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Yuria Sasaki, la fanática japonesa de Boca que cumplió su sueño de jugar con la camiseta azul y oro
Se define como armadora de juego y llegó para reforzar al xeneize en un año en el que jugará la Copa Libertadores
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El 14 de diciembre de 2003, Boca venció por penales a Milan en el Estadio Internacional de Yokohama y alzó, de la mano de Carlos Bianchi, su tercera Copa Intercontinental. Como había sucedido tres años antes, también por la Intercontinental y en aquel histórico triunfo frente a los Galácticos de Real Madrid, Boca volvió a ser rey en tierras japonesas. Miles de hinchas locales acompañaron en las tribunas del Estadio Internacional de Yokohama a los más de 10.000 fanáticos que habían viajado desde la Argentina en busca del título mundial. Nueve meses antes, a menos de 30 kilómetros de aquel escenario donde el Xeneize obtendría su duodécima estrella internacional, nacía Yuria Sasaki, una pequeña fanática de Boca que, a sus 23 años, cumplirá el sueño de todo hincha de defender en la cancha los colores de su equipo. La historia de Sasa, como la apodan sus compañeras, parece extraída de una película de Hollywood. Admiradora del club a la distancia, se formó en una escuelita de fútbol que Boca tiene en Japón y viajó a la Argentina con el único objetivo de sumarse a las Gladiadoras. En charla con LA NACION, Sasaki contó sus peripecias para llegar al club, se comparó con Nahoiro Takahara y se ilusionó con convertirse en la primera futbolista japonesa en conquistar una Copa Libertadores.
“Boca, passion”, repite Yuria, feliz de la vida, tras la goleada 8 a 0 sobre la UAI Urquiza en un complejo Pedro Pompilio colmado de hinchas, que ahora hacen fila para pedirle una foto. Seis días antes, Sasa había hecho su debut nada menos que en el Superclásico del fútbol femenino, con victoria 2 a 0 en el River Camp. Nacida el 10 de marzo de 2024, Yuria se inició futbolísticamente en una de las 30 escuelas oficiales que Boca tiene diseminadas en cuatro países: 22 en Brasil, tres en la India, una en Perú y cuatro en Japón. Sasaki empezó a jugar en la sede Xeneize de Tokio, su ciudad natal, y desde entonces persiguió el deseo de vestir la azul y oro. “Empecé a jugar al fútbol a los seis años, junto con mi hermano. Boca es el club más famoso de Japón y yo anhelaba mucho jugar aquí”, relata la número 29 de las Gladiadoras. Y agrega: “Soy hincha de Boca porque me inicié allí, por la pasión de sus hinchas y por cómo viven el fútbol”.
Yuria Sasaki se calzó por primera vez la camiseta de Boca a poco de cumplir los 11 años. Se incorporó al equipo femenino de la escuelita que la entidad de la Ribera tiene en Shinagawa, Tokio, y no demoró en mostrar sus condiciones. Allí conoció a Koto Yamamoto, actual manager de la escuela; Hirotaka Deguchi, su DT, y al argentino Juan Escudero, tres personas fundamentales para su desarrollo como futbolista.
“¿Cómo llegué a Boca? En avión”, responde, entre risas, ante la consulta de LA NACION. Yuria habla algo de inglés y en los meses que lleva en la Argentina aprendió un poco del español. En este tiempo también incorporó ciertas costumbres. “Apenas llegué mis compañeras me convidaron mate. Me gusta, es rico, puedo tomar”, cuenta, de muy buen humor.
En 2023, Sasaki consiguió a través de Internet un contacto con la familia Escudero, que desde hace algunos años se dedica a intermediar en la llegada de jugadoras y jugadores japoneses a distintos clubes de Argentina. La sociedad la conforman los primos Juan, Sergio y Damián Escudero. Juan es especialista en fútbol infantil y estuvo a cargo de la escuela de Boca en Saitama. Sergio nació en Granada, España, es hijo de padres argentinos y de grande adquirió la nacionalidad japonesa, ya que su padre también obtuvo la ciudadanía. Integró la selección Sub 23 de Japón en el Torneo Esperanzas de Toulon 2008 y realizó el ciento por ciento de su carrera en territorio asiático: Japón, Corea del Sur y China. Y Damián es el hijo de Osvaldo Salvador, el Pichi, campeón juvenil junto con Maradona en 1979 que también dio la vuelta con Diego en el Metro 1981, durante su fugaz paso por Boca. Damián, el único radicado en la Argentina, surgió de Vélez y también pasó por el xeneize, donde disputó 13 partidos entre agosto y noviembre de 2010, con Claudio Borghi como DT.
Yuria quería jugar en Boca y encontró la manera de cumplir ese objetivo. Llegó el 11 de enero, sola, y se instaló en un departamento. Anteriormente había pasado por el Urawa Reds Ladies, uno de los gigantes del fútbol japonés; el Keio University de Minato, Tokio, y el Essendon Royals SC de Melbourne, Australia, además de representar a su país en distintas categorías de la selección, en 2016 y 2022. La propia Sasaki les envió videos de su juego y les insistió con la idea de venirse a probar a Boca. El nexo entre los Escudero y el xeneize fue Maximiliano Scapparoni, exarquero del club que fue compañero de Escudero en Boca (fue dos veces al banco, una de ellas contra River) que forma parte del cuerpo técnico que comanda Florencia Quiñones.
“Jugar en Boca es un sueño para mí. El fútbol en Argentina es muy rápido y eso lo hace divertido. Mi deseo es salir campeonas este año y ganar la Libertadores”, se ilusiona. La Copa se disputará entre el 3 y el 19 de octubre en Uruguay y Boca es el único argentino clasificado, ya que el torneo otorga una sola plaza para el país. Yuria, con contrato hasta diciembre, irá por la corona. En 2022, el Xeneize cayó en la final ante Palmeiras y en 2023 se volvió en primera ronda.
Aunque conoce a Juan Román Riquelme por videos, Yuria aún no tuvo contacto con el 10. Creció viendo a Lionel Messi, su ídolo, y en parte por él comenzó a jugar en su puesto. Se define como gamemaker, armadora de juego, aunque también se da maña para recuperar y ocupar posiciones defensivas.
Yuria aún no había nacido cuando Naohiro Takahara se transformó en el primer futbolista japonés en llegar a Boca. El delantero arribó al club por iniciativa de Mauricio Macri, quien buscaba instalar la “marca Boca” en Asia a partir de la sensación que había causado en el público el triunfo del Xeneize sobre el Real Madrid. Takahara jugó seis partidos en el club y convirtió un solo gol -ante Lanús- por el Apertura 2001. A fin de ese año, Bianchi lo dejó afuera del viaje a Japón por la Intercontinental con el Bayern Munich y Takahara emigró a México, previo a su consagración en Alemania.
“Conozco la historia de Takahara, él logró jugar en la Argentina y tuvo mucho éxito a lo largo de su carrera. Ojalá pueda repetir su historia y ganar muchos títulos en el club”, se entusiasma, y vuelve a posar sonriente para los hinchas que esperan por la foto.
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