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Boca - River: Marcos Rojo borró con una expulsión insólita un excelente rendimiento en el superclásico
El capitán Xeneize se estaba erigiendo como la figura del encuentro, pero luego dio una patada en la cabeza de Nicolás de la Cruz buscando despejar una pelota suelta y dejó a su equipo con diez futbolistas
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Marcos Rojo estaba firmando el partido perfecto para un central en el superclásico. Estuvo muy bien posicionado para cortar cualquier semblante de peligro por parte de River cerca de su área, incluyendo una barrida providencial que frenó una contra de Matías Suárez en el primer tiempo. Fue también el encargado de sacar la pelota del área de Boca para iniciar los ataques. Había mantenido el arco en cero durante 90 minutos y habían pocas señales de que su equipo fuera a pasar peligro. Pero una vez más, el central surgido en Estudiantes no pudo con su genio.
Con tiempo cumplido y transitando el sexto de los siete minutos que adicionó Darío Herrera, Frank Fabra intentó un pase largo en su mitad, pero su despeje rebotó en Paulo Díaz. Rojo quiso completar el rechazo, pero decidió realizar una pirueta en el aire que alcanzó la cabeza de Nicolás de la Cruz, y el colegiado no dudó en mostrarle la tarjeta roja, lo que llevó a que aumentara la intensidad en los últimos minutos hasta que el Xeneize finalmente pudo superar al Millonario.
La roja es particularmente dolorosa para el equipo de Hugo Ibarra en el contexto de la preponderancia que tiene el platense. Su presencia en este partido estuvo en duda hasta el último momento debido a una molestia que había sufrido durante un entrenamiento el miércoles, en el marco de su lenta recuperación tras perderse todo el mes de agosto por un desgarro en el sóleo. En aquel momento, su lesión había dejado a Boca severamente diezmado en el puesto, dado que coincidió también con la venta de Carlos Izquierdoz a Sporting de Gijón y la frustrada adquisición de Adonis Frías, de Defensa y Justicia.
También expande el antecedente negativo de Rojo con respecto a sus registros disciplinarios. Al hincha del club de la Ribera seguramente se le vino a la cabeza el antecedente del último superclásico por Liga Profesional el 3 de octubre del año pasado, en el que el defensor fue amonestado dos veces en los primeros 15 minutos de juego y condicionó gravemente a su equipo, que terminó perdiendo por 3-1 en un partido que le dio a River el envión necesario para quedarse con el título. Además, durante la actual campaña su juego físico al límite lo había hecho acumular cuatro amonestaciones, llegando a la quinta en este mismo encuentro, por lo que su presencia en el partido contra Lanús ya estaba descartada.
No obstante, a Rojo no parece afectarle esta carga. Y por qué debería, si fue fundamental en posiblemente el triunfo más importante del año para Boca. Es una sensación que dejó bastante clara en sus declaraciones postpartido: “Nosotros estamos tranquilos. No sé por qué se sienten cómodos [en relación a los hinchas del Millonario]. Desde que estoy acá ellos no ganaron nunca, así que siguió todo en la normalidad”, manifestó con una sonrisa.
La patada de Rojo que derivó en su expulsión
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