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Boca: casi afuera del Torneo 2021 y muy lejos de River, la apuesta se focaliza en la Copa Argentina
La derrota ante Vélez, en Liniers, lo puede dejar a 12 puntos del líder; el Xeneize dio una imagen más cercana a la que le cuestionaban al anterior DT, Russo, que a lo que había podido construir Battaglia
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Aquel estadio José Amalfitani en el que Boca había mostrado una de las mejores versiones del ciclo de Miguel Ángel Russo durante la pandemia, goleando históricamente a Vélez por 7-1 en marzo último, en la noche del domingo bien pudo ser el mismo escenario donde el equipo de Sebastián Battaglia empezó a despedirse de la pelea del Torneo 2021. Jugó un mal partido, se acordó tarde de lo que le hacía bien y eso lo llevó a perder 2-0 con el Fortín. Aunque seguirá luchando, la Copa Argentina es cada vez más prioridad.
Era una especie de final para los dos. Por un lado, porque –si bien River (39) se despegó en la punta del campeonato- aún quedan siete fechas por jugarse y tanto Vélez como Boca no bajan los brazos al no estar lejos, al menos desde sus puestos en la tabla. Lo que significaba un duelo en el que la pérdida de puntos les reduciría prácticamente las expectativas de ser campeón. Por otro, ambos están esforzándose por clasificar a la Copa Libertadores del año próximo mediante la tabla anual: el Fortín está cómodo ocupando la segunda plaza (de tres clasificados), pero el Xeneize se ubica en la delgada línea entre estar dentro y salir de la zona de clasificados.
Lo mejor del partido
En ese sentido, el equipo de Battaglia salió perdedor. De los tres puntos, de no poder acercarse al Millonario –que juega este lunes y puede alejarse más- y de poder abandonar parcialmente ese último cupo rumbo a la competición que más anhela (Talleres puede superarlo en la tabla de puntaje acumulado cuando esta tarde juegue con Lanús). De todas maneras, y a pesar de que faltan varios encuentros para definir la cuestión, también tiene otro salvavidas: ganar la Copa Argentina, el mayor objetivo, a la que podrá aspirar si supera en una de las semifinales a Argentinos, a principios de noviembre.
Para llegar bien a ese duelo, Boca dio un paso atrás. Es cierto que no se le puede cuestionar demasiado a Battaglia en su encuentro dirigido número 13 al mando del club, pero también lo es que expone con sus decisiones una necesidad imperiosa de modificar lo que se viene haciendo bien. Por más que se trate de pequeños retoques. Como cuando decidió prescindir de los juveniles las veces que se jugó cosas fuertes, como ante Patronato –por Copa Argentina- y el superclásico que terminó perdiendo y hoy lamentan.
En ese contexto, en el que se podía ganar o perder mucho, decidió jugar con el esquema (4-4-2) con el que supo solucionar en el durante los dolores de cabeza que le generaba Godoy Cruz el último miércoles (al que venció 2-1). Un partido no tiene que ver con otro, claro: jugar con tres volantes cerrados y un enganche pertenecía a un mediocampo de un dibujo táctico que venía dando resultados. Sin embargo, se cambiaron los papeles, incluso teniendo los jugadores (Montes, Campuzano, Ramírez y Almendra) para mantener lo que estaba correcto.
Ojo: Vélez, que no pierde desde la sexta fecha, obliga por los costados con la verticalidad de sus laterales (Guidara y Ortega) y wines (Bouzat y Janson). Entonces, la intención del ex volante central habrá pasado por impedir ese fuerte desequilibrio del equipo de Mauricio Pellegrino. No obstante, Boca salió a la cancha pensando en cuidarse más que en mostrar sus virtudes. Tanto que en el primer tiempo cedió el protagonismo, esa materia que el entrenador predica: casi que no cruzó al campo rival, sin contabilizar remates al arco.
Esas facilidades para el local se reflejaron en el resultado, sin demasiada justificación desde la profundidad en ataque, pero sí desde la búsqueda: la defensa visitante se desordenó y la volea desprendida de la zurda de Mancuello se desvió en el cuerpo de Eros Mancuso (el joven lateral derecho debió reemplazar a Weigandt por una luxación de hombro), colocando la pelota en el ángulo izquierdo de Rossi a los 38 minutos.
Entonces, a los pocos minutos del complemento, Battaglia se rectificó. Había que volver a las bases: el enlace Molinas ingresó por Ramírez. ¿Entonces? Se imponía el clásico esquema que sus dirigidos ya estaban puliendo. La cara cambió: el conjunto azul y oro dejó la pasividad de lado, empezó a presionar y, sin lucirse, empezó a jugar con la mente en el arco de enfrente. Aunque siguió sin rematar.
Fue tarde. Dejó pasar un tiempo y siguió siendo menos que su rival en la parte final: Vélez apretó más fuerte los dientes y los méritos se coronaron sobre el final con el tanto de Tarragona. Boca se fue derrotado y muy lejos de repetir la euforia de la Superliga 2019/2020 que le ganó a River agónicamente.
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