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En la continuidad de la décima fecha de la Liga de fútbol de España, Barcelona, con Lionel Messi como titular, perdió con Atlético de Madrid por 1 a 0, en el estadio Wanda Metropolitano. Fue la primera victoria de Diego Simeone como entrenador en el torneo doméstico frente al rosarino, errático y fastidioso. Y lo más llamativo: sin su aliada natural, la gambeta.
Atlético alcanzó la cúspide, con 20 puntos, 9 más que Barcelona, en crisis en lo deportivo, dirigencial y con el crack cada día más cerca de la puerta de salida. Messi tuvo otra melancólica tarea, toda una señal en estos tiempos en los que parece disfrutar más en el seleccionado que en su casa de todos los días. El gigante de Madrid es una víctima habitual de su prepotencia goleadora: le marcó 32 tantos; 26 en La Liga, cinco en la Copa del Rey y uno en la Supercopa de España. Esta vez, ensayó un par de disparos sin fuerza ni convicción.
El Aleti abrió el marcador en el final del primer tiempo, al minuto 47. Aprovechó un error de Marc-André Ter Stegen, el arquero del conjunto catalán, que salió demasiado lejos a buscar el balón, con todo su equipo adelantado: Ferreira Carrasco aprovechó el descuido, le pasó la pelota entre las piernas y definió con clase. Simeone les mejoró el espíritu y le cambió el pizarrón: ahora, Atlético es una formación agresiva, punzante, que hasta se inclina por el toque, la gambeta.
Con João Félix, Ángel Correa, Carrasco y Koke, crean una sinfonía que en nada toca como en las partituras de otros años. Defiende menos, ataca más. A veces, mejor. Leo Messi tuvo una deslucida actuación. En la única jugada de peligro que protagonizó en el primer capítulo, apenas antes del gol del equipo local, dudó entre buscar a un compañero o rematar al arco y cuando lo hizo ya tenía poco ángulo, por lo que Jan Oblak contuvo el débil y anunciado remate sin problemas.
Barcelona sufrió la salida de Piqué, lesionado en la rodilla derecha, luego de un fuerte encuentro con Ángel Correa. Se retiró del campo de juego con visibles muestras de dolor, le costaba caminar. Sufrió una seria lesión, que posiblemente lo deje fuera de las canchas hasta 2021.
Con otra energía en el tramo final, Messi dispuso de un tiro libre, que derivó en un córner y le dio una asistencia a Griezmann, pero el cabezazo del francés -estático, previsible en todo el desarrollo- acabó en las manos de Oblak, sólido frente a los tímidos avances de Barcelona.
Barcelona, de mal arranque en el campeonato español, tiene 11 puntos pero debe dos partidos (Elche y Athletic Bilbao), en un contexto de fastidio expresado por Messi, que debe definir si se irá del club catalán a mediados de 2021, cuando venza su contrato. El miércoles pasado, cuando regresó de la doble fecha de las eliminatorias sudamericanas con el seleccionado argentino, se quejó amargamente al bajar del avión: "Estoy cansado de ser siempre el culpable de todo", bramó, rodeado por las cámaras. Y había dejado atrás las buenas energías que ahora siente cuando está en la selección. En Barcelona, sufre, está a disgusto. Volvió a quedar claro en la noche de Madrid.