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Boca y una apuesta arriesgada: ¿cómo le fue con los futbolistas que trajo de Europa?
Marcos Rojo se transformó en la primera incorporación del plantel de Miguel Ángel Russo de cara a la temporada 2021. Se trata de uno de los refuerzos de jerarquía que Boca espera año tras año para ir en busca de esa Copa Libertadores que se niega hace más de 13 años. No es frecuente en el fútbol argentino la incorporación de futbolistas consagrados en las mejores ligas de Europa. Ni que hablar en estos tiempos en los que las limitaciones económicas son muy grandes, producto de la pandemia, la desvalorización de la moneda nacional y las dificultades para abonar con soltura grandes salarios en dólares. Sin embargo, Rojo, que ayer fue presentado en una conferencia de prensa en la Bombonera, consiguió desvincularse nada menos que de Manchester United y firmó un contrato por dos años con la entidad de la Ribera, con una opción de extenderlo una temporada más.
Hombre que permaneció cerca de diez años en el Viejo Continente, pero que –sobre todo– viene de vestir la camiseta de los Red Devils durante seis años, un período destacado (122 encuentros) en uno de los clubes más poderosos de la Premier League.
Boca, quizás, es el principal atractivo de los futbolistas para reencontrarse o conocer al fútbol argentino luego de una buena experiencia en el fútbol europeo. En los últimos años, la entidad xeneize rompió algunos mercados de pases por el desembarco de varios nombres provenientes desde ligas muy importantes. Rojo tiene el futuro por delante en Boca, pero ¿cómo les fue a esos otros nombres?
El principal exponente es Carlos Tevez, que regresó a mediados de 2015. Después de once años en el exterior, el regreso a su primer amor no fue lo que sorprendió: catalogado como uno de los últimos ídolos en actividad, era sabido que el Apache volvería a vestirse de azul y oro. El mayor asombro fue el contexto de la vuelta, con 31 años, en plenitud en Juventus, de Italia, y tras disputar la final de la Champions League.
Había muchas expectativas, pero le llevó muchísimo tiempo readaptarse y, en el medio, la frustración derivó en una partida a China (2017) que puso en riesgo su idolatría. Paradójicamente, una de sus mejores rachas en cuanto a rendimiento y goles se había dado en los partidos previos a partir a Shanghai: un cuarteto de triunfos importantes en los que el capitán aportó un pase a Darío Benedetto, frente a San Lorenzo (2-1); un gol a Racing (4-2); la asistencia a Walter Bou y el doblete inolvidable en el Monumental ante River (4-2) y la habilitación a Centurión, y su tanto a Colón (3-1), la tarde en la que se despidió de la Bombonera, entre lágrimas, a fines de 2016.
Antes y después, su nivel fue muy flojo: el peso del nombre y la experiencia colaboraron para que Boca consiguiera dos títulos (el torneo local y la Copa Argentina) sin un gran rendimiento personal durante los primeros meses de su segundo ciclo, pero tiempo después hasta fue considerado suplente por Guillermo Barros Schelotto y Gustavo Alfaro. Miguel Russo fue el que explotó el máximo nivel de Tevez a partir de 2020: a los 36 años, se transformó en figura y titular indiscutido, con 21 partidos de titular (24 en total) de los 32 que lleva el ciclo, en los que cosecha 11 goles y otros dos títulos locales (la Superliga 2019/2020 y la Copa Diego Maradona 2020).
En el inicio de ese mismo 2015 llegaría Daniel Osvaldo, amigo de Tevez. Una jerarquía muy grande forjada por una larga trayectoria en Europa: provenía de Inter, pero en Italia también había jugado en Atalanta, Lecce, Fiorentina, Bologna, Roma y Juventus, además de Espanyol, de Barcelona, y Southampton, de Inglaterra. En un primer momento, Osvaldo y Tevez no pudieron compartir el plantel xeneize porque el préstamo del delantero italoargentino (vistió la camiseta del seleccionado azzurri) era sólo de seis meses: cuando el primero se fue, el segundo llegó.
En ese primer semestre, Osvaldo mostró algo de su potencia ante el arco: 7 goles en 16 partidos de titular, pero se terminó yendo sin pena ni gloria. Con Tevez en el club, la amistad forzó el regreso en 2016, aunque con un entrenador –Barros Schelotto– que lo miraba de reojo por su estado físico y cuestiones extrafutbolísticas. Así, jugó apenas dos encuentros de titular con el Mellizo, que terminó exigiéndole a Daniel Angelici la rescisión de su contrato tras el escándalo en el vestuario visitante de Nacional, de Uruguay: enojado por ingresar los últimos cinco minutos en el duelo de cuartos de final de la Copa Libertadores, Osvaldo fumó un cigarrillo en el vestuario, situación que provocó su salida cinco meses después.
¿Quién olvidará, acaso, todo lo que generó la llegada de Daniele De Rossi? El campeón del mundo en Alemania 2006 decidió ponerle punto final a su carrera cumpliendo el sueño de jugar con la camiseta y en el lugar que amaba Diego Armando Maradona, al que admiró cuando el 10 se lució en Napoli. A mediados de 2019 dejó Roma después de 17 años para vivir la aventura del Mundo Boca. Aportó apenas siete partidos y un gol en la noche de su debut, ante Almagro, por la Copa Argentina. La calidad propia de un jugador europeo estuvo a la vista, pero no llegó a la altura del ritmo intenso del fútbol argentino y se terminó yendo a los cinco meses por problemas personales.
Eduardo Salvio es otro caso. Boca le pagó a Benfica (club portugués en el que jugó siete años) U$S7.000.000 por su pase hace un año y medio. Hoy no pasa su mejor momento, pero el balance es positivo: además de ganar los últimos dos campeonatos, es el goleador de la actual era junto con Tevez, con 11 goles en 25 encuentros.
Con menos cartel, pero desde el mismo club, arribó Lisandro López a comienzos de 2019. Primero, en préstamo, pero sus buenos rendimientos convencieron para que se adquiriera su pase en 3 millones de dólares. Tiene tres títulos en Boca y una gran estadística en la zaga con Carlos Izquierdoz: más vallas invictas (28) que goles recibidos (25), en 44 compromisos compartidos.
Carlos Zambrano había hecho toda su carrera en Europa antes de recalar en Boca a comienzos de 2020: se le abonó cerca de un millón y medio de dólares a Dinamo de Kiev, de Ucrania, pero también pasó por clubes de Alemania, Rusia, Grecia y Suiza. El peruano aún está en deuda porque, si bien fue campeón de los dos últimos certámenes, la expectativa era importante sobre un jugador de selección y, por momentos, le cuesta sobresalir.
Diferente fue el caso de Junior Alonso, zaguero paraguayo que dejó Boca hace seis meses. Llegó en 2019, desde Celta de Vigo, en préstamo (además jugó en Lille, de Francia, y fue dirigido por Marcelo Bielsa): también campeón, pero mucho más importante en cuanto al nivel. Tanto que Russo lamentó mucho su salida al no tener un reemplazante zurdo y de experiencia.
Ahora sí cuenta con uno: Marcos Rojo. El ex Estudiantes ya está en Boca, que –de vez en cuando– se da el lujo de mirar hacia Europa para reforzar su plantel.
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