Boca goleó a Guaraní Antonio Franco por 4-0 y avanza en la Copa Argentina

SAN JUAN - Detrás del brillo de Carlos Tevez hay un caldo xeneize en ebullición. Se revolucionó anoche San Juan con el Apache y compañía. Pero no es tan simple. La Copa Argentina entregó un respiro. No más que eso. Se sacó de encima un problema. Porque mientras gane... El éxito contundente por 4-0 ante Guaraní Antonio Franco, además de depositarlo en los cuartos de final del certamen, le permite controlar la presión interna. Porque esa es la expresión que mejor describe lo que se vive en la Boca. Son horas intensas en la Ribera. El plantel xeneize todavía está pagando los daños que le ocasionó la eliminación de la Copa Libertadores y se desangra en silencio por los logros de River. Todo sucede mientras los dirigentes estudian cómo acomodarse en este nuevo mapa que se dibujará en el fútbol argentino y Boca luce algo apartado.

Todo se mastica en la intimidad, sin hacer demasiado ruido. Es que la primera plana de dirigentes xeneize quedó muy debilitada en la última batalla de la AFA. Y no es un detalle menor, porque muchos se preguntan cómo harán para pelear mano a mano con San Lorenzo o River, en la definición de un torneo apretado...

La noche de anoche en San Juan le ofreció guiños alentadores al entrenador Rodolfo Arruebarrena. Se quitó de encima, sin demasiados sobresaltos, a un rival muy inferior. Contó con la buena producción de jugadores como Fernando Gago y Agustín Orion, dos de los futbolistas que más comentarios negativos generaron últimamente en la Bombonera. Y, además, Tevez volvió a convertir, ahora de penal. Casi un escenario ideal para este cuerpo técnico que conoce el complejo contexto.

Porque no sólo hay una infinidad de versiones que aseguran que Tevez maneja el vestuario, sino que hay otras más espesas. Nadie se atreve a decirlo públicamente, pero en los pasillos de la Bombonera se escucha que un nuevo traspié en el Monumental, en el torneo local, puede cerrar el ciclo del Vasco como director técnico de Boca.

El camino hasta el choque con River no será el más simple. Si bien se presume que el duelo del domingo próximo con Godoy Cruz, en la Bombonera, no será riesgoso, lo que inquieta es lo que vendrá después. El equipo de Arruabarrena deberá ir a La Plata para medirse con Gimnasia, y una semana más tarde recibirá en la Bombonera a San Lorenzo. ¿Algo más? Claro: el 20 de septiembre visitará el Monumental para disputar el último superclásico de 2015.

Ese tramo del certamen no permitirá errores. Y muchos entienden que para ello será vital hacerse fuerte en la AFA. En este nuevo diseño en donde Marcelo Tinelli pisa cada vez con más preponderancia, la posición fría de Boca lo dejaría casi desprotegido. Con Juan Carlos Crespi, que hoy es el representante de Boca en la casa de Viamonte, enfrentado con Tinelli, y con Angelici alejado, ya que renunció hace unos meses a la vicepresidencia de la AFA. Incluso, se supo que la mesa de trabajo que encabezará el conductor televisivo estará conformada por Luis Segura, Claudio Tapia (representante del ascenso y cercano a Hugo Moyano), Rodolfo D'Onofrio (River), Matías Lammens (San Lorenzo) y Eduardo Spinosa (Banfield). ¿Y Boca? Parece que nadie del mundo xeneize fue tenido en cuenta para participar del nuevo diseño del fútbol.

Boca gana y eso le permite respirar. Es cierto. No puede fallar. Debe cumplir con sus compromisos sin titubear. Anoche se sacó de encima a Guaraní Antonio Franco, logró clasificarse a los cuartos de final de la Copa (lo esperan Chacarita o Defensa y Justicia, que chocarán hoy) y siente la urgencia de ganar la competencia porque eso le daría un boleto para la Copa Libertadores 2016. Puntero en el torneo local y firme en la Copa Argentina, todo cierra y por ahora, la olla a presión no corre riesgos de volar.

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