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Boca: Juan Román Riquelme quiere más poder; cómo maneja los destinos del club y el bombazo que tiene para ganar las elecciones
Curiosidades y similitudes entre las designaciones de Russo, Battaglia, Ibarra y Almirón como entrenadores y el estratégico pedido de paciencia al hincha
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A su infusión preferida, cuentan, también suele destinarle una dedicación minuciosa. Consciente de que un buen armado le garantiza un disfrute prolongado, es cauteloso en la colocación de la yerba, atento en la temperatura del agua y prudente en la inserción de la bombilla. Si Juan Román Riquelme decide un movimiento es porque preexistió un análisis, aún en la cotidianidad de las tareas más banales.
Con su termo bajo el brazo y el mate listo en la mano, únicos compañeros de sus decisiones profundas –no existe colaborador cercano ni lejano que acceda a información de privilegio y mucho menos alguien con quien discuta los destinos futbolísticos del club- encara sus días más intensos desde que decidió involucrarse en el juego político xeneize.
Inhábil para delegar, asume él mismo cada una de las batallas sin importar el calibre. Juega contra todos y esto, muchas veces, lo empuja a situaciones de un marcado desborde: como cuando salió a reclamarle a un periodista que estaba fuera del predio de Ezeiza que el color de su buzo no era azul oscuro (como mostraba la TV con una imagen de archivo) sino gris claro. Fue el mismo día en que estaba cerrando la contratación de su cuarto entrenador como directivo, Jorge Almirón.
Luego de haber recibido la negativa de Gerardo Martino, con quien Riquelme habló en primera instancia y posteriormente lo hicieron otros integrantes del Consejo de Fútbol, decidió bajar el martillo por uno de sus favoritos. Es cierto que saltar de Martino a Almirón puede interpretarse como una falta de rumbo, pero más cierto es que el nuevo DT no llega en su mejor versión: fue allá por 2016 cuando tuvo lugar su recordada etapa como entrenador de Lanús en la que obtuvo el campeonato de Primera División, la Copa Bicentenario y la Supercopa Argentina. Luego, en todos estos años acumuló ciclos cortos e imprecisos. El consenso en los hinchas es muy poco o casi nulo, situación que algunos comparan con la asunción de Jorge Habegger en 1993.
Esta decisión de Riquelme, que muchos consideran arriesgada, no difiere, sin embargo, de las que precedieron en materia de entrenadores. Todas las designaciones tienen la singular característica de haber sido, por lo menos, inesperadas. ¿Acaso alguien más hubiera pensado en un Miguel Ángel Russo alejado de los puestos de privilegio y sin actividad, o en un Sebastián Battaglia de preparación escasa y algunas frustraciones, o en un Hugo Ibarra sin ningún recorrido previo por equipos de Primera? Otra familiaridad es que, si bien todos fueron campeones, también todos fueron despedidos. Incluso la situación de Battaglia: Riquelme proyectaba no bien llegó al poder que uno de los futbolistas más ganadores del club sea el sucesor de Russo, pero los tiempos –por reacciones del propio Riquelme- tuvieron que acelerarse demasiado.
Es necesario hacer un repaso breve por el pasado inmediato para entender hacia dónde camina Boca en términos deportivos e institucionales. Si bien en el plano futbolístico el equipo de Hugo Ibarra nunca terminaba por convencer desde el juego, existieron varios obstáculos que no le permitieron al anterior DT armar el equipo según sus convicciones. Según pudo averiguar LA NACION, Román le insistió por la titularidad de varios nombres en el equipo -por quien más fuerza hizo y hace aún hoy el vicepresidente es por Luis Advíncula- para no “darle de comer” a la oposición con que sus refuerzos no resultan.
“Todo lo que pase de acá a diciembre está relacionado con decisiones estratégicas de Román, desde la contratación de un técnico a la llegada de un jugador o, incluso, a la presencia de algún futbolista en el once titular”, reveló una fuente que hasta hace poco iba habitualmente al Predio de Ezeiza.
Ibarra, más que autorizado a opinar sobre el puesto de lateral derecho, sostenía en su intimidad que las cualidades del futbolista peruano eran inferiores a las del juvenil Marcelo Weigandt: creía que el Chelo podía brindarle mucho más al equipo a pesar de alguna distracción lógica por la edad y su ánimo incesante de pasar al ataque. Los otros apellidos que el vicepresidente “sugería” como titulares, eran también los contratados en su mandato.
La imposición de estos futbolistas fue el detonante para la ruptura con el entrenador, y ocurrió en una de las pocas charlas de fútbol de Riquelme con Ibarra. El poco diálogo futbolero del ahora dirigente con sus DTs parece una constante. También Sebastián Battaglia había declarado al respecto (“me hubiera gustado conversar más de fútbol con Román, la verdad es que hablábamos muy poco”). El exmediocampista fue citado y luego despedido por el Consejo de Fútbol en una estación de servicio, luego de haber dicho en la conferencia de prensa posterior a la eliminación de la Copa Libertadores 2022 que no estaba del todo conforme con lo concretado en el mercado de pases xeneize. Hay quienes consideran que esto fue apenas el detonante de una relación que ya se había deshilachado, también, por cierta insubordinación. ¿Cuál fue el principio del quiebre? Battaglia comenzó a desatender los pedidos de Román luego del conflicto con Agustín Almendra (hace poco firmó un precontrato en Racing). ¿Qué frase le dolió en las entrañas a Battaglia? Cuando Almendra, en plena discusión en la práctica, le dijo delante de todos: “A vos te arman el equipo”.
Por eso hay quienes sostienen que Riquelme encontró en Almirón un hombre ideal: permeable a tolerar ciertas bases y condiciones en un año electoral (llega a Boca en el peor momento de su carrera), pero dueño de cierto prestigio que lo lleve a absorber las presiones de un posible traspié en lo deportivo. “Eso con Herrón no lo tenía. Si a Boca le iba mal en la Libertadores con Herrón como DT, la Copa la perdía Riquelme; en cambio ahora, si le va mal con Almirón, la pierde, en gran parte, Almirón”, contaron fuentes cercanas al Consejo de Fútbol.
El mapa político, con lista propia: “Soy Bostero”
Siendo hoy uno de los actores más determinantes del ecosistema xeneize sabe que no es tiempo de ceder sino de jugar más fuerte que nunca. Mauricio Macri confirmó que participará en las elecciones presidenciales, y aunque todavía no haya comunicado desde qué lugar lo hará –muchos creen que irá como vicepresidente de Andrés Ibarra- es un jugador al que Román le tiene mucho respeto.
Por eso una de sus principales ocupaciones durante los últimos meses fue la confección de su propia agrupación política. Esto le permitirá competir con total autonomía, libre de compromisos y sin asociarse a directivos de la vieja escuela. En las últimas elecciones ocupó el frente Identidad Xeneize junto con Mario Pergolini y Jorge Ameal: fue el actual presidente quien lo habilitó al juego a través de su agrupación Juntos por Boca. Este jueves 13 de abril la Comisión Directiva del Club se reunió a fines de tratar y finalmente aprobar oficialmente la agrupación de Riquelme (denominada Soy Bostero) superando el mínimo de socios necesarios (8.900) debido a un gran trabajo de militancia que fue construyendo su principal socio y hermano, Cristian Riquelme, en conjunto con las filiales y peñas del interior.
“Para mí es un sueño todo. Sólo soñaba con ser futbolista de chiquito y ver si podía comprarle la casa a mi mamá. La relación que tengo con el hincha espero que dure toda la vida. Sé que para la agrupación se necesitaban más de 8000 firmas, pero se lograron 10.715... Sin dudas que están todos locos. No merezco tanto cariño, ojalá que esto dure para siempre, porque es lo más lindo que me pasó en la vida. Les doy las gracias siempre, y ayer fue un día maravilloso por la cantidad de firmas, así que de acá a fin de año van a ser muchas más. Que los bosteros se queden tranquilos, que no se dejen llenar la cabeza, que no se dejen enloquecer, pero tengamos confianza que estos tres años fueron de maravilla. Volví al club porque el rival de nuestra vida estaba contento y desde que yo estoy acá les hemos ganado casi siempre. Hay que alentar. A estos jugadores hay que darle cariño”, pidió este viernes en YouTube, en declaraciones al Canal de Boca.
"No merezco tanto cariño de los hinchas de Boca, pero ojalá esto dure para toda la vida; las más de 10.000 firmas que se juntaron fueron una locura"
Juan Román Riquelme
Así las cosas, todo parece indicar que los protagonistas de la vieja disputa del Topo Gigio del 8 de abril de 2001 volverán a enfrentarse, esta vez, hablando un mismo lenguaje.
Cabe aclarar que Jorge Reale, perteneciente al espacio Familia Xeneize y dueño del proyecto de la Nueva Bombonera en la Isla Demarchi (con capacidad para 112 mil espectadores y a cargo del arquitecto Enrique Lombardi) es hoy la tercera opción para los comicios de diciembre. Reale, apoyado por Diego Lajst y su Agrupación Boca La Causa, se plantea como una alternativa despojada de la política y de los ídolos.
El Riquelmismo más puro considera que los cimientos de una posible reelección fueron construidos a través de aquellos logros deportivos que cayeron en fila desde 2019: Superliga 2019/2020 tras vencer a Gimnasia en la última fecha y peleando nada menos que vs. River; Copa Diego Maradona 2021 por penales vs. Banfield; Copa Argentina 2021 vs. Talleres por penales; Copa de la Liga 2022 vs. Tigre (3-0); Liga Profesional 2022 peleando vs. Racing, ya con Ibarra como DT.
Es esta la base en la cual Juan Román Riquelme sostiene sus esperanzas de continuar, pese a que los archivos lo encuentren a él mismo como rival de su campaña. Es que alguna vez les restó importancia a las conquistas domésticas diciendo que “una Copa Libertadores vale como diez campeonatos locales”. También sentenció, en una entrevista con Fox Sports en octubre de 2015, con el Boca de Guillermo Barros Schelotto puntero y candidato a quedarse con el torneo de 30 equipos, que “no es una vara muy alta ganar el torneo argentino para mí. Si Boca y River compiten, lo van a ganar siempre los dos. Boca tiene la obligación de competir en la Copa Libertadores hasta el final. Tiene la obligación cada año de pelear por la Copa y estarle cerca.”.
Una de las principales características del proyecto de Riquelme en Boca es el sentido de pertenencia. Apoyado en este lema, el ídolo comenzó su viaje por la política xeneize predicando puertas adentro que “el que no quiere estar en Boca que se vaya”. Esto lo repitió con hechos y palabras en cada rincón del Predio de Ezeiza, su bunker, en donde los días normales y sin mucha prensa suele llegar por la tarde para evitar cruzarse a los jugadores de la Primera. Riquelme está convencido que vestir la camiseta de Boca es un hecho que debe partir desde el deseo de un jugador y no de la gestión de un dirigente. Este dilema lo impulsó, muchas veces, a conflictos entre partes. Conocidos son los casos de dos campeones del mundo en Qatar 2022: Nahuel Molina y Alexis Mac Allister, futbolistas de los cuales Boca hoy podría estar gozando.
En el caso Mac Allister todo partió desde un encono personal de Riquelme con el padre del jugador: declaró que estaba “hablando demasiado” y le solicitó vía mail al Brigthon la humilde suma de un millón de dólares que, sin esfuerzo, el club inglés pagó. Molina, por su parte, confesó haber vivido “el momento más amargo” de su carrera cuando debió negociar su pase con el Consejo de Fútbol. Es que a principios de 2020 el juvenil retornó a Boca luego de su préstamo en Rosario Central y debió renegociar su vínculo ya que el mismo vencía a mediados de ese año.
✍ ¡Bienvenida, Flor!
— Boca Juniors (@BocaJrsOficial) April 13, 2023
Florencia Quiñones junto a Chicho Serna, miembro de Consejo de Fútbol, firmó su contrato como nueva DT de @BocaJrsFutFem.#VamosGladiadoras ⚔️#DaleBoca 🔵🟡🔵 pic.twitter.com/0xFeNNoybE
Las charlas no fueron amenas ni continuas. “Riquelme tiene tres Rottweiler en el Consejo de Fútbol; Cascini es un prepotente”, declaró el padre de Molina, quien terminó yéndose libre a Europa. Esta acusación y otras que siguieron hacia los integrantes del Consejo de Fútbol fueron generando una imagen con cierto grado de rechazo en la gente. Por esta razón, hace unas semanas que la nueva cara visible de Boca Predio es Mauricio “Chicho” Serna. Con imagen positiva y un poco más de aceptación entre los hinchas y con la prensa, fue el designado para figurar en presentaciones o actividades cotidianas. Otra jugada política en un año de elecciones.
Abrazado a su consigna absolutista, Riquelme ha sido receptor de grandes críticas. Las formas de negociación siempre fueron un foco de conflicto en Ezeiza. Otro de los reproches que llueven en su nombre lleva el argumento de la falta de preparación. Esto es algo que no tolera el ídolo deportivo. De hecho, en su último viaje a España, invitado por Villarreal a jugar el Partido de las Leyendas, sin que nadie le consultase al respecto declaró: “Estuve varios años preparándome para esto”. Le molesta. Pero en el juego de las fortalezas y debilidades, su principal baluarte es producto de lo pasional y lo emotivo: su apellido es sinónimo de pisadas, goles y gambetas que derivaron en un sinfín de alegrías para el público xeneize.
Está ilusionado con la contratación de Almirón y sigue defendiendo mucho a sus jugadores: “En estos tres años nosotros cumplimos varias cosas que eran muy importantes y que poquitas veces habían pasado. Era darle la oportunidad a los jugadores que pasaron por acá y fue cumplir un sueño que pueda dirigir Battaglia, ahora Ibarra; ahora cumplimos otro sueño nombrando como DT a una de las jugadoras históricas del club (Florencia Quiñones). Con Almirón no tengo ninguna duda, es gran entrenador y su forma de pensar encaja con nuestro club. No tengo dudas que entre todos vamos a hacer un gran trabajo”.
Y les pidió paciencia a los hinchas elogiando a los futbolistas, que -casualmente- fueron silbados en los últimos partidos en la Bombonera: “Pol Fernández es una estrella, es así, es el jugador más inteligente del fútbol argentino. El, Sebastián Villa; Villa sigue siendo el mejor del país. Somos afortunados de tenerlos con nosotros. Hay que tener paciencia, el tema es que estos chicos nos mal acostumbraron, ganando seis títulos en muy poco tiempo. Nos hicieron muy felices, ellos son los primeros que saben que tienen mucho por mejorar, pero quieren competir en los tres campeonatos, y si los alentamos será todo más fácil”.
Entendiendo esto, Riquelme sabe que le queda una carta fuerte por jugar si ni Almirón ni la Copa Libertadores se encaminan bien: su partido homenaje. Prometido y cancelado una y otra vez desde tiempos inmemoriales, es algo que en su entorno aseguran tendrá lugar a mediados de este año. Riquelme volverá a vestirse de futbolista para entrar a la Bombonera. Trotar en el verde césped con su tranco particular y acariciar la pelota con su botín derecho, aseguran, volverá a enamorar a quienes no están del todo conformes o a terminar de convencer a los indecisos. Es el golpe de efecto que proyecta.
En un año intenso, pero aferrado a la soledad de sus pensamientos, Riquelme busca abarcar en todos los frentes, como las inferiores y el fútbol femenino. Piensa. Remueve un poco la bombilla de su mate y riega la yerba, ahora, en el costado seco. Visualiza la Copa Libertadores. Sabe que no ganarla significará un tropezón, pero entiende que conquistarla no es sencillo. Entonces prepara el terreno para vencer en una elección con independencia del certamen continental. Construye guiños puertas para adentro y alianzas políticas que le permitan garantizar su continuidad en el club luego de diciembre. Vaticinó un año “divertido” y un éxito “95-5″. Esto último, hoy, parece una utopía. Estratega por excelencia, acaba de decidir su próximo paso. Y nadie sabe cuál será.
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