Belo Horizonte, una ciudad donde aún no late la Copa

BELO HORIZONTE.- El gigante mercado a cielo abierto en el corazón del Parque Municipal está apiñado de gente. En una ciudad alejada de las playas y el mar, el casco histórico suele ser el recreo de domingo casi obligado. Es como un ritual. Allí, salvo por algún puñado de vendedores que insiste con camisetas de Brasil u ofrece alguna baratija con forma de pelota, nadie se daría cuenta de que en apenas tres días comenzará el Mundial Al menos por ahora, no hay visos de fiebre mundialista.

Belo Horizonte , donde se hospedará a partir de hoy el seleccionado argentino, no es la excepción a la regla: las obras de infraestructura lucen a medias y las protestas sociales y gremiales por los excesivos gastos en la organización amenazan con dibujar el paisaje cotidiano. Y algo curioso, que también se repite en otras sedes: la señalización con carteles de FIFA es por ahora casi nula e inexistente, salvo en aeropuertos o estadios. La industria del fútbol no ha podido aún conquistar las calles donde reina la pasión por ese deporte. Raro.

El aeropuerto internacional Tancredo Neves perdió su carrera contra el tiempo: la remodelación estará terminada en julio o agosto, cuando el Mundial ya se haya despedido

El aeropuerto internacional Tancredo Neves perdió su carrera contra el tiempo: la remodelación estará terminada en julio o agosto, cuando el Mundial ya se haya despedido. Una nube de polvo, el ronroneo de grúas y obreros de mameluco anaranjado es lo primero que se distingue cuando se abren las puertas para los recién aterrizados. Cuando lleguen hoy aquí los jugadores argentinos tal vez ni se enteren: se subirán al ómnibus oficial y saldrían por la pista, encapsulados en un clima ideal, rumbo a la Cidade do Galo [Ciudad del Gallo], el predio de Atlético Mineiro (ver aparte).

La autopista que une al aeropuerto con el centro de la ciudad lleva meses de reparación. Hay tramos prolijamente terminados, aunque el caos mayor se produce en una de sus arterias. Justamente en la de las cercanías al imponente estadio Mineirao, donde el seleccionado jugará su segundo partido, contra Irán. Hay desvíos, carriles inhabilitados y el tráfico colapsa por inercia. Evitar el nudo es casi imposible.

Con una sola línea de metro en funcionamiento, el flamante BRT Move, similar al metrobús porteño, genera tantas polémicas como expectativas para los habitantes de la zona. En medio de acusaciones de corrupción, superó con éxito la etapa de pruebas, aunque su recorrido está inconcluso. Con viento a favor, las terminales cercanas al Mineirao quedarán habilitadas el viernes próximo, un puñado de horas antes del primero de los seis partidos que se jugarán aquí.

El retraso en las obras se volvió tan común como las fervorosas protestas sociales, que alcanzaron su cima de tensión en las grandes urbes, como San Pablo y Río de Janeiro. Pero los coletazos llegaron también a esta ciudad, que es la capital del estado de Minas Gerais. El conflicto más preocupante para los locales involucra a los docentes. Los maestros están aquí de huelga desde hace 30 días y acampan desde entonces frente a la sede municipal. Reclaman aumentar las horas de clases de cinco a siete y un ajuste salarial del 15 por ciento en un país donde la inflación no alcanza los dos dígitos. "Queremos menos estadios y más escuelas", dice casi mecánicamente Wanderson Josha, un docente de grado de una escuela estatal. Josha cuenta que cobra unos 1000 reales mensuales, unos 4000 pesos argentinos, aproximadamente.

Se espera aquí que una vez que la pelota comience a rodar los inconvenientes pasen a un olvidadizo segundo plano. Quizás el entusiasmo se encienda hoy con el arribo de Messi. Tanto por las calles céntricas como en los suburbios se distinguen mucho más camisetas de la estrella argentina que de Neymar .

Messi y compañía llegarán a una ciudad con amplitud térmica, de temperaturas de entre 13 y 25 grados y con un clima seco. Durante el día el calor golpea. Sin playas, la gente elige las plazas y los parques. Belo Horizonte está abrazada por la Serra do Curral. Hay barrios que están construidos en geografías desfavorables, cuajados entre morros y quebradas, de casas que parecen suspendidas unas sobre otras, pendiendo de una ladera rocosa y de tierra colorada. Algo así es el precario barrio que rodea al predio donde se hospedará el seleccionado. Tal vez para sus vecinos, el Mundial comenzará cuando se asomen a sus ventanas y crean ver a Messi , allá a lo lejos. Inalcanzable.

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