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Boca: el dólar según Juan Román Riquelme, la política de compra y venta del ex Nº 10, con un balance sorpresivo y la obsesión de la Copa Libertadores de cara a las elecciones
El vicepresidente, eje de las decisiones, modificó su habitual postura conservadora en los mercados de pases
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Juan Román Riquelme desembarcó en Ezeiza en los días posteriores a la conquista electoral en diciembre de 2019 y lo hizo con la determinación de quien lleva años esperando el momento. De manera involuntaria apagó las luces de Brandsen, y se llevó al Predio la lapicera. “Estoy acá para cuidar a mi club”, sentenció. Sus primeras gestiones le fueron otorgando cierto aprendizaje. Con el tiempo configuró un manual de procedimientos. Y ya en su primera excursión por el mercado de pases, decretó un nuevo tipo de cambio: el “dólar Román”.
“En los años que llevamos el equipo está compitiendo bien, tenemos la suerte de tener jugadores que en los partidos importantes demuestran su categoría. No tenemos más que palabras de agradecimientos con este plantel. Estamos contentos, aunque escuchamos en la tele que tenemos que traer catorce refuerzos. Pero no, nosotros estamos tranquilos y confiamos en lo que tenemos. Cada tres meses ganamos”, declaró Riquelme en una entrevista con ESPN en enero de este año. Pero el contexto genera otra exigencia. Por eso la dirigencia xeneize desembolsó casi 10.000.000 de dólares ahora en incorporaciones para dar el golpe antes de las elecciones de diciembre. No sólo eso: va por más.
La clasificación para los cuartos de final de la Copa Libertadores luego de eliminar a Nacional de Uruguay por penales en la Bombonera reactivó deseos en los puestos de marcador central, volante central y extremo. El Consejo de Fútbol tiene tiempo y todavía sueña con Diego Valoyes, un viejo deseo de Riquelme, aunque Talleres no es un club que negocie con facilidad. Los cruces con Racing serán el 23 de agosto en la Bombonera y el 30 en Avellaneda.
Mientras transita su cuarto año de mandato como vicepresidente de Boca Juniors, la metamorfosis futbolista - directivo es para muchos un proceso todavía incompleto. Una gambeta o un gol de su autoría podían conseguir la aprobación unánime; sus decisiones fuera del campo o sus formas de negociar, en cambio, atrajeron cuestionamientos. Pero no baja la guardia: por el contrario, el actual es el mercado de pases donde más activo se puso, al punto de concretar su refuerzo estrella (Edinson Cavani, libre de Valencia) y de cerrar la venta más cara de su gestión, la de Alan Varela a Porto, de Portugal, a cambio de 11.000.000 de euros. Entre las transferencias de Varela, Luis Vázquez a Anderlecht (Bélgica) en 7.000.000 –quedándose con una plusvalía del 15% de una futura venta- y Mateo Retegui a Genoa de Italia (le ingresarán US$ 6.000.000 por el 50% de su pase) suma más de 20.000.000.
Antes de esta gran apuesta (se insiste, que todavía no se cerró), Riquelme había navegado por siete mercados de pases (y está afrontando el más decisivo) y la mayoría de los futbolistas que eligió llegaron libres o con un costo bajo para el club. El “dólar Román” parece ser una cotización habilitada solo para transacciones austeras y para compras en el sector de “oportunidades”. Hasta el momento no hizo grandes erogaciones por ningún jugador, salvo por el contrato de Cavani, un lujo que hace tiempo quería darse. Aún así, el dirigente se las ingenió para dar batalla en el plano local y hasta ganar cinco de los nueve campeonatos disputados.
Pero las negociaciones con el Consejo de Fútbol resultaron para muchos una verdadera odisea. “Con lo que le ofrecieron, Agustín no podía llegar a fin de mes. El salario de Rossi es como el cuarto arquero de Panamá”, había declarado Miguel González, representante de Agustín Rossi luego de mantener una reunión con Riquelme en Ezeiza. Es que las pretensiones de los jugadores generalmente no estuvieron en sintonía con las del vicepresidente xeneize. Su mítica idea siempre fue la de armar, con poca plata, un plantel que estuviera a la altura de las circunstancias y con la deseada característica del sentido de pertenencia.
Sin embargo, notando que el tiempo le transcurre en su nariz y que la carrera electoral a diciembre se pondrá intensa, Román modificó esta postura a partir de junio. El plan fue pasar a la contratación de refuerzos de jerarquía. Ya eligió un entrenador con una experiencia y capacidad mayores a los últimos, después fue el turno de los futbolistas. La Copa Libertadores es su obsesión, el certamen por el cual quiere “competir” –importante destacar que ya no se habla de “ganar”.
A esta altura es necesario hacer un análisis de los jugadores que eligió Riquelme, de cómo rindieron, de los futbolistas que vendió Boca en su gestión y, por sobre todas las cosas, cómo funcionó este balance entre compras y ventas. ¿Fue proporcionalmente positivo de acuerdo a los títulos ganados?
Durante el mercado de pases de junio 2021 transcurre la escena más dramática y, quizá hasta ahora, más representativa de esta película: acompañándolo con un abrazo de apariencia paternal, Riquelme llevó a Carlos Tevez a la puerta de salida de la Bombonera. Acababa de finalizar la conferencia de prensa en la cual se oficializó la salida del último emblema que tenía el plantel. Boca quedaba sin su líder natural; la conmoción fue total porque recién un año después se confirmaría su retiro de la actividad profesional. En una secuencia posterior, ocurrió la presentación ante la prensa de Esteban Rolón y Norberto Briasco. Ya se había sellado el acuerdo con Nicolás Orsini. Boca sin Tevez y con tres caras nuevas, hasta hoy resistidas, se preparaba para comenzar la pretemporada.
Curiosamente, Briasco, Rolón y Orsini fueron los tres primeros jugadores de su gestión por los cuales Riquelme decidió desembolsar dinero de las arcas. Por el 80% del pase de Briasco, el xeneize le pagó a Huracán US$ 3.500.000. Por Rolón abonó US$ 500.000; y por Orsini desembolsó US$ 1.750.000.
Nicolás Orsini fue alguien que siguió muy de cerca el propio Román; de hecho había enviado a Raúl Cascini a tratar con Nicolás Russo, presidente de Lanús, pero cuando las conversaciones parecían desvanecerse porque ambas partes simulaban, estratégicamente, cierto desinterés por la negociación, apareció el vicepresidente para cerrar el trato. Estaba convencido que Orsini podía ser “el 9″ de su gestión. Le tenía mucha fe. El delantero disputó 36 partidos y apenas marcó tres goles. Hoy tiene un terreno difícil con Cavani, Miguel Merentiel y Darío Benedetto y le buscan salida.
Rolón era su otra debilidad. El mediocampista encantó a Riquelme cuando éste jugó en Argentinos Juniors en 2014. Esteban tenía 19 años y maravillaba a todos los entrenadores de las divisiones juveniles por el entendimiento táctico que tenía sobre el juego, además de su marca. Por eso, cuando en Boca se enteraron que podían acceder a los servicios de Rolón ejecutando la cláusula de salida con Huracán por la mitad del valor de su pase, ni lo dudaron. Sin embargo, al día de hoy cuenta muy pocos minutos acumulados como titular (apenas nueve partidos), a causa de una pulseada perdida con su competidor más natural, Alan Varela. De hecho, en el último mercado Riquelme llegó a conversar con Martín Palermo para que éste pudiera utilizarlo en Platense. Pero Rolón, en caso de emigrar, prefería hacerlo a Newell’s, donde tendría como DT un viejo conocido: Gabriel Heinze. No se puso ninguna de las dos camisetas. Con Jorge Almirón volvió a estar dentro de la lista de convocados, pero sigue teniendo pocos minutos de participación.
Briasco es el otro refuerzo prometedor que salió fuera de foco en la foto que gatilló Riquelme. Desde su arribo, el objetivo de todos en Ezeiza era que el delantero que venía de jugar para la selección de Armenia pueda recuperar el nivel que había mostrado en Huracán, en donde jugó como extremo de un 4-3-3 y logró ser un jugador desequilibrante. Entre Miguel Russo, quien lo hizo debutar como titular en Boca vs. Atlético Mineiro por la Copa Libertadores, Sebastián Battaglia, Hugo Ibarra y Almirón le concedieron 45 partidos. Briasco anotó cuatro goles y sigue teniendo oportunidades, pero (por ahora) no termina de despegar.
Los anteriores refuerzos de la gestión Riquelme
Enero 2020: Guillermo ´Pol´ Fernández (préstamo con opción); Carlos Zambrano (libre).
Junio 2020: Javier García (libre); Edwin Cardona (préstamo con opción); Pulpo González (libre).
Enero 2021: Marcos Rojo (libre).
Junio 2021: Luis Advíncula (libre); Norberto Briasco (US$ 3.500.000); Nicolás Orsini (US$ 1.750.000); Esteban Rolón (500.000); Juan Ramírez (US$ 3.500.000).
Enero 2022: Darío Benedetto (US$ 3.000.000); Oscar Romero (libre); Leandro Brey (US$ 450.000); Guillermo Fernández (US$ 2.000.000); Nicolás Figal (US$ 2.600.000).
Junio 2022: Martín Payero (préstamo hasta junio de 2023 con opción de US$ 6.000.000); Facundo Roncaglia (libre); Sergio Romero (libre).
Enero 2023: Miguel Merentiel (préstamo hasta diciembre de 2023 con opción de US$ 3.000.000); Bruno Valdez (libre).
Lo mejor de Boca ante Nacional
¿Es el fútbol juvenil una apuesta de esta gestión?
Es inevitable la recapitulación de aquella segunda fecha de la Liga Profesional 2021, en la cual Boca jugó vs. Banfield con una formación constituida totalmente por juveniles. Lejos de ser una decisión institucional por brindarle un rodaje definitivo a los de inferiores, el plantel profesional había protagonizado una escandalosa eliminación de la Copa Libertadores vs. Atlético Minerio y luego de romper la burbuja sanitaria debió permanecer en cuarentena en Brasil. Al césped del Florencio Solá saltaron: Agustín Lastra; Eros Mancuso, Balthazar Bernardi, Gabriel Aranda, Valentín Barco; Ignacio Fernández, Gabriel Vega; Rodrigo Montes, Vicente Taborda, Israel Escalante; Ezequiel Almirón. Muchos de ellos marcharon a préstamo, algunos en libertad de acción, otros permanecieron y continúan luchando su lugar.
Más allá del regreso momentáneo de Taborda tras su préstamo en Platense, sólo Valentín Barco parece encaminarse a una consolidación, pero ya como mediocampista, porque Frank Fabra es el lateral titular (y llegó Marcelo Saracchi a cambio de 1.800.000 dólares por el 70% del pase. para competir como 3). Pero vale recordar que Barco también pasó por un conflicto contractual que, luego de varios meses de no ser tenido en cuenta, logró solucionarse a tiempo.
Más allá del particular caso de Barco, hoy existen otros cinco futbolistas que han accedido a la consolidación en Primera: Cristian Media y Marcelo Weigandt; Ezequiel Zeballos y Luca Langoni tienen capacidad para integrar el grupo, pero recién están volviendo de sus lesiones, Nicolás Valentini –luego de ser mirado de reojo- lucha por consolidarse.
Conocida es la frase en el fútbol “para comprar tenés que vender”. Si las compras realizadas tienen cierto cuestionamiento, es necesario analizar las ventas más importantes que concretó Boca en estos años de mandato riquelmeano. Después de lo mencionado con Varela, Vázquez y Retegui, aparece la de Emmanuel “Bebelo” Reynoso al Minnesota por 4,27 millones de euros. Ya en el mercado de 2021/22 ocurrió la partida de Esteban Andrada al Monterrey por 5.000.000 de euros y la de Nicolás Capaldo al Salzburgo por 4,5 millones de euros. En 2022 partieron Gastón Avila al Amberes de Bélgica por 4,4 millones de euros (aunque Boca compartía porcentajes con Central) y Agustín Rossi se terminó yendo por la puerta de atrás al Al Nassr por 1,2 millones de euros.
En la temporada anterior, comandado por Daniel Angelici, Boca había vendido a Nahitan Nández al Cagliari por más de 16 millones de euros y a Benedetto al Marsella por 14 millones. Otra realidad mundial, otra realidad que impactó a nivel país también.
Más allá de lo que haya dicho el representante de Rossi, el caso del arquero que en un momento hasta peleó para ir al Mundial de Qatar por sus atajadas claves y su alta eficacia para atajar penales, es un fiel exponente de la forma particular que tiene Riquelme para negociar.
Lo mismo ocurrió con Cristian Pavón, quien en la época de oro del delantero (incluida su citación para ir a jugar el Mundial de Rusia 2018) llegó a tener una cláusula de US$ 50.000.000. Posiblemente haya sido una exageración de la dirigencia anterior el último monto fijado en su contrato para una salida a Europa, pero Boca lo terminó perdiendo sin recibir nada. La novela con Pavón incluyó declaraciones del padre del delantero contra el Consejo de Fútbol. “Cristian no conoce la voz de los dirigentes. Nunca le preguntaron qué quería hacer, qué pensaba. Lo único que hicieron fue borrarse. Juro que no lo entiendo. Como jugadores son magníficos, han sido muy buenos los del Consejo. Pero de pecho no vas a ganar nada, eh. Hay un destrato terrible”, había dicho Walter Pavón en febrero de 2021, luego de que Los Angeles Galaxy quisiera pagar US$ 10.000.000 por el 50% de su pase) y el propio Kichán hizo una especie de silencio stampa desde que se fue de la Ribera a Atlético Mineiro, de Brasil. El padre de Pavón estaba en llamas mientras su hijo se recuperaba de una operación en los tobillos: " No podés tener un jugador por el que estás pidiendo 20 millones de dólares y no le preguntás qué le pasó en los pies. Es un jugador de fútbol, no podés hacerle eso”.
Para defender la salida de Pavón sin recibir dinero, Riquelme argumentó en febrero de 2022 que, en realidad, fue el propio club de Estados Unidos quien se retiró de la negociación. “El hincha de Boca sabe que le voy a cuidar el club. Yo las cosas las veo muy simple y son muy claritas. Yo personalmente, hace un año, me había puesto de acuerdo con Los Ángeles Galaxy. Cuando eso pasó, ellos nos dijeron ‘ahora no queremos hablar más de Cristian Pavón porque le salió una denuncia por violencia de género”, había dicho en declaraciones a TyC Sports.
No todas las historias terminan en cortocircuito. Uno de los jugadores que tuvo la chance de “segunda vuelta” o de ponerse de nuevo la camiseta de Boca pese a los chispazos en cómo había terminado la primera etapa fue Pol Fernández.
La particular forma de negociar del Consejo liderado por Riquelme, muchas veces sin dejar espacio para la contraoferta, generó fastidios también en futbolistas como Lisandro López, Carlos Izquierdoz, Julio Buffarini, Eduardo Salvio y Wanchope Ábila, por dar algunos ejemplos en casos que pudieron haber continuado en Boca o tener una salida más representativa para el club.
Juan Román Riquelme entiende mejor que nadie que en diciembre están las elecciones y a esa gala deberá asistir con su mejor ropa. Abandonar el sector de las últimas tallas y revisar prendas de la nueva temporada. Almirón fue su primera decisión, y un par de jugadores con jerarquía fueron sus próximos pasos, pero eso no implica que se deje de lado su forma de negociar particular porque entiende, que, así, protege los intereses del club de muchos representantes u oportunistas. Hace unos meses, ningún integrante del Consejo de Fútbol respondió los mails de un representante que pretendía asistir a la Bombonera con emisarios europeos, hubiera sido el primer puente para vender jugadores, como se suele hacer habitualmente en todos los clubes.
Riquelme gestiona a su manera, pero le apunta al futuro. Había intentado también con Arturo Vidal, con Leandro Paredes y Roger Martínez, aunque las respuestas no habían sido positivas, como tantos otros que quedarán en la intimidad. Pero el batacazo lo dio con Cavani, la tercera fue la vencida. No hubo cifras oficiales difundidas por Boca, pero según averiguó LA NACION, Boca le pagaría al 9 uruguayo 3.000.000 de dólares por el vínculo firmado hasta diciembre de 2024. Y va por más..
En el actual mercado, el más importante con la mira puesta en las elecciones de diciembre, además de Cavani y Saracchi arribaron Ezequiel Bullaude (volante ofensivo a préstamo de Feyenoord por 18 meses y con una ooción de US$ 4.000.000), Lucas Blondel (lateral derecho de Tigre, a cambio de 1.800.000) y Lucas Janson (extremo de Vélez, que costó cerca de US$ 3.000.000).
Sigue buscando un defensor central y otro extremo (Valoyes). En la recta final hacia las elecciones y con la clasificación a los cuartos de final como plus de impulso, se tiran de cabeza a la Copa Libertadores. El “¿Y si te llama Román?” tuvo victorias y derrotas en toda la gestión, pero el dirigente está haciendo horas extras más que nunca: va por el batacazo que le asegure la séptima (y la reelección).
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