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Boca confió en manos rafaelinas para custodiar el arco en la etapa post Orion
Como había sucedido en Atlético de Rafaela, club en el que se formaron, Sara y Axel Werner vuelven a compartir plantel
El empate dejaba una sensación de triunfo en Atlético de Rafaela. La igualdad 1 a 1 con Racing, en Avellaneda, tenía un protagonista estelar: Guillermo Sara. Ese 4 de agosto de 2012, la actuación heroica del número 1, que le atajaba dos penales a José Sand, era vista de cerca por un chico que –con apenas 16 años– había firmado planilla por primera vez para sentarse en el banco de suplentes: Axel Werner. Fue la única vez que coincidieron en un partido de la Crema. Más de cuatro años después, los dos arqueros oriundos de Rafaela y formados en las divisiones inferiores del club santafecino se reencontraron, pero ahora como los dueños de los guantes en los que Boca confío para defender su arco.
Fisonomías muy similares y la misma forma de hablar los une con un aire familiar. No hay parentesco entre ambos y los separan 8 años de edad. “Lo primero que le dije cuando vino fue que este es un club muy grande, diferente a lo que él estaba acostumbrado en Rafaela, porque sé lo que vivió allá y lo que le espera acá”, cuenta Sara. “Uno siempre llega a un club con la ilusión de jugar. Sería hermoso debutar en Boca, pero no dejo de esperarlo con tranquilidad”, explica Werner, a quien no lo intimida el desafío, aunque sabe que deberá esperar su momento.
–Nacieron en la misma ciudad, surgieron del mismo club, comparten el puesto y hoy están juntos en Boca, ¿cómo viven esta particularidad?
Guillermo Sara: –Cuando mi carrera ya estaba avanzada él empezaba a destacarse en las inferiores y llegaba al plantel profesional. Después me fui a Europa, volví, me sumé a Boca y las vueltas del fútbol nos permitió reunirnos en el club más grande de la Argentina, lo que también habla del gran trabajo en las inferiores de Atlético de Rafaela.
–Axel, ¿cómo te impactaron tus primeros días en Boca?
–La primera semana fue la que viajamos a Formosa (para jugar por la Copa Argentina, frente a Santamarina). Había una caravana de gente, con miles de personas alentando. Imaginate ver a una ciudad desbordada porque jugaba Boca. Es algo que no había sentido nunca. Impresiona la repercusión de todo lo que uno hace acá. Todo se multiplica por 100. Lo bueno, lo malo, lo mediático, lo que hacés, lo que no hacés. Y hay que ser más profesional que nunca.
-¿Extrañan la vida en Rafaela? ¿Vuelven seguido?
GS:–Me gusta mucho volver. Es mi lugar en el mundo. Disfruto mucho estar allá con mi familia y mis amigos. Ni bien se puede, vamos. La última vez que tuvimos un fin de semana libre viajamos juntos por primera vez. Apenas llegó Axel le dije que aproveche los pocos momentos que hay para volver en el año.
AW:–Rafaela tiene una tranquilidad y una forma de vivir que para el que está en Buenos Aires, y no lo conoce, es algo que no se consigue en cualquier lugar. Por eso es lindo volver, para también reencontrarte con aquellas personas que te aprecian y que te conocen hace años.
–Los arqueros se entrenan de una forma diferente. ¿Generan un vínculo distinto?
GS:–Sí, dentro del grupo de los arqueros se fortalece mucho la relación. De chicos sabemos que se pelea el puesto, pero que ataja sólo uno. Te ganás el lugar laburando, y para poder hacerlo bien necesitás un buen ámbito de trabajo. También es cierto que compartimos muchísimo más tiempo que con cualquier otro compañero, entrenamos todos los días aparte con nuestro propio entrenador y de una manera totalmente diferente. Entonces, los análisis que hacemos en la preparación de un partido y la corrección posterior son muy específicos, porque nosotros sabemos bien sobre qué puntos hablar y trabajar para mejorar. Es un entorno de cuatro o cinco personas entre los que técnicamente sabemos bien de lo que hablamos. Todo eso hace que la relación sea muy cercana.
AW: –Todos queremos jugar pero, como dice Guillermo, en nuestro puesto solo lo hace uno, entonces hay que empujar desde atrás para exigir al máximo al que lo haga. Dentro de un plantel, los arqueros tenemos un equipo propio en el que nos potenciamos y nos ayudamos a que el que es titular lo haga de la mejor manera.
–¿Cómo fue, en pocas semanas, pasar de ser jugador de Atlético de Rafaela a que te compre el Atlético de Madrid, ir a los Juegos Olímpicos y llegar a Boca?
AW: –Me fui a la gira previa a Río como jugador de Rafaela. De todos modos, ya sabía que había un interés del Atlético de Madrid y se arregló todo cuando yo estaba afuera. Por eso firmé el contrato a distancia, en Puebla (México). Y con lo de Boca pasó algo similar, porque las negociaciones empezaron cuando yo todavía no había regresado al país. La idea era no ir directo a Madrid, sino que primero hubiese un préstamo; y no tengo dudas de que haber llegado a Boca fue la mejor decisión. Me pasaron muchas cosas en muy poco tiempo y mi familia me ayudó mucho a estar tranquilo para manejar una situación que no era fácil para alguien de mi edad.
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