de jugador a jugador. “Cuando uno va teniendo más de eso, confía en el compañero y cree en lo que hacemos, nos fortalecemos”, asumió orgulloso el entrenador cuando eliminó del torneo a Defensa y Justicia (2-0).
3-Recuperó jugadores claves
Debió lidiar con bajas tan simultáneas como insólitas: en la zaga central, además de las suspensiones coperas de Carlos Izquierdoz (pudo jugar los últimos dos partidos) y Marcos Rojo (debutó en el triunfo del jueves), sucedieron los desgarros de Nicolás Figal, Carlos Zambrano y Gastón Ávila, la fractura del quinto metatarsiano en el capitán y el esguince de tobillo del chico Gabriel Aranda, que jugó cinco encuentros en 17 días ante tantos imponderables.
Recuperar a todos colaboró con la mejora otorgando solidez y orden: las vallas invictas empezaron a aparecer, logrando siete en los últimos ocho encuentros. Corinthians fue el único que venció a Agustín Rossi en el 1-1 en la Bombonera, mientras que Boca hizo 12 goles en ese período. Incluso, la imposibilidad de utilizar en la fase de grupos internacional a Sebastián Villa, que resultó trascendental en tantos (5) y asistencias (8) durante la Copa de la Liga.
4-Encontró el equipo y el sistema
También, Battaglia modificó su esquema y movió piezas que le terminaron facilitando una identidad más clara: jugó mejor y el protagonismo no se quedó apenas en una intención. Sus dibujos tácticos predilectos eran el 4-3-1-2 y el 4-3-3, pero empezó a mutar este último para diagramar un 4-1-4-1 en el que los extremos se pusieran a la línea de los volantes internos: ocupó mejor el ancho del campo, teniendo gente por dentro y por fuera tanto para atacar como para defender.
Para mejorar todo eso, corrigió el medio campo: “Pol” Fernández dejó de ser el Nº5 porque “de a poquito fuimos perdiendo contención”, haciendo que retorne a la zona interna derecha, y esa vacante la ocupó Alan Varela “porque es más ordenado y posicional”: se empleó a partir del duelo con Barracas Central (2-0), la noche en la que comenzó la racha de seis triunfos y dos igualdades (incluido el 0-0 con Racing, con pasaje a la final por penales). Justamente, el chico -de 20 años- fue el responsable del desahogo ante Deportivo Cali, metiendo el gol de la clasificación copera.
“Pudimos revertir resultados y el funcionamiento. Con los objetivos cumplidos, uno se siente reconfortado por lo que fue esta mitad de año. Tuvimos que trabajar mucho para llegar a esto. Con altibajos, es cierto, pero siempre convencidos de lo que queríamos”, cerró Sebastián Battaglia su semestre de película. Asumiendo los problemas que tuvo, pero feliz con el presente y confiando (más que nunca) de cara al futuro.
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