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La vida de Carlos Tevez en Boca: 12 goles y 12 momentos de sus tres ciclos
El Apache anunció el adiós al club de sus amores y ya no volverá como jugador; Además de festejos para el recuerdo, pasaron frases, enojos, cansancios y el amor mutuo con la hinchada
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Algún día llegaría el anuncio en Boca: la de la despedida de Carlos Tevez, uno de los últimos ídolos xeneizes que quedan en actividad. El crack que siempre estuvo bajo la lupa por el nombre que forjó, tuvo muchas vivencias en la institución y acá se repasan las más destacadas: 12 momentos y 12 goles a lo largo de sus tres ciclos. Porque no hay hincha de Boca que no se sienta identificado con ese número.
Un debut inesperado
A fines de 2001, Tevez fue citado por primera vez por Carlos Bianchi, el por entonces entrenador, para viajar a Córdoba y enfrentar a Talleres. La anécdota nadie la olvida: en el baño, el chico de 17 años se cruzaba con el Virrey y recibía la noticia de que, además, sería titular. Así, el 21 de octubre disputó 61 minutos e inició su exitosa carrera.
Su primer gol
El 8 de mayo de 2002 se dio su debut en la red durante la ida de cuartos de final de la Copa Libertadores, en el empate 1-1 frente a Olimpia: en la puerta del área chica, Tevez recibió en soledad un centro de Marcelo Delgado y definió de primera, lejos del arquero.
El golazo en su primera actuación consagratoria
El 25 de agosto de ese año llegaría un partido bisagra para Carlitos. Ante San Lorenzo, por el Torneo Apertura, su doblete sirvió para igualar el clásico. El del descuento sería una maniobra que, por aquellos tiempos, empezaba a ser tradicional en su estilo: un toque hacia dentro para agarrar a contrapié al zaguero y quedar de cara al arco.
Un zurdazo para acercarse a la final
La experiencia que fue ganando en el tiempo, explotó en los momentos clave de la Copa Libertadores 2003, otra vez con Bianchi de entrenador. La mejor serie personal fue frente a América, de Cali, en las semifinales. En la Bombonera dejó una linda perla: giro, zurdazo y ángulo.
La pared mejor armada y la consagración
Si alguien piensa en Tevez, lo primero que llega a la cabeza es la final con Santos y la gran jugada junto a Sebastián Battaglia que el delantero terminó concluyendo con gol: tras una gran combinación, definió al primer palo. Fue la quinta Libertadores del club y la primera –y única- del futbolista.
Su talento, también en Europa
Ya era una figura total en el vlub xeneize y la Copa Joan Gamper, el tradicional amistoso en Barcelona, era una oportunidad para que su imagen se viera potenciada. Y el Apache lo aprovechó con un golazo de media distancia.
Un cántico que generó enojos nacionales
Llegó fin de año y Boca debía viajar a Japón para disputar la Copa Intercontinental. Hugo Tocalli, entonces técnico del seleccionado argentino sub-20, quería convocarlo para el Mundial juvenil mientras Tevez se recuperaba de un esguince de rodilla. El club, claro, no quería cederlo. Y el jugador expuso su postura en los festejos del Torneo Apertura 2003, colgado del alambrado del estadio de Racing: “¡La selección, la selección, se va a la p... que lo parió!”, cantó acompañado de la hinchada.
La gloria máxima
El 14 de diciembre llegaba el momento de toparse con Milan, de Italia, en Yokohama. Tevez no pudo ser titular por aquella dificultad física, pero sí ingresó sobre el final y vivió la definición por penales bien de cerca, consagrándose campeón del mundo.
La Gallinita
Nunca había hecho un gol en un superclásico, pero el 17 de junio de 2004, en la revancha de semifinales de la Copa Libertadores, lo experimentó nada menos que en el Monumental, silenciando a todo el estadio por un rato. Tras el centro de Franco Cángele, conectó de zurda: la felicidad lo llevó a cargar con aquel gesto por el que se terminó yendo expulsado. El equipo, igual, pasó a la final.
En la primera despedida, campeón
Muy especial era la final de la Copa Sudamericana frente a Bolívar, sobre el final de 2004. Ya vendido a Corinthians, de Brasil, la revancha en la Bombonera sería el último partido de su primer ciclo. Y lo disfrutó: marcó el 2-0 definitivo con un fuerte derechazo tras el pase de Guillermo Barros Schelotto. Esa última imagen de la hinchada le sacó lágrimas, pero luego celebró el nuevo título.
La Bombonera repleta en un día sin partido
Eso generó el primer regreso de Tevez, proveniente de Juventus y tras haber jugado la final de la Champions League 2015 con 31 años y en plenitud. Tal era la magnitud, que los hinchas llenaron la Bombonera para recibirlo el 13 de julio, en una clara muestra de amor y grandes expectativas. “La plata no compra la felicidad”, fue la síntesis de las sensaciones del ídolo.
Volver a hacer un gol con la azul y oro
Habían pasado casi once años de aquel tanto al conjunto boliviano hasta que frente a Banfield, por la Copa Argentina, volvió a gritar un gol en el club de sus amores: de tiro libre, sentenció el 3-0 y el pasaje a octavos de final de un certamen que terminarían obteniendo.
El primer superclásico de la vuelta
El reencuentro con el máximo rival fue de visitante y con triunfo 1-0 por el gol de Nicolás Lodeiro: “Todo volvió a la normalidad”, lanzó el ’10′ aquella noche, luego de que Boca fuera eliminado por River en la Sudamericana 2014 y la Libertadores 2015.
Del éxtasis al grave error
Seis días después, visitaría a Argentinos. Carlitos discutió con Ezequiel Ham y una pelota suelta los encontró de frente. El desenlace fue el peor: mientras que el del Bicho trabó la pelota, el de Boca fue con el pie más arriba y le causó una triple fractura expuesta de tibia y peroné.
La primera pista de una estadía compleja
La ilusión por ser campeón de América era muy fuerte en Tevez y la eliminación en semifinales frente a Independiente de Valle, en 2016, fue un mazazo que derivó en el pedido de una licencia que fue otorgada por Daniel Angelici, ex presidente. Días para descansar y pensar sobre su futuro...
El superclásico que no había jugado antes
“Siempre contra River jugué con la cabeza de hincha y no con la de jugador”, había deslizado una vez, argumentando su bajo nivel en esos partidos. Hasta el 11 de diciembre de 2016, en el que fue figura total: Boca ganó 4-2, Tevez dio una asistencia y convirtió un doblete, haciendo de su segundo gol una obra de arte.
Una decisión de la que se arrepentiría
Ya estaba instalado y él mismo lo confirmó con un llanto desconsolado en medio de una Bombonera que pedía por su continuidad en el club: sobre el final de 2016 decidió irse al fútbol chino en medio del torneo, algo que le dolería al hincha y terminaría de romper su relación con el DT, Barros Schelotto.
Afuera de la final más importante de la historia
Tras un año en Oriente, retornó en 2018. Con los meses, el Mellizo le sacó la titularidad, a tal punto de casi no haber jugado la final superclásica en la Copa Libertadores: 17 minutos en la Bombonera y apenas 9 en Madrid. “Me faltó el respeto. Me comí cosas que en otro lado no me comería”, disparó Carlitos una vez que Guillermo dejó el club.
De “abanderado” a ausente
Es inolvidable su semblante cuando se enteró de que Gustavo Alfaro, aquel que lo había puesto como bandera del equipo, lo dejaba en el banco para el primer superclásico post Madrid. “Otra vez me faltaron el respeto. Yo era su emblema y a los dos partidos me sentó en el banco”, lanzó también contra aquel técnico.
El mejor momento de todos
La noche soñada de su último tiempo se dio el 7 de marzo de 2020. De la mano de Miguel Ángel Russo volvió a sentirse jugador. Y ante Gimnasia, dirigido por Diego Armando Maradona, celebró una jornada completa: Diego le había pedido un piquito en la previa y se lo dio, convirtió el gol del triunfo y eso valió la coronación en la Superliga, dejando a River en el segundo puesto.
La interna que se intuía
En medio de las negociaciones por la renovación de su contrato, Raúl Cascini y Jorge Bermúdez (miembros del Consejo de Fútbol de Juan Román Riquelme) lo llamaron “ex jugador” y el colombiano lo salió a cruzar por Twitter, tildándolo de estratega político y mentiroso. Aunque Carlitos no quiso polemizar, esa convivencia fue uno de los verdaderos argumentos de su salida de ayer.
Una dedicatoria emocionante
La muerte de Diego Maradona golpeó a todos los argentinos. Ni que hablar a Tevez, que lo tenía de ídolo y amigo. Entonces, una semana después, convirtió el gol del triunfo ante Inter, en Brasil, y en el festejo lució la camiseta azul y oro que el astro usó en 1981.
El último gol... y a River
Sin la decisión tomada, el destino quiso que el último tanto de Carlos Tevez en Boca fuera en la Bombonera, en un superclásico y con la frutilla de dejar a River eliminado de los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional, por penales. Con infracción, terminó metiéndola con el hombro.
El adiós y un abrazo para el pueblo xeneize
Lo de este viernes también es parte. La despedida, esta vez definitiva, quedó marcado como histórica. Dolorido aún por la pérdida de su padre adoptivo, no encontró fuerzas y cree necesario estar con su familia, entre otras cuestiones. Una vez finalizada la conferencia, se retiraron abrazados con Riquelme.
El momento del abrazo entre #Tevez y #Riquelme. Dos multicampeones, dos ÍDOLOS de #Boca 💙💛💙pic.twitter.com/FZuyEH3Poa
— La12tuittera ⑫ (@La12tuittera) June 4, 2021
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