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Alberto "Beto" Márcico, con LA NACION: "En el ‘pan y queso’ elijo a Maradona antes que a Messi"
Brandsen 1737, a menos de diez cuadras de la Bombonera. Eran siete en la pieza de la pensión, con un único baño al fondo para todas las familias que vivían en ese edificio chorizo del corazón de Barracas. El ‘Beto’ Márcico viaja a la infancia y piensa cómo se las hubiesen arreglado en días de cuarentena y distanciamiento social. El pasado lo llama, encuentra refugio y referencias. Arrabalero, melancólico, porteño hasta la médula para desacreditar a ese documento que asegura que nació en Corrientes. Es cierto, pero apenas fue una casualidad. Sus latidos están en la Ribera. Añora códigos, reniega de modas. Defiende un fútbol que se le escapó de las manos, pero encuentra un eslabón que desafía al tiempo. Que simboliza el ayer y proyecta el mañana de Boca. "¿Con quién me hubiese gustado jugar? Con Román, con Román. Me habría encantado que nos juntáramos el Román casi del final, el de la Libertadores 2007, con el Márcico de los comienzos, el Márcico de Ferro, cuando yo jugaba de número 9, no el que después se fue tirando para atrás y terminó de enganche. Esa sociedad me hubiese gustado". Nunca dice "Riquelme", y no hace falta.
–¿Y por quién te hubiese gustado ser dirigido: por Bielsa, Simeone, Bianchi... por Guardiola?
–No, no, Guardiola no. Pensándolo bien, siento que me hubiese gustado que me dirigiera el ‘Bambino’ Veira. Él, sí, porque siempre me contaron que era un motivador terrible.
–Hay una grieta entre los técnicos de diferentes generaciones. Intento resumirlo: "Drones y GPS" vs. "El fútbol no tiene secretos". ¿Tomás posición?
–Sí, lo tengo muy claro. A mí no me sirve que un jugador se ponga un GPS y me demuestre que corre más que otro. No, yo lo quiero ver en la cancha, ahí, donde se ve el verdadero jugador. Hay jugadores que corren menos y son más efectivos que uno que te corre todo el partido. Pero esto se debe a que le han dado mucho lugar a la preparación física y al preparador físico. Hay preparadores físicos que manejan los entrenamientos tácticos y técnicos. No, no, ahí se pasaron de la raya. Y los culpables han sido los nuevos empresarios, las nuevas relaciones entre empresarios y dirigentes. Ya no tenés a los dirigentes de antes que sabían de fútbol, ahora se te aparece cualquiera y cree que sabe de fútbol. Y se trae a un empresario que maneja seis técnicos, entonces te va a poner a un técnico de él y te va a poner a sus jugadores. Todo se volvió más empresarial y más deshonesto. Mirá que antes iba a venir un empresario, o un dirigente, y le iba a intentar imponer algo al Viejo Griguol, por ejemplo. O al Flaco Menotti, o al Coco Basile, al Maestro Tabárez o al Pato Pastoriza. Esos técnicos tenían otra personalidad, totalmente diferente a la de los muchachos de hoy. Hoy estos muchachos dependen de los empresarios; los llama el empresario, les dicen tal cosa y ellos van y lo hacen. Antes los técnicos tenían mucha más personalidad.
–¿Los nuevos técnicos no tienen personalidad?
–Sí, es un déficit de ellos. Porque no tienen pasado, no tienen nada. Se pone cualquiera a hacer un trabajo en nombre del modernismo, y el fútbol cambió, es cierto, pero no para tanto. Son los jugadores los que siguen decidiendo en la cancha. Y los que van a ganar los partidos y te van a salvar.
–¿Pero futbolísticamente te gusta lo que proponen Beccacece, Coudet, Soso, Cocca, Heinze, Crespo...?
–No, no me entusiasman, para nada, no. Por ejemplo, hay momentos en los que podés salir jugando y otros en los que no podés salir jugando. Hay que ser inteligentes. Por ejemplo, yo quiero un arquero atajador, no un arquero jugador, y ahora todos están con la manía de que el arquero tiene que jugar con los pies. No, primero que ataje. Si el arquero le tiene que pegar para arriba, le debe pegar, pero ahora se lo sacrifica. Mirá cómo quedó afuera Liverpool en esta Champions: quiso salir jugado, el arquero se la regaló al Atlético del ‘Cholo’ y afuera. Vos no tenés necesidad, siempre, de salir jugando desde tu área chica. ¿Por qué?
–Faltan matices en la discusión...
–Claro, siento que los fundamentalismos arruinan el debate. Vos hoy me preguntás por un técnico y yo te digo ‘los equipos del ‘Cholo’ Simeone juegan bien’. ¿Por qué? Primero, tienen a Oblak, que debe ser uno de los mejores del mundo, y ojo que no juega bien con los pies, le pega para arriba si hace falta. Y tiene una idea Simeone, y la defiende, pero también su equipo sabe jugar porque tiene buenos jugadores. Cruyff tenía a Koeman para salir jugando, ok, y desde 60 metros te la ponía en el pecho o en el pie, pero no todos son Koeman. Parece que hoy nos quieren hacer creer que todos pueden salir jugando bien desde atrás, y no es así. Al contrario, es para pocos. No, te diría que es para muy pocos.
–¿Y Gallardo? ¿Dónde lo ubicás?
–Sin lugar a dudas es uno de los mejores, sí, lejos. ¿Sabés qué tiene? Disciplina. River es un equipo muy disciplinado, un equipo educado. Y el jugador, al ser educado, te respeta. Gallardo se detiene mucho en la conducta: no le gusta que sus jugadores cambien las camisetas, que hagan declaraciones polémicas..., detalles que son muy valiosos. Es el mejor del fútbol argentino y no sólo por sus títulos. También tiene muy buenos jugadores, ojo, como Armani, que, mirá, tampoco juega bien con los pies, ¿viste? Y si le tiene que pegar para arriba, le pega; y bajo el arco, le salvó muchos partidos a River. ¿Por qué? Porque está para atajar.
–Entonces, Miguel Russo, con sus 64 años, ¿llegó justo para reivindicar a la vieja guardia?
–Llegó y en muy poco tiempo hizo los cambios justos para que Boca reaccione. El medio lo cambió totalmente y tocó arriba para que Tevez fuera otro: Soldano le permitió a Carlos acomodarse mejor en la cancha. Russo es contemporáneo mío, y viene a enfrentarse contra ese desprecio por la edad. Desafía esta ola empresarial de los representantes, apañados por los dirigentes, porque convengamos que hay muchos negocios entre ellos. ¡A vos te parece que en mi época alguien iba a estar en Independiente y a los 15 días iba a aparecer dirigiendo a Racing! Esas cosas no existían, pero porque tampoco le daba la cara al técnico para hacerlo. El técnico no iba ni a palos, no se ofrecía como un muñequito para que lo llevaran de un lado al otro.
–Maradona y el Lobo. ¿Qué sentís?
–Le dejé un mensaje a Diego apenas se conoció que asumía en Gimnasia. Le dije que había caído en un club sensacional, muy pasional, que ahí lo iban a cuidar y adorar. Para volver a trabajar en el fútbol argentino, era el mejor lugar. Y la gente se lo demuestra hasta el día de hoy: ¿quién hubiese podido resistir después de perder como siete partidos seguidos como local? Y aun así, la gente no deja de ovacionarlo. Cayó en un club sensacional, con gente adorable.
–¿Te devolvió el mensaje, hablaste con él?
–No, no, pero tampoco lo esperaba. Uno las cosas las hace porque las siente, no esperando nada a cambio.
–¿Dónde crees que te quieren más, en Ferro, en Toulouse, en Boca o en Gimnasia?
–Y... yo creo que me quieren en todos lados. Yo siempre fui muy hincha de Boca, me identifiqué muy fuerte y creo que eso, a mucha gente de Ferro, no le cayó muy bien. Pero, sí, sí, Boca, el cariño de la gente de Boca conmigo es muy especial. Sí, sin ninguna duda. Pero es un placer saber que puedo ir a cualquiera de los lugares por donde pasé, con la tranquilidad de que me van a recibir bien.
–En 2003 dirigiste cinco partidos en Chicago, te fue mal y no dirigiste nunca más. ¿Tanto te marcó?
–La función ya no me sedujo para nada. No era lo mío preparar los entrenamientos, convencer a los jugadores. No, no era para mí. A los 15 días de irme de Chicago tuve un ofrecimiento de un equipo de primera y le dije que no. No era lo mío dar explicaciones todos los días.
–Navarro Montoya, Giunta o Pico, jugadores de los 90 como vos, volvieron a Boca recientemente. ¿Te gustaría cumplir alguna función?
–Primero y principal, me pone feliz que les hayan abierto las puertas a jugadores que parecían prohibidos en el club. ¿Ninguno servía? Y Román fue clave. Sabés, muchos piensan que los ex jugadores no podemos tener ningún tipo de cargo administrativo o dirigencial, que no podemos tomar decisiones trascendentes a todo nivel. Yo veo el día de mañana a Riquelme presidente de Boca. Está muy seguro de sí mismo, sabe lo que quiere, tiene las cosas muy claras. Y eso me pone muy feliz; después, si yo puedo ayudar a Boca, siempre voy a estar a disposición. Quizás más adelante, hoy estoy feliz con la vuelta de esos muchachos que parecían prohibidos.
–¿Por qué los ex jugadores generalmente no se involucran en la política del club?
–No todos están preparados, pero a los que están preparados les tienen miedo. Entonces no los dejan llegar. Y no digo respeto, digo miedo… ¿El gran mérito de Macri cuál fue? La contratación de Bianchi. La bandera, el protagonista, el que creó todo ese ‘mundo Boca’ fue Bianchi. Bianchi con los jugadores, claro. El éxito no fue por los dirigentes, pero Macri recibió los beneficios que le permitieron construir una carrera como político. Después hizo un desastre, pero esa es otra historia.
–¿La Superliga la ganó Boca o la perdió Rver?
–No, lo ganó Boca, a lo Boca, de arremetida y con huevos. Yo sabía que River iba a dejar puntos; no iba a perder, pero sí iba a empatar. Creía que iba a suceder en La Plata, no me imaginé que sería contra Defensa y Justicia. Y ahí me convencí de que Boca iba a ser campeón, porque River no iba a ganar en Tucumán y Boca ya no iba a dejar puntos en el camino. Cerrar un campeonato no es fácil, y teniéndolo a Boca atrás, menos.
–¿Podés repartir los méritos entre Russo y Alfaro?
–Sí, totalmente. Hizo un buen trabajo Alfaro, dejó al equipo muy cerca de la punta, pero también estoy seguro de que si hubiese seguido Alfaro y la comisión directiva anterior, Boca no salía campeón.
–Sin Russo, ¿Boca no era campeón?
–Sin Russo, Boca no salía campeón. Si no llegaban Russo y Riquelme, Boca no salía campeón. Si no cambiaba el aire, Boca no salía campeón. Sin ninguna duda.
–¿Qué le falta a Boca para seguir creciendo?
–Algunos retoques: un 9 bien bien 9, que sea titular; un medio creador y un recuperador. Es un buen plantel, hay buen recambio, pero con dos o tres retoques Boca estará para pelearle a cualquiera la Copa Libertadores.
–¿Creías en este Tevez o pensabas que lo mejor ya lo había dado?
–Sí, yo creía en él. Lo que pasó fue que con Guillermo ya era suplente; después, Alfaro dijo que iba a ser su bandera, pero no lo ponía ni de suplente en el equipo de los suplentes. Estaba desmotivado. Y entre Román y Russo le propusieron que recuperara la alegría de jugar al fútbol, y desde ahí fue determinante en la última recta. Si al buen jugador lo hacés enojar, agarrate porque tiene carácter. Y volvió a ser el Tevez que todos conocemos.
–¿Faltan futbolistas rebeldes, que no se conformen apenas con cumplir?
–Es que cambió la mentalidad en el fútbol argentino. Antes, irte a Europa era muy difícil, y ahora con seis meses buenos ya se va cualquiera. Antes se iba a Europa realmente el bueno. Recordá: en 1982, 1983 y 1984 yo estuve ternado para ser el mejor futbolista de la Argentina, y finalmente en el ‘84 me entregaron el Olimpia de Plata. Y aun así, a mí me contrató un equipo de mitad de tabla en Francia, Toulouse. Los mejores estaban en el país y eran la base de la selección. Afuera jugaban Maradona, Kempes, Passarella y pará de contar. Y antes no te salvabas económicamente, quizás, ni en toda tu carrera; ahora, con un contrato ya son millonarios. Además, pasa algo increíble: hay jugadores a los que les va mal, y sin embargo, siempre aparece un club que los quiere y les paga el doble que el club anterior. ¡Explicámelo! ¿Pero cómo hace, cómo puede ser? Bueno, es el fútbol de hoy, el de todos esos negociados de los que vengo hablando desde el principio de la entrevista.
Las 5 escuelas
Cinco técnicos que lo dirigieron, cinco nombres que encienden emociones en Márcico. Carlos Griguol: "Mi papá futbolístico, mi viejo". ¿Y Oscar Tabárez? "Sabe un montón, pero especialmente es un tipo derechísimo. Su apodo lo define". Aparece César Luis Menotti: "De los tres o cuatro mejores técnicos de la historia del fútbol". ¿Y Carlos Bilardo? "Muy convencido de su manera de ver el fútbol, una filosofía diferente a la mía. Ha sido un hombre exitoso". Y Alfio Basile: "El reo, el tipo de barrio, que sabía de fútbol y aún más de la vida. Él iba al frente como loco, una virtud que el fútbol de hoy perdió".
"En el ‘pan y queso’ elijo a Diego antes que a Messi"
Márcico jugaba por plata en la villa de la calle Luna, ahí cerca de la cancha de Huracán. Todos los fines de semana. Pisaba los 20 años y ni asomaba un futbolista profesional. De repente, se le abrió el mundo en Ferro. Protagonista de un cuento mágico, el cadete que vivía en Barracas empezó a tomarse el colectivo 25 para bajarse en Primera Junta y ponerse bajo el ala de un tal… Griguol. Del potrero a la A, sin inferiores. "No llevo con orgullo que fui un producto de la calle, no, me hubiese gustado hacer inferiores porque, por ejemplo, hubiera pasado por las selecciones juveniles. Y hubiese tenido una buena preparación física; eso al principio lo pagué, me acalambraba siempre, competía con muchachos que habían entrenado toda su vida y yo nunca". Claro, hasta entonces, primero se las había ingeniado para comer.
Márcico iba a jugar en la selección. Poco. Participó de las eliminatorias para México ’86, pero junto con Maradona, al avión se subieron Bochini, Tapia, Borghi y Trobbiani en su puesto. "Había perdido la ilusión, no soñé con ir a México. ¿Te digo la verdad? Mi obsesión fue llegar a jugar en Europa. La selección nunca fue mi prioridad. Por eso nunca me hice mala sangre". ¿Porque estaba Maradona en la cancha y, especialmente, Bilardo en el banco? "Bueno, sí, también, también… ¡Sabés cómo lo entendí a Bochini aquella vez que dijo que no se sintió campeón del mundo por haber jugado 5 minutos contra Bélgica! Y, sí, honestamente a veces no te sentís parte de algunas cosas. No fue un karma, no fue una asignatura pendiente no ir a un Mundial".
–Te dirigió Bilardo y también Menotti, en Boca. ¿Qué te parece Scaloni en la selección?
–De la manera que llegó a la selección no me gustó para nada. Y no juzgo sus capacidades, sino cómo llegó. De todos modos, llegara quien llegara, un cambio generacional había que hacer. Ahora, aclaro, esta camada que se va tuvo mucha mala suerte, se merecían un título. No digo que haya sido la mejor camada, no, porque los mejores fueron los del ‘78. La del ‘86 fue buena, pero dependía mucho de Maradona. En el ‘78 había seis o siete jugadores que jugaban bárbaro.
–Es la hora de Lautaro, Dybala...
–Sí, me gustan, pero no creo que tengan el nivel de los que se fueron o se están yendo. Son buenos, pero la camada anterior fue muy superior. Pero tal vez esta camada consigue los resultados que la anterior no, porque acá no hay fórmulas exactas. Hoy no estamos a altura de los grandes de Europa, como Alemania, España, Inglaterra y Francia. Cuando esos equipos están completos, son muy difíciles. Son mejores.
–En 2007 dijiste, refiriéndote a Messi: "Ese pibe va a ser un fenómeno. No como Diego, pero bastante cerca". ¿Te quedaste corto?
–Son diferentes..., ahora, si vos me das a elegir, yo en el ‘pan y queso’ elijo a Maradona antes que a Messi. Messi hace 10 años que es el mejor del mundo, pero en el época de Diego había seis o siete jugadores que le podían discutir ese reinado. Los tiempos de Diego fueron más competitivos, las defensas eran más duras, el fútbol era más violento… Ibas país por país y había tres o cuatro equipos con posibilidades de ganar la Champions. Hoy no es así. Ahora es Barcelona, Liverpool y un poquito el City, pero hasta ahí. La competición de antes era realmente dura y de mayor jerarquía individual.
–¿Cómo es eso?
–Detenete en el Balón de Oro. Hace diez años que son Messi o Cristiano, y a veces entraron Iniesta, Xavi, Griezmann, Neuer, o Modric…, son buenos, sí, pero no son top. En la época de Maradona hubieran sido un jugador más. Maradona peleaba contra Platini, Rummenige, Zico, Laudrup, Gullit, Van Basten, Matthaus… la puta que lo parió.
–También dijiste que los cinco mejores futbolistas que habías visto eran Maradona, Platini, Cruyff, Ronaldo y Van Basten. ¿Messi entra 13 años después?
–Claaaaaro. Entra, y entra después de Maradona. Y lo saco al ‘Gordo’ Ronaldo y me quedo con Van Basten. Es decir, Maradona, Messi, Platini, Cruyff y Van Basten. Y a Cristiano Ronaldo lo dejó ahí, en la puerta.
–Si un francés te pregunta por el 38-38 en la AFA, el torneo de 30 equipos, las reglas que cambian en pleno torneo, ¿qué le decís?
–Y... le digo que Argentina es así, que somos un país quilombero. Todos los que están arriba, ya sea manejando el fútbol o manejando el país, no siempre están preparados. O están mal rodeados, mal aconsejados. Este es un país complicadísimo. Tuvimos un campeonato con 30 equipos y ahora parece que quieren volver a tenerlo, ¡pero es una cosa de locos, no aprendieron! Lo único que van a conseguir es seguir achatando el fútbol argentino. Hay muchos intereses económicos, mucha gente prendida. Acá, hacer negocios raros, tramposos, está bien visto, es Argentina. Eso, es Argentina, una expresión que es un resumen triste. Vale todo y no importa.
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