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Bernardo Romeo, crítico: "Ahora los chicos se bañan, agarran el autito... y desaparecen"
Bernardo Romeo vive en La Plata, como hace 25 años. A mediados de los ’90 y ahora. Después de tanto tiempo, otra vez recorre el mismo camino hasta el predio de la AFA. Bueno..., no exactamente el mismo. Cuando era un pibe, salía de 6 y 50 y caminaba hasta la terminal de ómnibus; tomaba el Río de la Plata y se bajaba en la estación Constitución; luego, la línea C del Subte, algunas cuadras más hasta la puerta de la AFA en Viamonte y otro tramo en micro para llegar al predio de Ezeiza. Sólo después de ganar el Mundial Sub 20 de Malasia ’97 pudo comprarse su primer auto, un Ford Fiesta al que también se subían Leandro Cufré, ‘Chirola’ Romero y Lionel Scaloni en una licuadora entre triperos y pincharratas. A ese complejo deportivo volvió Romeo y se conmueve en la recorrida porque recuerda cuando entró por primera vez, el aplauso de bienvenida que le regalaron sus compañeros a pedido de José Pekerman... "Me quería esconder de la vergüenza. Me acuerdo como si fuese hoy, fue ahí, ahí atrás, ¿ves?..." Y se queda en silencio, viaja en el tiempo.
Regresa, archiva la nostalgia. La actualidad golpea con descarnada bravura: "Este mundo es muy diferente, el vestuario cambió muchísimo y hay que volver a inculcar aquello. De otra manera, claro, es otra generación, es imposible renegar de la tecnología, por ejemplo. El mundo avanza, y está muy bien, pero las sensibilidades y el costado humano se han descuidado", subraya. Su reflexión es una declaración de gobierno. Es sencillo imaginar cuáles serán las prioridades en su nueva tarea como coordinador general de las selecciones juveniles. Él fue un producto de la época dorada, cuando los valores y los títulos tejieron una complicidad. ¿O las victorias fueron la consecuencia de reposicionar las prioridades?
–¿En qué son mejores los chicos de hoy en comparación con tu juventud... y en qué no?
–Destaco la cercanía: hoy los chicos abrevian la distancia y enseguida se acercan a sus entrenadores. Se animan y entablan diálogo. Antes había una distancia que a mí no me gustaba; yo lo padecí en Estudiantes, y cuando venía a la selección me encontraba en otro escenario, estaba más contenido, y eso es clave para el chico. Pero, a la vez, el desafío es que no se pasen de la raya: una cosa es el diálogo y otra son los abusos o la irrespetuosidad. La mano dada de manera canchera y hasta algún boludo de parte del chico para el técnico..., y te juro que se da, se da, yo lo he visto en los clubes. Celebro la cercanía, es más, la aliento, pero cuidado las formas y los roles. Los chicos tienen que escuchar a los Placente, Aimar, Samuel, es gente que quiere a la selección. Y si no los conocen, tiene que haber un padre o un abuelo que les expliquen quienes fueron.
–O también está Google...
–¡Claro! Los chicos son curiosos, atrevidos en el buen sentido algunos. Estoy seguro que más de uno ya me habrá googleado para ver quién fui, qué hice, cuántos goles metí con los juveniles. Y eso está bueno. Si el fútbol ha avanzado en algo, es en la tecnología a su servicio. El mundo va para ese lado.
–¿Los chicos son más desafiantes ahora?
–Sí, sí. Si crecen en un ambiente sin valores, todo es mucho más difícil. Hay que ayudarlos. ¿Cómo los puedo ayudar yo? Hoy, desde este lugar. ‘¿Qué te pasa, qué te hace falta? Maestros, psicólogo, nutricionista, neurociencia, asistente social..., vamos a ayudarte’, pienso. Con diálogo, mucho diálogo. Si todos nos comprometemos, será más fácil. Hay que abrirse, abrirse, el fútbol argentino está muy cerrado..., hay celos, vanidad, egos. Pero hagámonos cargo, sino será imposible mejorar.
–¿Por eso aceptaste este cargo?
–Es que avanza una nueva generación, una generación que ama a la selección y se siente muy identificada. Que tiene sentido de pertenencia. En su momento me contactó Lionel [Scaloni], porque somos bastante amigos, pero el timón principal lo llevó el presidente de la AFA, que fue el que me llamó para reunirnos. Todos saben de mi experiencia en el área de gestión que llevé adelante durante cinco años en San Lorenzo y me imagino que habrán tomado nota de eso. Habrán analizado mi perfil. Y todo se canalizó vía Tapia.
–¿Dudaste, lo tuviste que pensar?
–Nooooo. ¡Fabuloso!, fue lo primero que pensé. Ya en San Lorenzo tenía mucho contacto con la selección; a Hugo [Tocalli] lo llevé yo al club. Tenía diálogo con Lionel [Scaloni], con Pablo [Aimar], con Placente..., incluso a Diego lo tuve en San Lorenzo en la parte final de su carrera. Con todos tengo muy buena afinidad. Enseguida me encantó la idea, y no lo dudé.
–¿Qué objetivos te planteas?
–Yo sé que las cosas se vienen haciendo muy bien desde hace un tiempo, tanto en la Sub 20 como en la Sub 17 y la Sub 15. Para mí, la formación, la educación y la disciplina, todo lo que aprendí con Pekerman, son clave. Y también los resultados son importantes. ¿Para qué? Para motivar a los chicos y para que se haga mucho más llevadero el proceso. No es lo primordial, especialmente en la Sub 15 y en la Sub 17, pero ya sí en la Sub 20 porque esos jugadores ya están en Reserva o en Primera y naturalmente los atrapa más la competencia. Tenemos todo este año para prepararnos para los torneos del 2021, para buscar muchos jugadores, y no solamente acá, sino también en el interior. No hay que quedarse con Capital y Gran Buenos Aires, no, esto es muy grande y hay que reestructurar un poco todo. Claro, dependerá del presupuesto también; uno tiene un montón de ideas, pero después hay que ajustarse a los recursos. Si bien yo puedo tener contacto con los coordinadores de todos los clubes, la selección debe ir a verlos. La selección argentina debe ser bien federal.
–En noviembre de 2018, el presidente Claudio Tapia presentó el ‘Master plan’ para la próxima década de la selección. Ahí se hablaba de la creación, en el interior del país, de ocho centros de desarrollo técnico...
–Sí, ese proyecto me lo acercaron y lo leí todo. Es muy ambicioso. Hay que ir de a poco, porque hasta los súper proyectos, si no se llevan adelante progresivamente, no sirven de nada. Mejor, tener metas cortas, cumplibles, para que todo sea mucho más llevadero y realizable. Y ese proyecto no solo contempla centros de entrenamiento a nivel local, sino también internacional, porque hoy, tené en cuenta que hay chicos argentinos por todo el mundo.
–El departamento de scouting es otra cuenta pendiente, precisamente...
–Hay un montón, un montón de chicos..., este es un punto importante. Pero repito: dependés de un presupuesto. Y acá necesitás un área de seguimiento. Entre enero y febrero voy a hacer hincapié en el tema porque es clave, y la búsqueda no debe ser solamente en Europa, ¡en América del Sur también! En Brasil hay muchos chicos argentinos. Lo hablé con Tapia y me dio el OK, porque se te escapan, se te escapan, Y después te encontrás con que andan por España o por Brasil. Y sería una lástima. El caso de Messi es el más ilustrativo, ¿no? No hay ejemplo más claro y rentable que ése. Esto debe ser una inversión permanentemente.
–Los chicos hacen los deberes en el predio de Ezeiza y toman clases de inglés. Hermes Desio, tu antecesor en el puesto, tenía la idea de sumar a un maestro, por ejemplo, en los viajes con una delegación.
–Es un tema... Vos en las prácticas los educás desde las medias altas, la camiseta adentro, el saludo al rival…, y después viene la parte invisible: los deberes, el seguimiento escolar, la asistente social. Yo me ocupé mucho de todo eso en la pensión de San Lorenzo. Sé que Hermes lo estaba haciendo, y muy bien, pero hay que profundizarlo porque, en definitiva, a los chicos los estás educando para la vida. Hoy sos Sub 17, pero quizás en dos años ya no estás jugando más al fútbol. Inglés, computación, manejo de redes sociales y oratoria para afrontar mucho mejor la relación con los medios son aspectos a trabajar. Darles herramientas es esencial.
–¿Ahora les gusta menos el fútbol a los chicos?
–Consumen fútbol de otra manera, a veces a través de la Play-Station, pero el fútbol les sigue gustando. Lo que más cuesta con los chicos es que se queden mejorado algo, buscando perfeccionarse. ¿No cabeceo bien? Insisto. ¿No defino bien? Practico mil veces. Lo que a cada uno le convenga. La competencia en la elite es muy fuerte, por eso te tenés que esforzar o te quedás ahí... Yo veo que los chicos se van rápido, se bañan enseguida, agarran el bolsito, el autito... y desaparecen. Están todos con auto ya.
–¿Y el ambiente es más tóxico que en tu juventud?
–Es una cadena. Antes, la sociedad era más tranquila, el país era más normal. Yo lo veo con mi hijo... Desde que volvimos a la Argentina, en 2007, como vivimos en La Plata, por cercanía lo llevé a jugar a Estudiantes. Y en estos años he visto tantas cosas, empezando por esos padres que se creen que su hijo es Messi y ves a chicos que miran al técnico y miran al papá. Eso cambió para peor. Los chicos deben escuchar a su entrenador; ahora, si el técnico es malo, ya es un problema del club. Eso me shoqueó al volver al país, y desde entonces no ha dejado de empeorar. El tema de los padres me molesta, me pone mal..., pero la que está mal es la sociedad, tanto que los padres creen que está bien cómo se comportan.
Los chicos tienen que crecer sin presiones, hay edades para todo: desde los 10 años y hasta los 15/16, tienen que aprender, hay que darles herramientas para ayudarlos y comprometerlos. Después, ya empieza la realidad. Por eso es importante la gente con experiencia, gente que ha vivido en el exterior, buena gente, trabajadores que vengan al fútbol argentino y empiecen a movilizar un cambio. Estamos quedando muy atrás de todo, y ya no somos lo que creíamos. La materia prima siempre la tenemos, pero hay que poner algo más. ¿Qué? Humildad, trabajo, no creernos nada antes de jugar. Ahora hay que pelear. Empecemos de vuelta a creer en nosotros y a esforzarnos, el país ha desmejorado y el fútbol es un espejo.
–Hablás de experiencia. Y te podría decir que ni Scaloni, ni Aimar, ni Placente la tenían cuando llegaron. Incluso vos, tampoco la tenés como coordinador de juveniles.
–... Pero como manager de San Lorenzo estaba por arriba de todo y yo tuve que poner un coordinador de inferiores y busqué a Fernando Kuyumchoglu, y más tarde llevé a Tocalli. Después, haber vivido en la AFA 10 años es un plus, y haber sido jugador de selección mayor, también. Claro, solo el tiempo y los resultados arrojarán un veredicto. El caso de Lionel [Scaloni] todos sabemos cómo se dio..., y bueno, se dio. Mirá el "Cholo" Simeone o a Astrada, que enseguida se dedicaron a la dirección técnica..., ¿tenían experiencia como técnico? Después, ya sabemos, no hay garantías con ninguna fórmula.
–Se despide una generación de grandes futbolistas: Higuaín, Mascherano, Biglia... ¿Hay reposición?
–Para mí, hay materia prima. Me lo confirman Pablo, Diego..., hay, hay. Con los resultados todos se visibiliza y potencia más, que era lo que sucedía en tiempos de José, pero hay jugadores, siguen saliendo.
–¿Y por qué cuesta tanto cubrir determinados puestos, como los laterales?
–Yo a un pibe le diría que, cuando le pregunten de qué quiere jugar, responda de lateral. ¡Porque no hay nadie! Ya no están Placente o Sorin. Hay que trabajarlos, pero yo no sé si se están trabajando bien, bien, bien en las inferiores para lograrlo. Lamentablemente, también, por los laterales es por los que menos pagan, entonces es probable que un representante no aliente a un chico a que vaya a probarse sobre una banda. Sí, el costado económico seguro que también influye. Igual, a todos hay que trabajarlos... Las veces que alguien me dijo ‘te mando a Fulano'... Y después ese chico ni sabía cabecear. Y tal vez, también, haya que focalizar la parte educativa: me refiero a la formación del que enseña. La capacitación. Y éste, el predio de la AFA, debe ser el lugar. Sí, desde acá, desde la AFA. Una vez por mes llamemos a los profes, a los coordinadores, a los entrenadores de arqueros, a los técnicos… Claro, todo termina en la misma palabra: presupuesto. Yo le dije a Tapia: "¿hay presupuesto?". Porque es la única manera de ir avanzando.
–¿Qué es peor? ¿Qué 30 mil hinchas le griten a un grande o que sólo tres le griten a un juvenil?
–Tres a un chico... No soporto a la gente que les grita a los pibes. Por eso la formación es tan importante. Mirá, estuve en Villarreal hace poco, y me decían: ‘acá ponemos al mejor entrenador en la novena división’. Villarreal paga muy buenos sueldos, el mismo importe desde la novena hasta la reserva, y ese entrenador no puede dedicarse a otra cosa que a su categoría. Entonces, ese entrenador no quiere subir de categoría porque todos ganan igual. ¿Qué pasa acá? Las aspiraciones de ir subiendo de categoría para ganar un manguito más… Acá, muchas veces escucho: ‘¿A quién le damos la Tercera, a la Primera o a las inferiores?’ A las inferiores, digo yo, para que trabajen toda la semana sabiendo que el premio será jugar en Tercera, no que ahí estará el castigado que baja de la Primera. Formar, el espíritu debe ser formar.
–¿Se enseña a ganar? ¿Se entrena ese instinto?
–Argentina está obligada a ganar; después, tenés formas y estilos. Siempre es un objetivo central ganar. ¿Se entrena como se juega? Sí, esa frase es verdad. Si vos te entrenás medio light, y..., te va a ir así. Si entrenás con pasión, con compromiso, con determinación, con respeto y sin pisar a nadie, vas formando una atmósfera, un espíritu ganador. Y para mí, eso es clave. Hay que ganar, siempre, pero nunca de cualquier manera. Los partidos se ganan mucho antes de jugarlos.
La mirada crítica: de los representantes invasivos a los presidentes temerosos
José Pekerman eligió a Leo Franco; Serrizuela, Cufré, Samuel y Placente; Scaloni, Cambiasso, Cubero y Riquelme; Quintana y Bernardo Romeo. Y Pablo Aimar fue el primer cambio. Esa formación derrotó a Uruguay en la final y ganó el Mundial Sub 20 de Malasia 1997. Medio equipo nuevamente está en la AFA. ¿La ‘Quinta de Malasia’ toma el control de las selecciones? Sonríe Romeo. "Aquel equipo marcó una historia", cuenta el goleador del campeón, dueño de cuatro festejos contra Hungría, Canadá, Australia e Irlanda en la semifinal. ¿Se imaginaba que más de dos décadas después volverían a encontrarse en las selecciones...? "Cómo pensarlo por entonces, teníamos 18/19 años, y a esa edad al futuro siempre lo ves muy lejos. Estábamos plenamente metidos en ser futbolistas, amábamos venir a Ezeiza, estar en el predio. Lo recuerdo y me emociono. Yo venía de lunes a miércoles o jueves, todas las semanas, y así durante cuatro o cinco años... Pero tal vez Lionel [Scaloni] era el que más pasta mostraba, porque era el de más personalidad; Aimar también, aunque fuese el más tranquilo; por ahí Diego Placente menos..., pero eso es muy relativo porque después el tiempo pasa y marca un nuevo camino".
–¿Hablaste con José Pekerman, le pediste consejos?
–No hablé con José, no lo veo hace tiempo. Lo crucé cuando fue a entrenar con la selección de Colombia a la cancha de San Lorenzo... Tengo muy buena relación con él, pero no soy de fastidiar mucho. Ahora, sin trabajo, él debe estar disfrutando de la familia y no quiero molestarlo. Pero seguramente en algún momento lo haré. Aprendí mucho de su mano, es un libro abierto. Con Hugo [Tocalli] sí, es más fácil, le pido consejos constantemente.
–¿Y con Menotti conversaste?
–Sí, comimos un asado en el predio, con Lionel [Scaloni]. La verdad es que no lo conocía y me dejó una impresión bárbara. Me integró mucho. Si a alguien de su talla no lo escucho, soy un loco. Me sorprendió lo bien que está para su edad, lo lúcido que está. Lo vi muy integrado con todos a sus 81 años.
Scaloni, Samuel, Aimar y Placente. Todos jugaron, al menos, un Mundial de mayores…, salvo Romeo. Participó de un puñado de partidos, le hizo un gol a Japón... "Me quedé con gusto a poco. Tenía la ilusión y mi meta era entrar en la lista para Alemania 2006, pero bueno, estaban Crespo, Saviola, Cruz", acepta Romeo, que fue elegido por Bielsa y en 2001 hasta entró en un partido por las eliminatorias debido a una lesión de un tal... Marcelo Gallardo.
–¿Por qué la figura del manager no se afirma en el fútbol argentino?
–Hace años que todos tienen un secretario técnico, en todo el mundo, y acá todavía se mira la función con recelo. Un poco ha mejorado en los últimos años, es cierto, empezó Bassedas, después seguí yo, Alayes, Cetto, Cavallero, el Enzo en River, Boca con Burdisso... Pero tuvimos que pelear... Y cuesta todavía. Después nos preguntamos ‘¿Por qué nos va mal?’ Y sumá, sumá las cosas. Sumá, sumá, sumá. En este caso, acá los clubes son muy presidencialistas. No quieren ceder, tienen miedo de perder poder. Otra cosa que no entiendo son los encasillamientos: si trabajaste en tal club, acá, en la Argentina, ya no podés trabajar en otro. Dejemos de analizar por camisetas y analicemos por capacidades. Y no lo llamemos más manager al cargo porque espanta a muchos; llamémoslo coordinador o secretario técnico. Pero en la mesa chica del club debe haber un tipo de fútbol. Preparado, ¿eh? Hay materias, carreras, cursos y capacitaciones. Y algo más: que el coordinador sea sincero, que después desde ahí no quiera saltar a ser el técnico de la Primera. Porque eso desata más miedos y sospechas.
–¿Cómo te relacionás con los representantes?
–Ufff, ooooooootro tema. Te matan a llamados. Yo sé cómo me manejo en la vida, de lo contrario no estaría en la selección. Por más que me hayan dado una mano los chicos (Scaloni, etc), no estaría acá. Yo los conozco a todos, en San Lorenzo atendí desde el representante Nº1 hasta al más chico. Porque esa es una parte de mi función, pero siempre defendiendo los intereses de mi club. O de la selección. Insisto, los conozco a todos, y el que esté pensando que ahora va a sacar ventaja en la selección justamente porque me conoce, está muy equivocado.
–Las polémicas cesiones. ¿Vas a impulsar algo así como una política de Estado al respecto?
–Este es un punto clave. Gaich creció en la selección, y las oportunidades de venta de San Lorenzo, en buena medida, responden a eso…Entonces es todo medio hipócrita, todos dicen sí, sí, pero después cada uno defiende lo suyo. Es medio complicado, lo sé, pero va a estar en mí lograr que entiendan que la Sub 20 es una categoría muy linda, muy competitiva, y que el paso del jugador por ese lugar también va a beneficiar mucho al club. La selección tiene que ser la prioridad, siempre, la mayor, la Sub 20, la Sub 17, todas. Y ahí va a estar mi capacidad para que lo entiendan. Hay tipos a los que escucho y digo, ‘puta, pero si vos pasaste por las selecciones juveniles...’
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