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¿Para Messi, goleador histórico del Barcelona-Real Madrid, sus grandes momentos en el clásico son pasado?
Fastidiado, impotente, Lionel Messi terminó siendo amonestado por protestarle al árbitro en tiempo de descuento. El clásico ante Real Madrid, fuente de tantas alegrías y satisfacciones en más de una década de carrera, a punto tal que es el goleador histórico (26; ocho más que Di Stéfano y Cristiano Ronaldo), en los últimos años le deparó varias frustraciones, en lo individual y colectivo. La más reciente, la derrota 3-1 en un Camp Nou vacío por primera vez en la historia del clásico. Todo un síntoma de su sequía frente al defensor del título de la Liga, al que no le convierte desde hace más de dos años (seis partidos), y de las debilidades de un equipo que fue dejando de ser una referencia y potencia global.
Hay jugadas que sin ser influyentes en el resultado tienen un valor simbólico para describir algunas claves de un partido. Ya estaba todo definido con el 3-1 y se consumían los cinco minutos de descuento cuando Messi encaró por el centro en una conducción que llegó hasta que Sergio Ramos salió a su encuentro y le quitó la pelota con un tobillo. El capitán de Real Madrid había agigantado su influencia media hora antes, cuando el encuentro estaba 1-1, abierto para cualquiera de los dos. Ramos es una trampa para incautos como Lenglet, que cometió el infantilismo de tirarle de la camiseta en un centro. El zaguero central escenificó una caída que el árbitro, tras revisar el VAR, sancionó con penal. Fue el 25° consecutivo que convierte Ramos, un defensor decisivo en las dos áreas.
Los mejores momentos del partido: una derrota que pesa en Barcelona
Messi reaccionó con un gesto de desaprobación cuando el juez decidió cobrar el penal luego de observar el monitor. Después, en la conferencia de prensa, Ronald Koeman se quejó de la manera en que se está aplicando la tecnología: "EL VAR solo se usa en contra de Barcelona. No me pareció penal, antes hubo una falta de Ramos sobre Lenglet. Contra Sevilla y Getafe no se recurrió al VAR en jugadas que podían ser penales para Barcelona".
No es la primera vez que Messi atraviesa por el desierto de seis encuentros consecutivos sin goles frente a Real Madrid. Ya le había ocurrido entre 2014 y 2016. Su baja eficacia trasciende el clásico y entronca con el paisaje general. En cinco fechas por la Liga, solo anotó un tanto, de penal, frente a Villarreal. Solo en sus comienzos, en la temporada 2005/06, se encuentra un registro más bajo, cuando no festejó en las primeras cinco jornadas. En la semana también se agarró a un penal para poner en marcha el 5-1 sobre Ferencvaros por la Champions League. En la doble fecha por las eliminatorias con Argentina, también sumó solo de penal, frente a Ecuador.
Koeman apostó por respaldar la renovación y la energía juvenil, con Ansu Fati, Pedri y Dest de titulares. Sorprendió con el planteo, muy cercano a un 4-4-2 en lugar del 4-2-3-1, con Ansu de centro-delantero y Messi como un segundo atacante que retrocedía para dar comienzo a las jugadas.
Al N° 10 le toca liderar, ser referente de la transición de un equipo aún inmaduro, al que no se le advierte la autoridad suficiente para controlar y definir un partido. Messi estuvo activo, se mostró para recibir la pelota y construir juego. Con el Madrid 1-0 arriba por el gol de Valverde, que penetró en una defensa muy blanda, Messi dio una de sus clásicas asistencias al espacio para la proyección de Alba, que envió el centro para el toque de Ansu Fati en el 1-1.
Dentro del área visitante, a Messi le faltó entendimiento y conexión con el resto, quienes no supieron encontrarlo cuando entraba por el sector opuesto al avance. Pegó más de un grito para alertar a un compañero. En un mano a mano contra Ramos, Messi lo gambeteó hacia su perfil derecho y con la pierna menos hábil sacó el remate que tapó Courtois. Fue la situación de gol más clara que tuvo.
Según las estadísticas de Opta, el rosarino contabilizó 98 toques de pelota, dio 66 pases con un 87,9% de precisión, remató tres veces (dos al arco), recibió dos faltas y cometió dos. Se lo vio correr hasta cerca del área de Neto para robarle una pelota a Vinicius. En los últimos 10 minutos, le costó ordenarse dentro del aluvión de delanteros que mandó Koeman a la cancha: Griezmann, Dembelé, Trincao, Braithwaite. Barcelona se consumía en la desesperación y Real Madrid estuvo cerca de la goleada en un par de contraataques.
Fue una dura derrota para un Barcelona que todavía no se sabe para qué está. Esa desorientación se nota hasta cuando Sergiño Dest, el lateral de 19 años que acaba de llegar de Ajax, es la voz elegida para la entrevista televisiva dentro del campo. Sus respuestas en inglés ocuparon el espacio que debió ser para algunos de los referentes. Después llegarían las quejas de Koeman y Sergi Busquets contra el VAR.
"Siiiii", el posteo de Cristiano Ronaldo tras el triunfo de Real Madrid
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Messi se fue en silencio, con la cabeza gacha. En el ambiente quedó una duda flotando: ¿para el goleador histórico del clásico, los mejores momentos son parte de la historia; no habrá más capítulos para actualizar la leyenda? No le marca a Real Madrid justo desde la última temporada de Cristiano Ronaldo en Chamartín. Si el portugués se recupera del covid-19, Messi lo enfrentará el miércoles próximo en Turín por la Champions League. Después de perder el clásico colectivo, Messi tiene a mano el clásico individual que más lo motivó en su trayectoria.
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