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Barrado, el Diego Armando que fue campeón con River y a los 42 años juega con tres sobrinos y tuvo de DT a su hermano
La historia del futbolista que se hizo un lugar en River con el mismo nombre de Maradona; cómo es seguir jugando al fútbol en un entorno de pueblo
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Diego Armando Barrado estuvo ligado al fútbol desde el día en que llegó al mundo: “Nací en el 81, en ese momento Maradona era figura y mi papá me puso su nombre porque él es de Boca, pero mi mamá es de River. De Maradona solo tengo el nombre”, dice con una sonrisa. “Para mí es un orgullo tener el nombre de Maradona. Si bien el se identificó con Boca, yo creo que Diego es del fútbol y de todos”. Su voz suena sincera: atiende a LA NACION desde Navarro (Buenos Aires), ahora que el tiempo del fútbol profesional ya pasó. Es un volver al principio: ahora juega por el gusto de hacerlo, en un club con aires de familia.
Para Barrado nunca fue un problema transitar los pasillos del Monumental y llamarse Diego Armando: “Al principio cuando llegué a River me cargaban, pero nunca con malicia, siempre en broma. Jugué muchos años en River llamándome así y nunca fue un problema, al contrario a porque todos sabían que yo dejaba la vida por River”.“Siempre fui de River y mi sentimiento se potenció a partir de todos los años que viví y jugué en el club. Pasé mucho tiempo de mi vida en River, crecí en el club y la identificación es muy grande. Tengo lindos recuerdos y grandes amigos ahí”.
Barrado debutó en la primera de River antes de cumplir 20 años y quedó en el recuerdo de los hinchas por el gol que le convirtió a Olimpo de Bahía Blanca que selló el triunfo 2-0 y le dio el campeonato Clausura de 2003 una fecha antes del final del torneo.
“Me acuerdo del partido, de la jugada y del festejo como si fuera hoy”, dice Diego. “Estaba programado viajar a Bahía Blanca dos días antes, pero se suspendió el vuelo porque había niebla. La noche anterior hacíamos cuentas, con el Chapa Zapata, sobre quien se quedaba afuera de la lista porque éramos 17 concentrados y entraban 16. Lo que pasó fue mágico. Fuimos al banco, entramos y convertimos los dos goles. Para mi fue inolvidable y una alegría inmensa”.
En el club de Núñez estuvo en tres ciclos (2001-2003, 2005-2006 y 2008-2009) y además vistió la camiseta de otros seis equipos: Racing, Colón de Santa Fe, Olimpo de Bahía Blanca, Atlético de Tucumán, Boca Unidos de Corrientes y Juventud Unida de Gualeguaychú. En el Decano de Tucumán fue en el club donde más partidos jugó, y entre 2010 y 2014 estuvo presente en 122 encuentros. En 20 años de carrera disputó 409 partidos y convirtió 24 goles.
Campeón de vuelta, pero en familia
“Lo disfruté como si hubiese ganado el Campeonato del Mundo”, dice, recordando el título que obtuvo en 2019, con Escuela de Fútbol Infantil de Navarro (EFIN), en la Liga Lobense de fútbol. “Soy de Bragado y me fui del pueblo a los 15 años a jugar a las inferiores de River. Mi familia siempre se dedicó al campo y al tambo; en la época que comencé en River se mudaron a Navarro, que quedaba un poco más cerca de la Capital Federal. Desde ese momento, siempre que podía, volvía a visitarlos y de a poco se convirtió en mi lugar. Mi esposa es de Navarro y cuando me retiré nos establecimos definitivamente acá”, cuenta Barrado, de 42 años, acerca de su estrecho vínculo con la localidad bonaerense de 20.000 habitantes que se encuentra a 125 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.
Cuando sale a la cancha el apellido Barrado se repite en la formación porque Diego juega con tres de sus sobrinos: “Todos somos muy futboleros: mi viejo, mi tío, mi hermano y mis sobrinos. El fútbol lo llevamos en la sangre”, grafica. “Cuando me retiré de Juventud Unida de Gualeguaychú me vine a vivir a Navarro y mi hermano, que era el técnico de EFIN, fue el que me entusiasmó para que me sume. No estaban pasando un buen momento pero de a poco fuimos mejorando. Mi llegada fue una inyección de energía y sirvió para que todos se motivaran”, explica Barrado.
EFIN es un club fundado hace 40 años y surgió como una pequeña escuelita de fútbol de un puñado de chicos. En 2019, con Barrado como líder fue campeón de la Liga Lobense y fue la primera vez que un equipo de Navarro se alzó con el título. “Fue algo muy lindo y una de las mayores alegrías que me dio el fútbol. Cuando ganás con amigos y con la gente que te cruzás todos los días es una sensación especial”, describe Diego.
“Jugué en primera y con grandes figuras, pero el sentimiento y la ansiedad antes de un partido siguen siendo las mismas. Amo jugar al fútbol y a los 42 años tengo la pasión de cuando era un pibe y soñaba con jugar en primera”, cuenta Barrado. “Jugar en EFIN es especial, ver que el club crece y poder ser parte de todo esto me llena de felicidad. Esto comenzó como una pequeña escuelita y hoy es un club que no para de crecer a partir del esfuerzo de todos y el apoyo de la gente del pueblo”.
La Liga Lobense esta integrada por equipos de Las Heras, Roque Pérez, San Miguel del Monte, Cañuelas, Uribellarrea, Villars y Lobos, y además de la figura de Diego Barrado contó con la presencia del ex Tigre Leandro Lazzaro, que hasta noviembre de 2022 jugó en Club Unión Deportivo Provincial de Empalme Lobos.
“La Liga es muy competitiva porque para los pueblos de la zona el fútbol tiene un rol importante. Algunos clubes traen jugadores que tuvieron algún paso por equipos de ascenso o primera y de a poco se mejoran las canchas. Todo se hace a pulmón pero con mucha responsabilidad y compromiso”, dice Diego.
Barrado sigue jugando en EFIN y desde 2018 afirma que cada campeonato es el último. “Ya dije tres veces que me retiro pero soy fácil de convencer y sigo. Ya dije que el torneo que comenzó en agosta va a ser el último, pero lo mismo dije las otras veces”, afirma Diego que en cada partido es seguido desde la tribuna por su hijo, que también juega en el equipo de la familia.
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